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La medicina ha experimentado cambios profundos en las últimas décadas que requieren una mirada que vaya más allá de lo estrictamente técnico. Así lo suscribe la doctora Monserrat Esquerda Aresté, quien dirige un máster en bioética en la Universidad Ramón Llull (URL) donde busca formar profesionales que ejerzan bajo ese enfoque.

La pediatra fue nombrada miembro correspondiente de la Real Academia de Medicina de Cataluña, en 2021, ocasión en la que pronunció el discurso "La bioética, una medicina humanamente científica y científicamente humana: High Tech/High Touch".  Como una de las principales expositoras del curso internacional "Investigar, una tarea maravillosa", organizado por el Comité de Investigación e Innovación en Pediatría de la Universidad San Sebastián de Puerto Montt, Chile, profundizó en la necesidad de desarrollar competencias humanas que complementen los avances biotecnológicos y biomédicos.

"Nos enfrentamos a lo que podría llamarse ilusión tecnocientífica, una creencia arraigada en la idea de que la tecnología resolverá todos los desafíos de la medicina y de la humanidad. Esta perspectiva, si bien puede ser impulsada por los notables adelantos en el área, tiende a pasar por alto la complejidad inherente a la condición humana y a la práctica de la profesión", comentó.

- ¿En qué consiste esta ilusión tecnocientífica y cómo afecta en la relación médico-paciente?

El progreso técnico y la adopción de un enfoque basado en la evidencia han llevado en ocasiones a una mirada reduccionista de los pacientes, quienes son vistos principalmente como sujetos de interés intelectual en lugar de individuos complejos con necesidades emocionales y existenciales. Esta deshumanización puede manifestarse en la desconexión emocional en este binomio priorizando los datos biomédicos sobre las experiencias y emociones, lo que se ha denominado negligencia existencial.

En este sentido, los avances técnicos han contribuido -en cierta medida- a "ocultar" realidades existenciales que son intrínsecas al campo de la medicina como el sufrimiento humano y la inevitabilidad de la muerte. Al centrarse, exclusivamente, en los aspectos biomédicos de la enfermedad, se puede perder de vista el impacto emocional, espiritual y social.

Es fundamental reconocer la importancia de una medicina integral que no solo se centre en el tratamiento de enfermedades físicas, sino que también considere el bienestar de quienes las padecen. Esto implica una atención más atenta a las necesidades emocionales y existenciales, así como una mayor empatía y conexión. Al integrar estas dimensiones en la práctica clínica podemos avanzar hacia una medicina más compasiva, centrada en la persona y efectiva para mejorar la calidad de vida.

- ¿De qué forma contribuye la bioética?

La medicina ha progresado en las últimas décadas impulsada por avances tecnológicos que han ampliado nuestras capacidades diagnósticas y terapéuticas.

El avance nos ha llevado a explorar nuevas fronteras en el tratamiento de enfermedades y la mejora de la calidad de vida. Pero también ha planteado desafíos éticos complejos como la manipulación genética, la prolongación artificial de la vida y la distribución equitativa de recursos médicos limitados.

Es fundamental que las decisiones éticas se basen en principios sólidos como el respeto a la autonomía del paciente, la beneficencia, la no maleficencia y la justicia distributiva.

- ¿Qué importancia tiene la empatía en el proceso de sanación?

El avance tecnocientífico ha traído consigo una complejidad inesperada: la hipertrofia del aspecto curativo de la medicina. Sin embargo, es crucial reconocer que tanto este acto como el de cuidar, están intrínsecamente entrelazados en la experiencia de la atención.

Es fundamental comprender que la empatía es el cimiento sobre el cual se construyen estas relaciones y vínculos en la atención médica. Reconocer su importancia en la práctica médica nos recuerda que la verdadera curación no solo implica abordar los síntomas físicos de una enfermedad, sino también brindar apoyo emocional, comprensión y atención integral. Es a través de esta conexión humana profunda que podemos realmente impactar positivamente en la vida y el bienestar de nuestros pacientes.

- ¿Qué es la medicina High Tech - High Touch?

High Tech refleja la necesidad de una medicina basada en la ciencia y la tecnología de vanguardia. Esto implica un compromiso con la investigación continua, la innovación y el desarrollo de nuevos tratamientos. La búsqueda constante de avances científicos nos permite ofrecer diagnósticos precisos, tratamientos más efectivos y una atención médica de calidad.

Por su parte, High Touch resalta la importancia de la conexión humana en la práctica médica. Esto significa escuchar activamente a los pacientes, mostrar empatía, respetar su autonomía y brindar un apoyo integral que no se limite solo a lo puramente biomédico.

Al unir el rigor científico con la compasión podemos ofrecer una atención médica completa y verdaderamente efectiva. Este enfoque holístico no solo mejora los resultados de salud, sino que también fortalece la relación médico-paciente y promueve un sentido de dignidad y respeto para todos los involucrados en el proceso de atención médica. 

- ¿Qué habilidades y conocimientos se requieren para ejercerla?

Existen algunos elementos fundamentales como la capacidad de escuchar, la empatía, compasión, amabilidad y respeto. Los pacientes deben ser involucrados activamente en el proceso de toma de decisiones.

Estas competencias no son inherentemente innatas, sino que pueden ser cultivadas y fortalecidas a través de la formación y la práctica. Es importante que los programas de educación médica incluyan un enfoque holístico que no solo se centre en aspectos técnicos, sino que también promueva el desarrollo de habilidades interpersonales y emocionales.

Se podrían incluir cursos específicos sobre comunicación efectiva, empatía, trabajo en equipo, resolución de conflictos y ética médica, además de programas de tutoría y mentoría. La evaluación de las competencias blandas no debería percibirse como un complemento opcional, sino como una parte integral e igualmente valiosa del proceso educativo. Esto enviaría un mensaje claro de que el compromiso con el valor humano de la atención médica es tan relevante como la excelencia técnica y científica.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez