Dr. Gabriel Astete Arriagada:
“El mejor tratamiento para la obesidad es la cirugía”
El docente de la Facultad de Medicina de la UCSC y director del Equipo de Tratamiento de la Obesidad de Concepción, ETO Conce, detalló las ventajas y desarrollo de la cirugía bariátrica en Chile.
De acuerdo a estadísticas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las tasas de sobrepeso y obesidad en Chile han alcanzado niveles altamente preocupantes. Los crecientes malos hábitos alimenticios, sumados al sedentarismo de un gran porcentaje de la población, dejan al país dentro de las cinco naciones con mayor índice de obesidad adulta, tendencia que también se replica en niños y adolescentes.
Mientras diferentes instituciones públicas y privadas coordinan esfuerzos para estimular la investigación, diseño y fortalecimiento de estrategias que promuevan la prevención y el cambio de estilos de vida, el enfrentamiento quirúrgico para detener esta pandemia de los tiempos modernos ha ganado terreno rápidamente, en virtud de su base científica y sólidos resultados.
“En Chile existen cerca de 300 mil personas que son obsesas mórbidas y que requieren ser sometidas a una intervención quirúrgica, lo que refleja la gran prevalencia de la obesidad, patología considerada como una verdadera epidemia por la Organización Mundial de la Salud. La incidencia es enorme en este país y alrededor de 9 millones de personas están en riesgo de ser obesos severos u obesos mórbidos”, asegura el doctor Gabriel Astete, cirujano bariátrico y docente, desde 1998, de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).
Según explica el profesional, que también se desempeña en la Urgencia del Hospital Dr. Guillermo Grant Benavente, la obesidad es un problema de origen multifactorial, que incluso puede ser gatillado por trastornos adictivos o de la salud mental. “Además, está asociada estrechamente al aumento de la hipertensión, diabetes mellitus y enfermedades cardiovasculares. Todo lo anterior obliga a que el abordaje se realice mediante equipos multidisciplinarios, particularmente cuando se decide llevar a cabo una cirugía bariátrica”.
El doctor Astete es originario de Mulchén, comuna perteneciente a la Provincia de Bío Bío. Estudió medicina en la Universidad de Concepción, donde cursó su especialidad en cirugía, y más tarde se subespecializó en cirugía digestiva, en España, y coloproctología y cirugía digestiva alta, en el Hospital Regional de Concepción. Posteriormente, se integró a un innovador programa formativo en cirugía bariátrica de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde estuvo bajo el alero del doctor Gustavo Pérez.
“Fui el primer médico formado de modo específico y exclusivo por la UC en cirugía bariátrica, precisamente con el médico de mayor conocimiento en este campo, así que fue una experiencia que me marcó mucho. Tuve una estadía pasando por todos los estamentos de un equipo de cirugía bariátrica, como nutricionistas, internistas, ensayos en modelos animales y ensayos en cirugía mínimamente invasiva. Fue una preparación muy rigurosa y completa, que me llena de orgullo, pero que también me entrega la responsabilidad de reproducir en mi ejercicio profesional el modelo de trabajo aprendido”, reconoce el facultativo, director del Equipo de Tratamiento de la Obesidad de Concepción, ETO Conce.
- ¿Podría darnos una reseña del proceso formativo del cirujano bariátrico en el país?
En Chile se tiende a dividir la cirugía de abdomen o el aparato digestivo, en alto y bajo. El primero dice relación con todo lo que tiene que ver con esófago, estómago, duodeno, páncreas e hígado, y el segundo se asocia a colon y recto. Entonces, las escuelas formadoras de las universidades de Chile y Católica, que son las que hacen diferencias de este tipo, hoy forman a cirujanos digestivos altos o bajos. La cirugía bariátrica nace en un área intermedia. Se trata de un procedimiento que actualmente realizan cirujanos de muchas subespecialidades que han ido derivando hacia la cirugía bariátrica, o bien cirujanos formados directamente en esta área. Por ley en Chile no existe una subespecialización reconocida en el área de la cirugía digestiva. Uno es especialista en cirugía general y después tienes menciones o formaciones específicas, pero no existe un título de cirujano digestivo o cirujano coloproctólogo. Existen formaciones en este campo que son, obviamente, todo lo meritorio que corresponde.
- ¿Por qué se genera un auge en esta área quirúrgica?
Es simple, la cirugía bariátrica ha ido surgiendo como una necesidad. La obesidad en el mundo es una epidemia y afecta a un número tremendo de la población y, evidentemente, Chile no está ajeno a este escenario, muy por el contrario, muestra tasas altas y peligrosas en casi todos los grupos etarios de su población. Llegó un punto en que la cirugía que más crecía anualmente en el mundo era la cirugía bariátrica. A nivel local, los años 2006 y 2007 llegamos a Concepción junto a un colega a realizar las primeras cirugías bariátricas derivadas de la formación en la Universidad Católica. Paralelamente, en el país se han ido formando cada vez más médicos en cirugía bariátrica en respuesta a una necesidad del sistema, debido a las fallas de las estrategias preventivas. De todas formas, hoy en día es muy pequeño el margen para practicar esta cirugía en un hospital público, porque es una cirugía que requiere preparación previa y la participación de un equipo multidisciplinario, que considere a psicólogos, psiquiatras, nutricionistas, kinesiólogos, anestesistas, diabetólogos, endocrinólogos, preparadores físicos, terapeutas ocupacionales y cirujanos.
- ¿Es una intervención riesgosa?
La única manera de llevar los riesgos al mínimo, o en este caso a una mortalidad de 1 en 1.000 según parámetros internacionales, es mediante una formación y dedicación específica. Así como nace la necesidad de resolver el problema, esta necesidad debe surgir condicionada a que los grupos de trabajo sean homogéneos en su accionar. Incluso existen consensos en cuanto a la modalidad de trabajo. En este tipo de procedimientos, el paciente debe prepararse en términos físicos, psicológicos y emocionales. Debe entender el proceso que va a vivir. Todos los equipos serios deben hacer charlas de inducción y entrenamiento personalizado.
- Es una cirugía que supone responsabilidades compartidas...
Absolutamente. Tras el paso por pabellón, el paciente queda enlazado con su cirugía y su equipo quirúrgico de por vida. Esta no es una cirugía estética, en la que te pones o sacas algo, es una cirugía que produce un cambio en el aparato digestivo, pero que involucra una modificación en el estilo de vida y rediseñar hábitos. También debe existir un seguimiento y supervisión, lo que no significan controles rigurosos todos los meses, sino que probablemente en la mayoría de los casos un control al año. Todo esto supone mantener un equipo funcionando, que sepa el historial del paciente y que lo guie. Él además tiene que comprometerse con su salud, condición clave para lograr resultados positivos.
- A propósito, ¿cuál es el grado de efectividad de esta cirugía?
En la medida que los equipos quirúrgicos se van fortaleciendo con profesionales abocados a diferentes aspectos y que el paciente también asuma su rol, los resultados son exitosos. En un plazo de 15 o más años de un tratamiento no quirúrgico en obesidad, con suerte se llega a una efectividad del 20 por ciento. Si a eso agregas que el paciente es diabético, hipertenso o tiene alguna patología asociada a la obesidad, el éxito de este tratamiento es de un 2%, o sea muy malo. En cambio, el éxito de un tratamiento quirúrgico bien llevado, que considere todo lo detallado anteriormente, supera el 80%. Vale decir, hay un abismo de diferencia.
- ¿Cuántas cirugías bariátricas se realizan al año en Chile?
Cuando apareció la cirugía bariátrica en la década del 60 en Estados Unidos, lo único que le quedó fue crecer. Actualmente la cirugía bariátrica es la intervención quirúrgica electiva más realizada en el mundo y en Chile su crecimiento ha sido explosivo. Hoy se realizan en el país más de 10 mil cirugías al año y los resultados hablan por sí solos. El mejor tratamiento para la obesidad es la cirugía. Ahora, quien entienda que sometiéndose a esta cirugía no tiene nada más que hacer está muy equivocado y seguramente ese paciente será parte del 20% de los casos fallidos. Estamos hablando de una herramienta muy poderosa para hacer un cambio, ya que el paciente queda con un peso adecuado, aprende a comer y modifica su estilo de vida. Lo lamentable para el paciente que no lo tome así, es que si una persona falla en cirugía bariátrica, las posibilidades de rescate, ya sea por tratamiento médico o nueva cirugía, caen abruptamente. Sólo un 20% de estos pacientes logran volver a tener un peso adecuado.
- ¿Hay alguna técnica mejor que otra?
Existen cientos de técnicas y cada día un cirujano puede hacer modificaciones que, de acuerdo a su experiencia clínica, le entregue mejores resultados. Yo diría que hoy, a la luz de toda la evolución que hay, en Chile las técnicas más probadas son el bypass gástrico y gastrectomía en manga, ambas muy diferentes entre sí. También hay técnicas más experimentales y otras de efectos transitorios. Para el paciente, lo importante antes de tomar una decisión es informarse y asesorarse bien. En obesidad uno tiene que hacer un traje a la medida, no existen las fórmulas universales, porque cada individuo es diferente y las causas que lo llevaron a la obesidad son distintas. La estrategia para modificar conductas debe ser individual, identificando las debilidades y fortalezas de cada paciente, para luego diseñar un plan pre y post operatorio, que considere cronogramas y seguimientos clínicos basados en características personales.
