SAVALnet CL

A comienzos de octubre, se concretó uno de los anhelos en materia de salud pública más esperados por la población de la Región de Aysén. Y es que la falta de resolutividad en especialidades como oftalmología, traumatología, otorrinolaringología, psiquiatría infantil, neurología y broncopulmonar infantil constituía un problema difícil de sortear para los pacientes de Puerto Aysén, quienes en la mayoría de los casos debían trasladarse hasta Coyhaique para acceder a una consulta de especialidad.

Con la reciente inauguración del nuevo Hospital de Puerto Aysén se fortalece la atención en el área norte de la extensa región austral, gracias a una infraestructura moderna y equipamiento de alto estándar tecnológico.

La obra cuenta con aproximadamente 15 mil metros cuadrados construidos y su inversión superó los 37 mil millones de pesos. Así se destacó durante la ceremonia de apertura del establecimiento de mediana complejidad, donde se desempeñan 300 personas. Las demandas de los 28 mil habitantes de la ciudad, más cientos que viven en los alrededores, son ahora abordadas de manera más eficiente.

Y es que el recinto asistencial dispone de 47 camas; tres quirófanos, uno de ellos plomado; una sala de parto integral y doce sillones de diálisis. Se suman unidades de apoyo como laboratorio, imagenología, unidad de medicina transfusional, esterilización, farmacia, nutrición, endoscopia, diálisis y peritoneo diálisis. También un servicio de urgencia adulto, infantil y ginecológico con doce médicos en etapa de destinación y formación.

“Es una edificio que está muy bien construido. Es espacioso y hace muy grato el trabajo y el deseo de seguir realizándolo”, comenta el doctor Roberto Correa, oftalmólogo formado en la Universidad de Concepción. “Por ahora soy el único especialista en el área de la salud visual. Soy el jefe de servicio y trabaja conmigo una tecnólogo médico”, agrega sonriente el médico nacido en Penco, Región del Biobío.

Terminada su formación en la casa de estudios superiores penquista, en abril de 2016, decidió cambiar su destinación a la Región de Aysén. Fue un brusco giro profesional, pero una opción que lo tiene plenamente conforme. “Acá asumí como oftalmólogo único en la comuna, comenzando en una UAPO. En septiembre de este año me sumé al equipo del nuevo hospital”, acota.

- ¿Por qué decidió trasladarse hasta Aysén?

Buscando la tranquilidad y apego familiar, además de presentar un proyecto nuevo, desde cero. Acá mi tiempo es ciento por ciento dedicado al servicio público, 44 horas. Es la oportunidad de crear un nuevo servicio en el Hospital de Aysén, donde no se mezclen intereses personales.

- ¿Cómo evalúa la experiencia?

En el aspecto personal, he ganado tranquilidad y tiempo familiar impagable, muy grato, ver a tus hijos toda la tarde, saber en qué están, qué hacen, cómo van creciendo, ver a tus seres amados y que ellos te sientan presente. Es algo que no tiene precio. En lo profesional hace un año solo teníamos una caja de lentes, hoy tenemos protocolos y equipamiento de policlínico, y por venir lo quirúrgico.

- ¿Con qué escenario epidemiológico se encontró?

En general, las patologías existentes en la zona siguen la tendencia nacional. Si hay algo que estaba subdiagnosticado es la población infantil, el resto es muy similar al resto de las regiones.

- Entiendo que están realizando los primeros operativos de cataratas…

Efectivamente, realizamos gestiones a nivel personal, y una empresa nos respaldó para demostrar que es posible efectuar este tipo de cirugía en Aysén. Desarrollamos siete operaciones de cataratas, con el apoyo del doctor Jorge Rosas de Puerto Montt. Fue un desafío convencer a los pacientes, y preparar y capacitar al equipo local. Afortunadamente, todos nuestros pacientes están bien.

- Ya en esta nueva etapa, ¿qué fue lo que más lo marcó en la anterior, esa que vivió durante su formación profesional?

Todos los docentes universitarios y/o asistenciales, me ayudaron y enseñaron demasiado, cada uno de ellos siempre con la mejor disposición y desprendimiento para enseñarnos y hacernos crecer profesional y personalmente, no podría destacar a uno sobre otro. Sí quisiera recordar al equipo de tecnólogos que son muy importantes en nuestra formación. Lo que me quedó marcado es el sello de la formación, trabajo, entrega, humildad para reconocer nuestras limitaciones y pedir ayuda cuando es necesario. Nada de este crecimiento, enfrentarse solo a estas situaciones, hubiese sido posible sin la enseñanza de mis docentes. Acá aplico lo que se me enseñó, pero ahora bajo mi responsabilidad.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez