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El doctor Javier Labbé Zúñiga estudió medicina en la Universidad de Antofagasta (UA), se especializó en cirugía general en la Universidad de Valparaíso (UV) y en los campos clínicos de los Hospitales Carlos van Buren y Dr. Eduardo Pereira de la ciudad puerto. 

“Mi atracción por la medicina comenzó de muy pequeño. Mi madre me decía que cuando tenía alrededor de 10 años fui a despertarla para decirle que quería ser médico. Tenía ganas de sanar, por eso me acerqué a la cirugía. Las otras especialidades compensan, pero la cirugía tiene algo especial: te da la posibilidad de sanar a un paciente”, comenta el doctor Labbé.

En el Hospital Dr. Gustavo Fricke de Viña del Mar se subespecializó en cirugía cardiovascular. “Básicamente, porque quería ayudar a pacientes complejos, pacientes con los que pocos se atreven. Operar grandes vasos y corazón paraliza a muchos cirujanos. El no tener miedo, sino respeto a estas estructuras y poder operarlas es opción de pocos. Y yo opté por este camino”. Sin ir más lejos, el especialista fue el precursor de la cirugía cardiovascular en el Hospital de Antofagasta, centro de referencia del Norte grande. 

Siendo niño, el doctor Javier Labbé perteneció a organizaciones que se caracterizaban por ayudar a los demás. Vocación que mantiene hasta hoy y que lo llevó a formar junto a dos médicos amigos la Fundación “Manos que Ayudan”, entidad que busca brindar soluciones a los distintos problemas de salud de los pacientes más vulnerables y que se encuentran en las comunas más apartadas de la Región de Antofagasta.

Para la Fundación, asegura el especialista, es de vital importancia generar una responsabilidad social con la población en la que está inmersa. Es por eso que en 2017 desplegaron dos grandes operativos médico académicos con la ayuda de importantes actores regionales. 

El doctor Labbé, médico jefe del pabellón de cirugía cardíaca del Hospital Regional Dr. Leonardo Guzmán de Antofagasta y miembro del Centro Médico Vilanco compartió con SAVALnet la realidad cardiovascular regional, los alcances de esta iniciativa y las actividades que están proyectando para este 2018. 

- Doctor, para comenzar, me gustaría que nos comentara ¿cuál es la realidad actual de las enfermedades cardiovasculares en la Región de Antofagasta?

La realidad de las enfermedades cardiovasculares en nuestra región tiene varias miradas. Por un lado, contamos con una población con pocos hábitos saludables, con enormes tasas de hipertensión y donde la obesidad abruma. Y, por otro, tenemos un gran subdiagnóstico de enfermedades del corazón. Así que la dimensión real del problema es desconocida.

- Desde hace varios años, el Hospital Regional de Antofagasta inició un proceso de transformación en el área cardiológica, la que actualmente presenta un nivel de resolutividad muy importante. ¿Cómo resumiría las implicancias de este desarrollo?

En mi opinión, el desarrollo que ha experimentado el área cardiovascular ha sido tremendo. Por ejemplo, en 2008 sólo se diagnosticaba a los pacientes y el 100 por ciento de ellos era trasladado a Viña del Mar, distante a 1.400 kilómetros, para recibir tratamiento. Con la creación de la Unidad de Hemodinamia, logramos disminuir la mortalidad por infarto en la Región de Antofagasta. Gracias a la incorporación de la cirugía cardiaca avanzamos enormemente en evitar los traslados. Actualmente, enviamos uno a dos pacientes al año a Viña del Mar, aproximadamente. En estos momentos, estamos mejorando en aumentar el número de pacientes operados, ya que hemos innovado nuestras técnicas. Nuestra meta es tratar de disminuir la tasa de subdiagnóstico. 

- El establecimiento ha asumido un rol más comprometido e integral en la resolución de pacientes con patologías cardiacas del Norte Grande de Chile. ¿Cómo recoge usted, como médico jefe del pabellón de cirugía cardíaca, este desafío?

Lo tomo como un desafío, pero también como una responsabilidad enorme. No sólo con el paciente, sino también con las familias, a quienes debemos entregarles salud acompañada de la mejor calidad de vida. Hoy, operarse en Antofagasta es tan seguro como hacerlo en Viña del Mar o Europa, que es de donde recojo enseñanzas anualmente.

- ¿Cuáles han sido las implicancias de esta evolución tanto para los médicos como para sus pacientes?

Para los pacientes nuestro trabajo los ha favorecido mucho. Ellos han tenido un gran respeto, se han entregado por completo y no les hemos fallado. A pesar de que no podemos prometer el éxito, sí podemos asegurarles que entregamos nuestro mejor esfuerzo. Y con respecto a los médicos, la cirugía cardiaca le vino a cambiar la cara al Hospital Regional, porque lo posiciona en un muy buen nivel, lo que a veces acarrea una cara poco grata que es la envidia.

- Usted se caracteriza por estar siempre al día en las últimas técnicas y conocimientos en esta área. ¿Qué tan importante es para usted la educación médica continua y la colaboración entre especialistas?

La educación médica es imprescindible, no concibo a un médico que no esté al día. En lo personal, si no lo hacen los insto a estarlo, les envío información a cada rato, los bombardeo por WhatsApp. La colaboración médica –a veces- es compleja. Yo trato de apoyar y colaborar a quien me lo pida, porque es así como avanza la medicina.

- Siguiendo con este mismo tema, me gustaría que nos contara ¿cómo nace la idea de crear la Fundación “Manos que Ayudan”?

Este es un tema aparte de mi labor diaria. No me gusta mezclarlos. “Manos que Ayudan” es una obra benéfica, lo otro es mi trabajo. Esta es una iniciativa de tres amigos, que decidimos encausar nuestro espíritu de ayuda en una fundación que reuniera esfuerzos.

- ¿Quiénes forman parte de esta iniciativa y qué objetivos persigue la Fundación?

Está conformada por el ginecólogo oncólogo Mc Jhon Vicuña Maluenda; Marcelo Zamorano Díaz, único cirujano digestivo de la macro zona norte; y yo. Para nosotros es importante generar responsabilidad social con la comunidad en la que estamos inmersos.

- El año pasado realizaron dos importantes operativos médicos en Tocopilla. ¿Cómo se gestaron ambas iniciativas y a cuántos pacientes benefició?

En Tocopilla, cuatro médicos operamos a 15 pacientes en un día, donde lo más bonito fue que se operó la primera vesícula laparoscópica, la primera hernia por laparoscopia, las primeras varices por radiofrecuencia y la primera histerectomía transvaginal en toda la historia de Tocopilla. Esto es salud: no dar lo que sobra, sino lo mismo que recibiría el paciente de una clínica. Logramos hacer que un enorme grupo de profesionales trabajara de manera gratuita.

- Actualmente, la Fundación se encuentra en pleno crecimiento. ¿Cuáles son los proyectos que desean concretar durante 2018?

Para este 2018, conversamos con muchos especialistas del Centro Médico Vilanco, una institución privada a la que instamos a donar horas de su consulta. Hasta el momento, cerca del 50 por ciento de sus profesionales ha accedido a nuestro requerimiento. Queremos hacer un convenio con la Municipalidad para tener acceso a exámenes médicos, porque en ocasiones debemos pedir a los pacientes que se practiquen algunos. Sentimos que eso en vez de solucionarles un problema, les genera otro. Y no es esa la idea. Por eso recurrimos a la Municipalidad. Nuestro fin es llegar a establecer un convenio con el Servicio de Salud para ayudar a los pacientes con sus tratamientos.

- Por último doctor, ¿cuál es el camino que usted y su equipo desean que tome la Fundación en un futuro no tan lejano?

Creo que el futuro es insospechado. Tenemos muchas ideas y deseos que no caben en palabras. Queremos, sobre todo, ser útiles; queremos ser un aporte para generar justicia social, pero no hablando –como muchos- sino que haciendo.

Por Carolina Faraldo Portus