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03 Enero 2011

Dr. Alberto Rojas Osorio:

“El choque entre lo que se puede y lo que se debe hacer, es el campo de la ética médica”

Para el especialista, uno de los temas centrales del quehacer médico es imprimir en los futuros profesionales de la salud el respeto por la dignidad de las personas. Porque, al momento de enfrentar, por ejemplo, una emergencia el médico actúa, pero no se pregunta si lo que está haciendo es adecuado o correcto.

La bioética, como la conocemos hoy, nació dentro de un contexto científico y con un marco secular en 1971, como un intento de humanizar la nueva biotecnología, en rápido crecimiento; y para darle cabida al paciente como persona. Este apasionante tema llamó la atención del doctor Alberto Rojas Osorio, destacado neumólogo de la Región de Valparaíso que trabaja en el Hospital Naval Almirante Nef de Viña del Mar, hace más de 16 años.

“Surgió en mí la inquietud de estudiar ética médica y bioética, como se llamaba en esos años, porque desde el Hospital Naval se empezó a pensar en la formación de un comité de ética”. Por esa razón, comenzó a participar en cursos a nivel ministerial que culminaron con un diplomado de bioética en la Pontificia Universidad Católica en el año 1997.

Producto de ese diplomado, la universidad le ofreció ingresar al staff docente del centro de bioética como profesor ayudante de las clases de bioética que se impartían a los alumnos de medicina en primer año. “Y de ese centro de bioética, desde entonces, no me he ido nunca más”, señala.

Actualmente, es Magister en Bioética de la PUC, docente de la carrera de medicina y miembro del Centro de Bioética de la misma universidad. Además, es profesor del ramo de ética médica en la Universidad Andrés Bello y miembro del Grupo de Estudios de Ética Clínica de la Sociedad Médica de Santiago, que fue recientemente distinguido con el Premio de Ética 2010 del Colegio Médico de Chile, trabajo que representó más de dos años dedicados al análisis de un tema, que se ha plasmó en el artículo: Eutanasia y acto médico, que será publicado próximamente en la Revista Médica de Chile.

Para hablar sobre éste y otros temas, el doctor Rojas recibió a SAVALnet durante la última semana de este año 2010 en su oficina del Hospital Naval, donde sostuvimos una interesante y enriquecedora conversación.

- Doctor Rojas, ¿es posible definir brevemente qué es la bioética?
- La bioética es un término que se acuña en relación a la medicina alrededor de 1971. No quiere decir que no haya existido la preocupación por el medio ambiente o los problemas de la naturaleza antes. Van Rensselaer Potter, un médico oncólogo norteamericano, tuvo la genialidad de unir la inquietud por el gran desarrollo científico y técnico que llevaba la medicina en esos años, con lo que él estimó en ese minuto que era el déficit de la humanidad en la medicina. Entonces, él propuso un puente entre ambas cosas, que llamó un puente hacia el futuro que tomó gran fuerza en las universidades. Primero en las norteamericanas, luego en las europeas y ahora en todo el mundo. Se establece entonces la llegada oficial, por decirlo así, del concepto de bioética en medicina que, en el fondo, no es tan amplio como la bioética, sino que más bien orientado –y así debe ser, desde mi punto de vista- a la ética médica, a la ética clínica, es decir, a los problemas que tiene el enfermo cuando se producen algunos dilemas en el curso de su enfermedad y vinculado al manejo médico, es ahí donde se da el fenómeno más intenso entre los problemas de la ética (el comportamiento de las personas o los problemas morales) que puedan tener las decisiones en el contexto y el ejercicio de la medicina. Y ahí, cabe muy bien el nombre que a mí más me deja satisfecho que es ética médica, o si tú quieres más específicamente ética clínica: los problemas del enfermo en la cama.

- ¿Cuál es el campo de acción de la bioética?
- El campo es amplísimo. Desde luego, abarca el ejercicio completo de la medicina. Acabamos de terminar el segundo semestre de ética médica de la Universidad Andrés Bello y nos dimos cuenta de que era muy ordenador y estructurante para los alumnos hacerles clases por tópicos relacionados con cada una de las especialidades, porque cada una de las acciones de la medicina siempre van a tener algún punto conflictivo, siempre va a haber algún problema que el médico no va a poder resolver única y exclusivamente en base a sus conocimientos técnicos y competencias, por lo que va a tener que recurrir a alguno de los conceptos o principios que te da la ética médica y esa es una ciencia eminentemente práctica. Muchas personas piensan que la ética médica es pura filosofía, pura reflexión. Pues bien, es la verdadera herramienta con la cual tú puedes resolver un dilema en el campo médico del hospital donde estás viviendo el día a día, ese es el sentido práctico y el sentido que uno trata de entregar a los alumnos para que puedan resolver los problemas que se presentan. Me atrevería a decir, sin ánimo de equivocarme, que la ética clínica tiene un campo de aplicación transversal en toda la medicina. En otras palabras, ningún médico puede decir “en lo que yo hago, no tengo jamás un problema ético-clínico”. Eso no es cierto.

- ¿Cuáles son las razones para que la bioética se haya instalado como una necesidad en la práctica médica y científica?
- Excelente pregunta. Si seguimos la visión que tuvo Potter, él tenía toda la razón. Por un lado, hay un fuerte desarrollo tecnológico dentro de la medicina. Eso se ve por las novedades que se producen en investigación, la aplicación inmediata de los avances y la expectativa extraordinaria de la medicina. Hoy, prácticamente enfermarse constituye un error, como si no fuera algo natural. Al obtener un fracaso terapéutico, de inmediato surge la responsabilidad que ha de caer en alguien, como si enfermarse y morir fuera una cosa que no está pensada en la sociedad contemporánea. En ese contexto de exitismo, no tan sólo en lo económico, sino que también en lo biológico, campea vigorosamente el concepto de autonomía. Mi decisión es mi responsabilidad, yo me autodefino y me auto explico en mi toma de decisiones y en mi manera de ser frente al mundo y ojalá que el mundo no se meta conmigo. En ese plano de incertidumbre que hay de esta autonomía hipertrofiada y, por otra parte, una gran oferta de tecnología, de máquinas, de laboratorio y de una serie de cosas se pierde el horizonte y la prudencia, tan característica de otros tiempos, para tomar decisiones, porque la gente cree que todo lo técnicamente posible es moralmente aceptable.

- Ahí está el error…
- Exacto. Entonces, ahí radicalmente aplica una reflexión, una moderación, una visión tranquila de la medicina en base a la experiencia, en base a algunos principios, a algunas observaciones juiciosas de qué es lo mejor, qué es lo más prudente, qué es lo más adecuado, qué es lo proporcionado y te voy a reflejar esto con un ejemplo dramático. Hay ciertas familias que frente a la evolución de gravedad de una enfermedad respiratoria, que es lo que yo hago, no trepidan en decir “doctor, no se fije en gastos, haga todo lo que sea posible para salir adelante con nuestro enfermo y si eso significa llevarlo a la UCI, conectarlo a un ventilador mecánico, hágalo”. En ese momento, tú te das cuenta de inmediato que ahí hay algo que no encaja. Hay un exceso de tecnología disponible en el mercado, pero para ser utilizada en forma desproporcionada en una persona que va rápidamente camino a la muerte, como una cosa natural, pero que no se acepta. Entonces, ese enfrentamiento entre lo que yo puedo y quiero hacer, versus lo que se debe hacer es el campo natural de la ética médica.

- Y cuando ocurren estos dilemas éticos, ¿cómo actúa el hospital?
- El que tiene el control absoluto de todas las cosas que pasan con los enfermos es el médico tratante. De eso no hay duda. En las unidades de cuidados intensivos, los médicos de turno cumplen ese rol. Si la relación en las conversaciones con la familia es de buen nivel, nunca hay problemas. Cuando no se llega a acuerdos, cuando la familia desea realizar más acciones y el médico tratante cree que no se debe ir más allá y se produce una diversidad de opiniones, estamos frente a un conflicto. Entonces el comité de ética es el ente natural para resolverlo y ese médico hace una interconsulta, va al comité de ética, escucha a las partes y entrega lo que se llama una sugerencia, generalmente basada en la experiencia y en la resolución de otros casos similares. Esa sugerencia es tomada por el médico de turno y se aplica o no dependiendo de lo que se haya conversado con la familia. Es decir, el rol del comité de ética es esencial. Por lo demás, no es un lujo contar con uno en los hospitales, es una obligación por una directiva ministerial, que se dio cuenta de la responsabilidad que estos comités tendrían no sólo en el aspecto clínico, porque también tienen otra función que tiene que ver con la investigación.

- ¿Qué papel considera Ud. que debería de tener la bioética en la formación de los profesionales de la salud?
- Actualmente, pretendemos obtener médicos que tengan muchos conocimientos en su malla curricular, dado que sabemos hoy, por el avance vertiginoso de las comunicaciones, que todo está al alcance de un botón en un computador a través de internet y de inmediato, todo lo que a nosotros nos costaba semanas en la biblioteca, hoy está a un clic. El conocimiento está en el aire, es cosa de saber captarlo. Si tú piensas que el conocimiento está al alcance de la mano, que las universidades se esmeran por tener mejores equipamientos, no te quepa la menor duda que la cantidad de información que puede tener hoy un estudiante de medicina es mucho mayor que la que teníamos nosotros en nuestros años.

- ¿Qué falta a eso entonces?
- Falta el cómo mirar esa información respecto a los enfermos. Cómo aplicarla, no en términos técnicos, sino que en términos de respeto por la dignidad de las personas, porque el médico joven se ve muy bien dotado de instrumento, de conocimientos, pero no tiene un bagaje de principios y valores, primero porque son jóvenes y eso se va adquiriendo con la vida, y segundo porque la universidad les ha dado todas las competencias orientadas a la parte práctica. A mí eso me parece bien, sin embargo no han sido suficientes los conocimientos respecto al manejo de las personas desde el punto de vista humano. Aunque suene paradojal, estamos en medicina, pero tenemos falencias en el manejo humanitario de algunas patologías en algunas circunstancias, suelen producirse problemas en las unidades sofisticadas como UCIs, diálisis, urgencia y rescate. Allí solamente actúo, pero no me pregunto si lo que estoy haciendo es adecuado, es correcto, o si respeta la dignidad de la persona. Entonces ahí es el momento preciso para que estos principios, valores y reflexiones hayan sido adecuadamente trabajados en la universidad. Ojalá en distintos niveles de complejidad, de manera de tener médicos y profesionales de la salud que tengan conocimientos de primer nivel en lo tecnológico, pero que por ningún motivo se olviden que están tratando con personas enfermas, que están sufriendo en un contexto familiar y que ahí hay una serie de problemas que se van a resolver mediante la adecuada utilización de principios de ética médica.

- Sabemos que Usted fue premiado por un trabajo de bioética hace poco tiempo, qué nos podría contar sobre ese tema
- Ese es mérito de un equipo que conforma el grupo de estudio de ética médica de la Sociedad Médica de Santiago, al cual tengo el honor de pertenecer desde sus inicios. Soy miembro fundador. Ese grupo tiene más de 10 años y viene publicando en la Revista Médica, su órgano natural, todos los trabajos que hemos ido haciendo en ese plano. El último de ellos, abordó el tema de la eutanasia. Quisimos investigar si es que esta práctica constituía un acto médico. Ese trabajo nos demandó más de dos años de sesiones profundas, de mucha reflexión sobre un tema que está muy presente en la sociedad contemporánea y que tiene muchas aristas. El resultado final de esa reflexión fue enviada a la propia Revista Médica para su publicación y al Colegio Médico para el concurso de ética que se realiza todos los años, porque se estimó que era un esfuerzo digno de ser compartido con el resto de los colegas. Para nuestra grata sorpresa, por unanimidad nuestro trabajo obtuvo el premio 2010, así que estamos muy contentos, porque fue una recompensa a muchas horas de estudios, trabajo y debate.

- Y cuál fue la conclusión a la que llegaron…
- Bueno, en pocas palabras a la misma que sabíamos desde un principio: no es un acto médico, definitivamente. Y en ese trabajo decimos por qué. Cuando nos juntamos el primer día, nadie pensaba que la eutanasia era un acto médico y al final de dos años lo decimos con propiedad y con revisión bibliográfica muy profunda. Esa es la manera de vivir la ética médica, a través de la razón argumental.

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