Dr. Ignacio Sánchez Díaz
“A mejorar lo bueno”
Ignacio Sánchez obtuvo el respaldo mayoritario de los 272 académicos con derecho a voto, con un total de 211 votos a favor. Fue elegido así como el nuevo decano de la Facultad de Medicina, tarea que asumió el 30 de junio de 2008.
Como destacado académico ha realizado docencia e investigación. Tiene varios artículos publicados en revistas nacionales y extranjeras, además es revisor de proyectos FONDECYT y de proyectos de investigación de la Escuela de Medicina y de la Escuela de Enfermería de la PUC. Por ejemplo, una de sus publicaciones destacadas corresponde al libro “Enfoque Clínico de las Enfermedades Respiratorias del Niño”, del sello Editorial UC, junto con el Dr. Francisco Prado, que es un referente para internos de medicina, médicos generales, pediatras y especialistas en el área de los problemas respiratorios del niño.
Dice que en esta etapa de su vida lo primordial es la familia y ser un aporte en su trabajo. Está casado hace 23 años con quien fuera su compañera de curso. Dos de sus hijos estudian medicina en la UC. “Tengo una muy linda familia de siete hijos y un nieto. Quiero seguir construyendo mi vida matrimonial tan feliz como lo he hecho hasta ahora, y en el trabajo quiero entregar mi aporte lo más desinteresado posible. A los 47 años, es lo que quiero hacer”, señala con seguridad.
No sabe muy bien cómo surgió su vocación médica, ya que hasta el inicio de su cuarto medio quería ser arquitecto. Cuenta que, a mediados de ese año lectivo, algo pasó en sus vacaciones de invierno, que lo hizo decidirse por medicina. “Desde siempre tuve gusto por la biología y las matemáticas. Cuando entré a la carrera, los dos primeros años los miré con cierto escepticismo. Pero en tercer año, cuando entré al trabajo con pacientes me gustó mucho la medicina y el contacto con las personas”.
Comenta que le gustó también la investigación, por lo que trabajó muchos años con la doctora Carmen Lisboa, y con el doctor Ricardo Ferreti, ambos destacados académicos del Departamento de Enfermedades Respiratorias. “Cuando llegué al internado me di cuenta que en realidad los pacientes que me gustaban eran los niños, y ahí fui focalizando mi vocación pediátrica. Me gustaban los niños porque había que establecer una relación muy fuerte con ellos, con sus padres y su entorno, preocuparse más que del individuo, de la familia”, dice el doctor.
Carrera de éxitos
El doctor Sánchez egresó de medicina en 1985. Realizó su residencia de pediatría hasta 1989, obteniendo su título de especialista con Distinción Máxima. Los siguientes tres años los dedicó a su Sub especialización en el área Respiratorio infantil, estudiando en el Health Sciences Centre de la Universidad de Manitota en Winnipeg, Canadá.
- Doctor, ¿cuál es la mayor satisfacción que ha tenido en el desempeño de su profesión?
Son dos. La primera es en docencia; el hecho de estar en contacto con alumnos de pre y postgrado. Cuando volví, empecé a trabajar para poder formar una beca de especialidad en enfermedades respiratorias. Colaboré bastante también en la formación de la beca de pediatría. Lejos, la principal retribución que uno tiene es poder influir en la formación de personas. Desde el punto de vista médico propiamente tal, es evidente que las retribuciones que uno tiene están en la cara en la persona, en el contacto personal de muchos pacientes y sus familias en que uno colaboró en la mejoría o acompañamiento, en caso que esa enfermedad no tenga mejoría.
- Hasta el 2001 usted tenía dos premios como investigador y dos como mejor docente. ¿Qué área le gusta más?
Siempre traté de combinar las dos cosas. Nunca voy a ser un investigador profesional de ciencias básicas ni de laboratorio. Mis investigaciones fueron con aplicación clínica, en pacientes. Trabajé bastante en análisis y detección de ruidos respiratorios frente a distintas enfermedades, pero siempre con aplicación clínica. Siempre me vi como un docente y como un investigador clínico, aplicado.
- ¿Cree que un buen docente puede no hacer nunca investigación?
Un buen docente universitario tiene que hacer investigación. Habrá investigadores que ocupen un 80% de su tiempo en investigar, pero esa persona tiene que hacer docencia, porque sino, su labor al interior de la universidad no se irradia. A mí me interesa que esa publicación se lea en Inglaterra, en Japón, pero también que ese investigador de excelencia irradie su pensamiento crítico en su entorno. Al revés, los docentes propiamente tales, que hacen docencia el 80% de su tiempo, tienen que estar incluidos en investigaciones como parte de un equipo, para que pueda aportar su visión, su forma de hacer medicina, y porque investigar significa estar al día. La investigación en la universidad es sinónimo de actualización.
En el sillón del decano
Lleva apenas cuatro mese ocupando la oficina del decano, que el mismo ha “modernizado”. En ella luce orgulloso las fotos de sus hijos y su pequeño nieto. Lo acompaña también una muestra de su colección de citronetas en miniatura. En sus distintos cargos dentro de la universidad, el doctor Sánchez ha sido capaz de adquirir el conocimiento sobre diferentes áreas de desarrollo, temáticas académicas y universitarias, lo que le ha permitido obtener una visión concreta y real de lo que es la Facultad y la Escuela.
- ¿Qué ha significado para usted ser el nuevo decano de la facultad de medicina?
Ningún decano llega desde fuera a serlo, hay toda una trayectoria. Yo fui jefe del servicio de pediatría dos años, después fui Jefe del Departamento de Pediatría y luego Director de la Escuela de Medicina. Esto es algo que a mi me apasiona, que hago con agrado, con una actitud de servicio. Yo entré a los 17 años a esta universidad, así que llevo 30 años aquí, como alumno, como docente, como directivo ahora. Ocupar este puesto es algo que a mí me importa mucho. Quiero que en cuatro años más la Facultad esté mejor que hoy, dar un aporte.
- ¿Cuáles son los desafíos y las tareas pendientes que tiene que abordar?
Estamos en la etapa de escribir nuestro proyecto de desarrollo. Justamente hace poco lo enviamos a los departamentos para que haya una retroalimentación desde las bases para incorporarlo, y de aquí a un mes y medio tener nuestra hoja de ruta para los próximos cinco años. Sin embargo, yo diría que hay seis ideas fuerzas de este plan:
Primero, instalar que nuestro objetivo como Facultad de Medicina es servir a dos grupos de personas, uno a los alumnos, y dos a los pacientes. Segundo, nuestro proyecto educativo, que claramente es de muy buen nivel, debe mejorar. La idea es mejorar lo bueno, que es a lo que apunta la excelencia. Tercero, debemos tener una entrega asistencial de carácter internacional. Si tú te hospitalizas acá, debiera ser lo mismo que estar en cualquier hospital de Estados Unidos o de Europa en tanto al servicio y tecnología recibida. El cuarto punto es el énfasis y desarrollo que debemos darle a nuestra investigación, a la formación de nuevo conocimiento. El quinto punto corresponde a la internacionalización. Cada vez hay que tener más intercambio de alumnos y docentes becados en el extranjero. Por último, está el tema del vínculo con la sociedad. Debemos proyectar la educación médica a nivel país, diciendo lo bueno que tenemos, para que los demás tomen lo que les parezca digno de imitar.
