Dr. Bernardo Martorell:
“Tenemos mucho que entregar y mucho que aprender de otros países”
El doctor Bernardo Martorell tiene sólo 28 años, acaba de regresar hace algunos meses a Chile luego de cursar un Magíster en Salud Pública en la Universidad de Harvard y actualmente está participando en revisiones que buscan actualizar la malla curricular de la carrera de Medicina de la Universidad de Chile, su alma máter, donde se desempeña como profesor instructor.
Según explica, lo que más lo marcó de la experiencia que vivió en esta prestigiosa casa de estudios, en Boston, Estados Unidos, fue la importancia de entender los problemas sanitarios que vive el mundo desde un prisma multicultural.
¿Por qué decidió orientarse a esta área de la medicina?
- Yo veía a todos mis compañeros postulando a las especialidades clínicas o a los generalatos de zona, pero no era lo que más me atraía. De hecho, me interesaba mucho más la salud pública como tema, es decir, una preocupación por la salud de las poblaciones en general y, en un primer momento, con un enfoque en los problemas de equidad que existen en Chile, las diferencias sociales que hay en los niveles de atención y en los niveles de salud, generados por las diferencias culturales y socioeconómicas del país. Fue todo esto lo que me motivó a seguir el camino de la salud pública.
¿Cómo surgió la oportunidad de realizar un postgrado en Harvard?
- Fui, porque me pareció una experiencia muy interesante. Antes de eso, había tenido la oportunidad de realizar una rotación clínica en ese centro, esto me abrió los ojos y me hizo entender que uno puede salir del país, que no es tan difícil, que no es otro mundo. En general es eso, la experiencia, poder compartir y estudiar con personas de todas partes del mundo. Esto se ve reforzado por el prestigio de la universidad, lo que atrae a las amplia variedad de personas, de las más diversas culturas.
¿Qué fue lo que más lo marcó de este proceso?
- Primero precisamente eso, la experiencia internacional, estar con gente de todas partes del mundo. Aprendí mucho de mis compañeros, pues no sólo eran de distintos países, sino que también de distintas profesiones e involucrados en distintos proyectos. Por eso, una cosa que me marcó bastante fue la mirada internacional, porque acá en Chile somos muy localistas, estamos a mirar sólo nuestros problemas como si fueran los únicos. Entonces, esta experiencia me dio puntos de comparación, que permiten apreciar que tan bien o que tan mal estamos en realidad, y lo cierto es que no estamos tan mal como siempre pensamos, que compartimos muchos problemas, con muchos otros países, y que en el mundo hay países que de verdad están muy mal y que requieren mucha atención, también de naciones como la nuestra, porque desde Chile se podría prestar ayuda a otros países, en especial Latinoamérica que son nuestros vecinos.
¿Qué es lo que sucede con el cruce de información y experiencias? Es decir, con la posibilidad de que otras naciones repliquen proyectos que han resultado exitosos en Chile y que nosotros implementemos procesos que ya han sido probados satisfactoriamente en el área sanitaria en otras partes del mundo…
- Hay muchísimo que aprender de los otros países, es decir, de los problemas que tienen, de los programas que han ido probando. En el fondo, creo que tenemos muchas cosas en común, muchas compatibilidades, ideas que son posibles de extrapolar a más de un lugar y la opción de subsanar la escasez de recursos a través de redes colaborativas. Por ejemplo, hay pocas escuelas de Salud Pública en Latinoamérica y también pocas instancias en que se hacen cosas en conjunto. Entonces, por qué no reunirlas, hacer congresos conjuntos. De hecho, la Salud Pública que hay en Chile, no está integrada con los programas que se realizan en otros países de la región.
¿Qué nos falta para eso, qué habría que hacer?
- Falta generar redes de personas, conocer gente, interactuar. Falta un espíritu emprendedor que nos lleve a mirar afuera, a salir de Chile para conocer a otras personas, otras realidades, ver qué tenemos en común, que nos diferencia y cómo podemos apoyarnos los unos a los otros, para encontrar soluciones a nuestros problemas y progresar.
¿De dónde nace su interés por el cruce entre la informática y la medicina?
- Antes de estudiar medicina, yo cursé un año en la carrera de ingeniería, siempre he sido bastante matemático, y soy un usuario avanzado de elementos tecnológicos. Y, en lo concreto, veo toda la potencialidad que estos elementos tienen para ayudar a los pacientes, en especial a los más necesitados. Hay que aclarar que la informática no es un fin en sí misma, pero si puede ser una herramienta para generar más equidad en el sector salud. Por ejemplo, para que haya más igualdad entre los tratamientos que reciben las personas con más recursos, y las personas con menos recursos. Permite además hacer mejores seguimientos, en particular donde hay menos recursos, porque uno ahorra tiempo y dinero al usar herramientas informáticas.
Finalmente, ¿hacia donde debería avanzar la salud pública de Chile en un futuro próximo?
- Uno de los temas principales a futuro, es que debemos avanzar más aún en lo que dice relación con ir hacia la equidad. Tenemos que movernos rápidamente, con fuerza y ojalá que seamos la mayor cantidad de personas posibles avanzando en esa dirección, es decir en crear una real igualdad de oportunidades.
