Aumento de cáncer colorrectal en jóvenes
Según la OMS esta enfermedad es la segunda causa de muerte a nivel mundial. Cobra unas 700 mil vidas anualmente.
El número de casos nuevos de cáncer colorrectal está creciendo significativamente. Es el segundo más frecuente en ambos sexos en varios países de Latinoamérica. La Organización Panamericana de la Salud (OMS) calcula que en 2020 hubo 1,9 millones de casos y 916.000 muertes en total.
Si bien suele afectar a adultos mayores, puede ocurrir a cualquier edad. De hecho, su incidencia ha aumentado en personas menores de 50 años. En Chile, los datos del Ministerio de Salud revelan que esta enfermedad es la tercera causa de muerte en mujeres y la cuarta en hombres. Se estima que fallecen unas cinco personas a diario por esta patología.
Por lo general, comienza como grupos de pólipos pequeños y no cancerosos que se forman en el interior del colon, los cuales generan muy pocos síntomas. Su origen está en los principales factores de riesgo conductuales y dietéticos: índice de masa corporal elevado, ingesta reducida de frutas y verduras, falta de actividad física, consumo de tabaco y alcohol.
Son varias las decisiones personales que aumentan el riesgo de padecer cáncer de colon o recto. “Tomar medidas para evitarlos no significa dejar completamente de comer carne, cuando es algo que uno disfruta. Todo depende de la moderación y de estar atentos a las señales de advertencia que se pueden presentar a cualquier edad como molestias abdominales constantes, diarrea o estreñimiento, pérdida inexplicable de peso, debilidad, fatiga y sangrado rectal o sangre en las heces”, destaca el oncólogo Jeremy Jones de la Clínica Mayo en Jacksonville.
“Existen otros factores de riesgo que están fuera del control de una persona. Y esos son los que se relacionan con patologías genéticas, como el síndrome de Lynch y la poliposis adenomatosa, que pueden llevar a que los miembros de una familia padezcan cáncer colorrectal en la juventud. Son relativamente infrecuentes, pero elevan el riesgo”.
Los especialistas instan a la realización de pruebas de detección regulares para ayudar a prevenirlo mediante la identificación y extirpación de pólipos antes de que deriven en cáncer.
Si bien las pautas de detección varían alrededor del mundo, la OMS recomienda hacerlas a partir de los 50 años en las personas que tienen riesgo promedio. “En Estados Unidos, por su aumento entre gente joven, se indica detección a partir de los 45 en personas con riesgo promedio y en aquellas con antecedentes familiares a edad más temprana”.
