OMS presenta nuevo Atlas sobre Salud Infantil y Medio Ambiente
A comienzos de julio de 2004, la Organización Mundial de la Salud (OMS), por primera vez en sus casi 60 años de existencia, lanzó un libro dedicado a exponer la peligrosa situación sanitaria que viven millones de niños en todo el mundo.
La obra lleva el título “Inheriting the world: The Atlas of Children’s Health and Environment” (“Heredando el mundo: Atlas de la Salud Infantil y el Medio Ambiente”, en español) y fue escrita por el canadiense Bruce Gordon y los ingleses Eva Rehfuess y Richard Mackay, todos científicos colaboradores de la OMS.
La edición de este libro era una tarea muy importante para el organismo, ya que según sus propias estimaciones, más de tres millones de niños mueren cada año en el mundo a causa de “ambientes poco saludables”, entre los que se cuentan la contaminación del aire, las carencias en los sistemas sanitarios y los cambios climáticos.
La OMS ha demostrado que este es un asunto de extrema gravedad, ya que los niños representan sólo el 10 por ciento de la población mundial, pero sufren más del 40 por ciento de las enfermedades relacionadas con el medio ambiente, presentándose la mayoría de estos casos en países en vías de desarrollo. Entre estas enfermedades se encuentran la diarrea, producto de la mala calidad del agua, y la malaria.
El libro está dividido en tres partes. La primera se titula “Salud Infantil y Pobreza” y muestra el abismo existente entre los países más ricos y las naciones más pobres, en términos de salud infantil. El segundo capítulo, denominado “Temas medioambientales del mundo”, expone las principales carencias y las mayores amenazas que enfrenta la población infantil en el planeta, mientras que la tercera y última parte, bajo el nombre de “Una mirada al futuro”, propone soluciones novedosas y tradicionales para acabar con esta problemática, como por ejemplo, mayor inversión en programas educativos.
“Los niños están indefensos para enfrentar los riesgos medioambientales y en la mayoría de los casos, los adultos no escuchan las voces de estos niños o actúan sólo para cubrir sus necesidades más inmediatas”, expone el doctor Lee Jong-wook, director general de la OMS, en el prólogo del texto.
El libro aporta gran cantidad datos para explicar el problema. Uno de los numerosos cuadros estadísticos muestra que en Europa y América del Norte se gastan US$17 mil millones en alimento para mascotas, mientras que en todo el mundo en desarrollo apenas se invierten US$7 mil millones en vacunas contra la malaria.
Otro mapa expone que en la mayoría de los países de África, donde se vive con menos de dos dólares diarios, se utiliza combustible fósil para cocinar los alimentos, siendo este uno de los métodos más nocivo para la salud de los menores. También muestra que en América del Sur -incluyendo a Chile- las mayores amenazas medioambientales son la escasez de agua potable, la contaminación del aire (tanto en el hogar como en las ciudades), los químicos peligrosos y los accidentes.
Hay, además, una lista comparativa de países, donde se indica que gracias a los avances en la reducción de la mortalidad infantil (16 por cada mil nacidos vivos) y a los elevados índices sanitarios (93 por ciento de acceso al agua potable), Chile está lejos de los países peor evaluados, pero aún se mantiene por debajo de las naciones más desarrolladas.
