La alta prevalencia y sus consecuencias socioeconómicas en la salud pública de las enfermedades sistémicas que comprometen el riñón, hacen necesaria una adecuada coordinación entre las diferentes especialidades involucradas en el manejo de estos pacientes (nefrólogos, reumatólogos, pediatras, internistas, obstetras, intensivistas, hematólogos, médicos generales, químicos farmacéuticos, enfermeras, etc.).