El bienestar puede definirse como "el estado de ser o estar bien en la vida" y a menudo se utiliza -indistintamente- como sinónimo de "salud mental positiva". Este estado se caracteriza por que el individuo se da cuenta de sus de sus propias capacidades, puede hacer frente a las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de contribuir a su comunidad. Teniendo en cuenta que más del 50% de todos los trastornos de salud mental surgen antes de los 14 años mantener el bienestar mental de los niños es primordial. 

La relación de la dieta y la nutrición con la salud mental y el bienestar de los niños y adultos no se conoce del todo, aunque la importancia de la calidad de la dieta para la salud física en relación con la morbilidad y la mortalidad por enfermedades no transmisibles está bien establecida. Investigaciones observacionales han demostrado que una dieta con grasas saturadas, carbohidratos refinados y productos alimenticios procesados, se asocia a una peor salud mental en niños y adolescentes, mientras que los adultos que consumen más fruta y verdura manifiestan un mayor bienestar, lo que también se pone de manifiesto en los adultos que mejoran su consumo de fruta y verdura. Además, existen pruebas de ensayos controlados en adultos, que demuestran que un patrón dietético mediterráneo (rico en verduras, frutas y grasas insaturadas) complementado con aceite de pescado puede reducir los síntomas de la depresión.

Ailsa Welch de la Escuela de Medicina de Norwich en el Reino Unido, analizó los datos de 7.570 alumnos de secundaria y 1.253 de primaria obtenidos mediante la Encuesta de Salud y Bienestar de los Niños y Jóvenes de Norfolk (People Health and Well-being Survey) realizada en octubre de 2017 en todas las escuelas de la ciudad. Para la extracción de los resultados, se utilizó una regresión lineal multivariable para medir la asociación entre los factores nutricionales y el bienestar mental evaluado por la escala de bienestar mental de Warwick-Edinburgh para los alumnos de secundaria, y la Escala de Bienestar de Stirling para los alumnos de primaria. 

Los resultados del estudio arrojan que en los análisis de la escuela secundaria, se observa una fuerte asociación entre las variables nutricionales y las puntuaciones de bienestar. Un mayor consumo combinado de frutas y verduras se asoció significativamente con un mayor bienestar: las puntuaciones de bienestar eran 3,73 (IC del 95%: 2,94 a 4,53) unidades más altas en quienes consumían cinco o más frutas frutas y verduras (p<0,001; n=1905) en comparación con los que no consumían ninguna (n=739).

El tipo de desayuno o almuerzo consumido también se asoció con diferencias significativas en la puntuación. En comparación con los niños que consumían un tipo de desayuno convencional (n=5288), los que no desayunaban tenían puntuaciones medias de bienestar 2,73 (IC del 95%: 2,11 a 3,35) unidades más bajas (p<0,001; n=1129) y los que sólo consumían una bebida energética tenían puntuaciones de bienestar 3,14 (IC del 95%: 1,20 a 5,09) unidades menos (p=0,002; n=91). 

Los niños que no comían nada tenían puntuaciones de bienestar de 2,95 (IC del 95%: 2,22 a 3,68). (IC del 95%: 2,22 a 3,68) unidades menos (p<0,001; 860) que los que consumen una comida para llevar (n=3744). En la escuela primaria, el tipo de desayuno o almuerzo se asoció con diferencias significativas en las puntuaciones de bienestar similar a las observadas en los datos de la escuela secundaria, aunque no se observó una asociación significativa con la ingesta de frutas y verduras. 

Estos resultados sugieren que las estrategias de salud pública para optimizar el bienestar mental de los niños deben incluir la promoción de una buena nutrición.