Alimentos proinflamatorios en embarazo promueven obesidad infantil
Análisis de datos de más de 16 mil parejas de madres e hijos concluyó que una baja calidad de la nutrición de la madre durante la gestación influye negativamente en la composición corporal de la descendencia.
La obesidad infantil ha alcanzado proporciones epidémicas en todo el mundo y su desarrollo tiene riesgos de salud, ya que a menudo se traslada a la edad adulta y se asocia con un mayor peligro de enfermedades crónicas. Aunque la intervención en el estilo de vida de la población pediátrica es esencial, cada vez hay más pruebas que apuntan a que los primeros 1000 días, desde la concepción hasta los 2 años, representan un período crítico para prevenirla. En el informe de la comisión para acabar con la obesidad infantil de 2016, la atención prenatal adecuada y la optimización de la nutrición materna se destacaron como estrategias claves en la prevención.
El Orígenes del Desarrollo de la Salud y las Enfermedades (DOHaD, por su sigla en inglés) postula que los primeros años de vida representan una ventana de oportunidades para optimizar la trayectoria de salud de la descendencia inmediata y de generaciones posteriores. En efecto, la exposición a la desnutrición grave o leve en el útero se ha asociado a un mayor riesgo de obesidad, adiposidad y trastornos metabólicos. Además, la sobrealimentación materna tiene una influencia a largo plazo en la descendencia, incluyendo elevadas tasas de obesidad infantil y otros trastornos metabólicos.
Debido a la complejidad de la dieta humana, en la que no se consumen los nutrientes y alimentos de forma aislada, la eficacia de los mensajes de salud pública para influir en los comportamientos alimentarios podría mejorar si se evaluara de forma holística.
Los marcadores inflamatorios maternos se asocian a una mayor adiposidad de la descendencia, reducir la inflamación materna mediante la optimización de la dieta puede ser una estrategia potencial para controlar la obesidad infantil. El índice inflamatorio dietético (IID) ha sido diseñado específicamente para medir el potencial inflamatorio relacionado con la alimentación.
La mayoría de los estudios que examinan la calidad de la dieta, potencial inflamatorio y adiposidad infantil se han realizado en un solo país, lo que limita la generalización ya que los hábitos dietéticos suelen diferir entre países. En general, se ha observado una influencia beneficiosa de una mejor calidad de la dieta materna y un menor potencial inflamatorio sobre la adiposidad de los hijos; sin embargo, un estudio informó de asociaciones nulas tras ajustar las covariables.
En base a estos antecedentes, el equipo liderado por Ling-Wei Chen de la University College de Dublín en Irlanda se propuso dilucidar las asociaciones entre la calidad de la dieta materna, el potencial inflamatorio y los resultados de adiposidad de la descendencia a través de un metaanálisis de datos de participantes individuales.
Se armonizaron y agruparon individualmente los datos de 16.295 parejas de madres e hijos de siete cohortes de nacimiento europeas. La calidad de la dieta materna antes, durante y después del embarazo y el potencial inflamatorio se evaluaron con la puntuación del Enfoque Dietético para Detener la Hipertensión (DASH, por su sigla en inglés) y el Índice Inflamatorio Dietético Ajustado a Energía (E-DII, por su sigla en inglés), respectivamente. El resultado primario fue el sobrepeso y la obesidad infantil (SPOI). Los resultados secundarios fueron la suma del grosor del pliegue cutáneo (SGPC), índice de masa grasa (IMG) e índice de masa libre de grasa (IMLG). Se aplicaron análisis de regresión multivariable (ajustando el estilo de vida materno y factores sociodemográficos) para evaluar las asociaciones de las puntuaciones maternas en DASH y E-DII con los resultados de adiposidad de la descendencia en análisis específicos de cohorte, con posteriores metaanálisis de efectos aleatorios.
Las madres del estudio tenían una edad media de 30,2 años y un IMC medio de 23,4 kg/m2. Las puntuaciones más elevadas del E-DII al inicio del embarazo (dieta más proinflamatoria) tendían a asociarse con una mayor probabilidad de padecer SPOI en la infancia tardía (10,6 años) (OR (IC del 95%) 1,09), mientras que se observó una asociación inversa entre la puntuación E-DII al final del embarazo y el SPOI en la primera infancia (2,8 años) (OR 0,91). Una mayor puntuación materna (mayor calidad de la dieta) se asoció con una menor probabilidad de SPOI en la infancia tardía (OR 0,92); las asociaciones fueron de magnitud similar para el embarazo temprano y tardío (OR 0,86 y 0,91, respectivamente). Estas asociaciones fueron sólidas en varios análisis de sensibilidad y los ajustes adicionales para peso al nacer y dieta en la infancia no alteraron significativamente las asociaciones ni las conclusiones.
El equipo de investigadores concluyó que una dieta prenatal proinflamatoria y de baja calidad puede influir negativamente en la composición corporal de la descendencia y en el riesgo de sobrepeso y obesidad infantil, especialmente durante la infancia tardía. La promoción de una pauta dietética materno saludable y antiinflamatorio puede contribuir a la prevención de la obesidad infantil, un problema de salud complejo que requiere una estrategia multifacética.
