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Algunas condiciones médicas riesgosas requieren un tratamiento que salva vidas con altas dosis de glucocorticoides sintéticos tales como la dexametasona. Sin embargo, en cantidades moderadas a elevadas, los esteroides pueden causar efectos secundarios severos incluyendo obesidad, osteoporosis, hipertensión, trastornos graves del comportamiento y alteraciones cognitivas y psicológicas. Los efectos negativos sobre el sueño y el estado de ánimo se producen en al menos el 15% de los pacientes que ocupan dosis altas, como es el caso del tratamiento de larga duración con dexametasona para la leucemia infantil.  

En base a la revisión de la evidencia realizada por Onno Meijer & Ronald de Kloet, del Centro Médico Universitario de Leiden (Países Bajos), recientes estudios demuestran que los efectos adversos graves de la dexametasona  sobre la psicología y el sueño, son aminorados mediante la co administración de cortisol, glucocorticoide natural. Con este fin, la hormona esteroidea fue administrada durante un breve perdíodo (de 5 días) junto a dexametasona, como tratamiento complementario en dosis que simulan la terapia de reemplazo de pacientes con deficiencia adrenal.

Este hallazgo paradójico fue explicado en parte, debido a que el glucocorticoide sintético apunta al receptor de glucocorticoides (GR) que causa supresión de la secreción de cortisol, y por lo tanto resulta en el agotamiento o depleción del ligando endógeno del receptor mineralocorticoide cerebral (MR). En consecuencia, el "relleno" de los sitios vacantes del MR cerebral con cantidades fisiológicas de cortisol atenúa los efectos secundarios psicológicos inducidos por dexametasona.

Finalmente, la observación de la eficacia del cortisol en la reducción de las consecuencias dañinas inducidas por dexametasona es un hallazgo prometedor para el gran número de pacientes que están en riesgo debido a enfermedades que requieren tratamiento con potentes glucocorticoides sintéticos.