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Según estudios realizados por el Ministerio de Salud, en Chile la población de adultos mayores alcanza el 11,4%, de ellos, el 33,4 por ciento es desdentado total, condición que es considerada una invalidez, ya que limita algunas capacidades esenciales del ser humano, como comer, hablar e incluso sonreír, lo que acarrea una serie de inconvenientes a la salud y de orden social y anímico.

Durante los últimos años, y gracias al perfeccionamiento de las técnicas de implante dental y el desarrollo de nuevas tecnologías, se han presentado nuevas formas para tratar el desdentamiento, mediante prótesis soportadas y retenidas por implantes. Sin embargo, estos avances no han logrado ser inclusivos con las personas de la tercera edad del país, muchos de ellos con recursos económicos reducidos frente a los elevados costos de estas terapias. Es, precisamente, la  mirada social que una nueva estrategia terapéutica busca fortalecer.

Este desafío ha sido asumido por la Universidad de Concepción, a través del Centro de Rehabilitación Oral Avanzada e Implantología (CRAI), división que es encabezada por el doctor Jorge Jofré. Después de 10 años de trabajo se busca implementar una solución para ancianos sin piezas dentales pertenecientes al sistema público de salud, basada en una técnica más barata, menos invasiva y más rápida que los implantes convencionales.

Se trata de un innovador implante que se instala de manera ambulatoria, es mínimamente invasivo y permite una veloz recuperación del paciente. “Es realmente increíble cómo podemos mejorar de una manera relevante la calidad de vida de una persona a través de un sistema mucho más simple, de menos complejidad, mayor seguridad y menor riesgo quirúrgico para un paciente mayor. Eso es lo que ha llamado la atención, cómo algo tan simple puede provocar el mismo efecto que un sistema convencional, que es mucho más traumático, complejo y difícilmente podrá estar al alcance de la mayoría de la población más vulnerable”, comenta el facultativo.

El Ministerio de Salud se encuentra en la fase final de un estudio evaluativo destinado a determinar las condiciones que se requieren para incorporar esta técnica en la atención primaria. “Durante los últimos meses se han ido definiendo los lugares donde se llevará a cabo este tratamiento. Hay muchos municipios interesados, además la Universidad de Concepción capacitará, en principio, a diez profesionales para atender a un centenar de personas”, detalla el doctor Jofré. 

La idea desarrollada por el CRAI es un kit dental, ya patentado por la casa de estudios superiores y que incluso es actualmente utilizado en Estados Unidos, Rusia, Francia y China. “Es prefabricado a diferencia del convencional, en que cada caso es distinto. Se instala y queda funcionando de inmediato. Es menos traumático porque los implantes son de menos de dos milímetros, ideal para este tipo de pacientes, que ya tienen algún grado de compromiso sistémico. El procedimiento se realiza sin levantar la encía, por lo que no hay riesgo de sangramiento ni hemorragias”, afirma el especialista de la UdeC.

Según sus creadores, este sistema no compite ni reemplaza a los implantes convencionales, porque está dirigido particularmente a la población de desdentados totales. Pese a ser un tratamiento muy básico, subrayan, se ha podido comprobar la mejoría en la calidad de vida de los pacientes. El doctor Jofré explica que el kit “consta de dos implante de titanio de diseño mínimamente invasivo, unidos por una barra de avanzada tecnología que mejora las propiedades biomecánicas del sistema, sobre la que se instala un clip que retiene la prótesis. El valor de todo esto es considerablemente más económico, enmarcándose en la idea del proyecto de dar cobertura a personas que no tienen acceso a cirugía”. Otra de sus ventajas es que el adulto mayor beneficiado puede irse inmediatamente con su prótesis, mientras que el tratamiento convencional entrega una solución recién a los 3 ó 4 meses.

“Nosotros reconocemos que hoy día hay muchos de estos pacientes que no quedan contentos con sus tratamientos, porque claramente, dada la inestabilidad de las prótesis, consultan una y otra vez de servicio en servicio. Nos encontramos con pacientes que en su velador tienen cuatro o cinco prótesis, que no usan o que usan de modo social, por ejemplo, para ir a cobrar su pensión, pero tratan de no hablar, de no sonreír y menos comer. Entonces, lo primero ha sido reconocer que hay un problema y que la solución que estamos dando no es la más eficiente”, sostuvo la doctora Gisela Jara, jefe del área odontológica del Minsal, durante una visita a la Región del Bío Bío.

De acuerdo a la profesional, el sistema desarrollado en la UdeC, que apunta justamente a la estabilización de las prótesis a través de dos mini implantes unidos por una barra, es la mejor solución a la que puede acceder el sector público desde la perspectiva costo-eficiencia. En sus etapas iniciales, los estudios clínicos fueron controlados con apoyo de las universidades de Aachen, Alemania, y de Hiroshima, Japón. 

“Se realizó un estudio clínico aleatorio en 75 pacientes. Se insertaron simultáneamente 100 mini implantes. 50 de ellos convencionales y 50 del nuevo prototipo. Luego de un monitoreo que se extendió por 18 meses se obtuvo una sobrevida para los mini implantes convencionales del 88%, mientras que el diseño UdeC alcanzó un 97 por ciento”, aseguran en el Centro de Rehabilitación Oral Avanzada e Implantología.

“Tenemos una cobertura que no es eficiente, porque hay una población de desdentados totales que está creciendo y no tenemos una odontología de calidad, de acuerdo a los estándares internacionales. Por costos, problemas de implementación o por delicados cuadros de salud general, muchos pacientes de la tercera edad no pueden someterse a cirugías importantes. Con la introducción de nuestro mini implante al sistema público de salud vemos realizado el ideal que teníamos, el sueño de aportar a la salud de esas personas, a su calidad de vida, y eso es lo más relevante. En este sentido el CRAI ha creado un modelo de trabajo cuyo objetivo es cruzar la frontera del paper y materializar los resultados de sus investigaciones  en productos o servicios que aporten a nuestra sociedad, cumpliendo con el rol social de nuestra universidad”, finaliza el académico penquista.