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Desde que estaba en la enseñanza básica, el doctor Ramón León ya sentía la inquietud de convertirse en médico. Con el tiempo, su vocación, mirada social y espíritu de servicio se fueron acentuando, al punto de proponerse contribuir a solucionar el acceso a la salud de las personas que no recibían una atención oportuna y de calidad, principalmente en situaciones de emergencia.

“Siempre me gustó la urgencia, porque yo soy muy práctico para mis cosas, quiero resolver los problemas con prontitud, tomando decisiones rápidas. Además tengo los conceptos de organización y prevención muy desarrollados y entiendo la importancia de unificar criterios y diseñar protocolos de acción que se implementen de forma efectiva en situaciones límites. Por eso me preparé en esta área”, explica el profesional nacido en Santiago y formado en la Universidad de Concepción.

Su camino laboral se inició en Emecar, que ahora también se conoce como URM (Unidad de Rescate Móvil), desde donde fue madurando la idea de generar una red asistencial que ofreciera una atención de urgencia más integral, no sólo un servicio de traslado en ambulancias, carente de coordinación con otros organismos y sin capacidades clínicas más específicas.

Su inquietud encontró eco en otros médicos, desembocando todo en la creación del Servicio de Atención Médica de Urgencia, SAMU, a principios de la década del 90. “Las bases esenciales del prehospitalario, ya con fundamentos sólidos, surgieron durante un encuentro muy informal que se realizó en Antofagasta, donde redactamos nuestra primera declaración más concreta de lo que sería nuestra función, sus características y objetivos”, comenta el doctor León, quien se capacitó como médico regulador, definición técnica para el experto en manejo de situaciones de emergencia, en los Samus de Israel y París, con estadías que se extendieron por cerca de un mes.

Uno de los pioneros de esta iniciativa a nivel internacional fue Israel, debido a sus conflictos bélicos y la necesidad de prestar asistencia médica in situ, cuenta el facultativo. Así se comenzó a profesionalizar esta labor respecto al manejo y derivación de pacientes, modelo que fue replicado en Europa y Estados Unidos. De hecho, el sistema chileno, que tuvo su primera experiencia en Viña del Mar, es una adaptación del francés y se caracteriza por un perfil más intervencionista que el norteamericano, con asistencia médica especializada en el mismo lugar y en el trayecto, fórmula que ha sido efectiva para la realidad local, con más sobrevida y menos secuelas.

En 1998 comenzó a operar el SAMU en la Región del Biobío. Primero en Chillán, posteriormente en Talcahuano y luego Concepción, ciudad que finalmente asumió toda la red, por contar con un hospital de referencia y una capacidad de manejo más amplia. 

En 2007, el doctor León asumió la jefatura del SAMU Costa y desde hace seis años también se desempeña como coordinador del comité de emergencia del Hospital Dr. Guillermo Grant Benavente, donde cumple el rol de asesorar al director del establecimiento asistencial en situaciones de emergencias y catástrofes naturales. Es considerado un experto internacional en la gestión de crisis. Su experiencia en terreno, la aplicación de conceptos como la prevención y el diseño de protocolos de emergencia lo han llevado incluso a dictar conferencias en Estados Unidos, invitado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, organismo dependiente de la ONU.

- ¿Cuál es el balance que puede hacer de su gestión?

Nosotros somos un sistema de urgencia, en el sentido que nos enfrentamos a situaciones de riesgo vital que debemos manejar de forma prehospitalaria. Para eso está diseñado este servicio y desde esa perspectiva los resultados son positivos, porque gracias a un abordaje oportuno y de calidad hemos logrado salvar muchas vidas y disminuir considerablemente la cantidad de secuelas físicas. También prestamos apoyo en el traslado de pacientes neonatos y procuramientos. Ahora, en términos generales y sin el ánimo de ser autorreferente, nos encontramos en una posición consolidada y de liderazgo nacional, que nos permite compararnos con servicios de las mismas características que son puntales en el mundo, como los Samus de Israel y Madrid. Es más, ambos directores han estado en Concepción conociendo nuestra realidad y se han sorprendido gratamente por nuestros excelentes resultados de gestión, niveles comparables a los de ellos pero evidentemente con menos recursos, infraestructura, funcionarios y capacidad tecnológica. Hemos contribuido para que este sistema sea eficiente y ya no somos el pariente pobre de la salud pública. El SAMU Chile es considerado uno de los mejores centros prehospitalarios del mundo y desde Europa nos piden que diseñemos un modelo Latinoamericano.

- ¿Me imagino que el terremoto de 2010 ha sido el hecho más complejo que han debido enfrentar?

Indudablemente. Yo estaba de turno la noche del 27 de febrero y pese a todos los problemas el sistema siguió operativo, ofrecimos la asistencia que correspondía en una situación de esas características y logramos salvar varias vidas. En este contexto quiero destacar la permanente colaboración, siempre con un alto grado de profesionalismo, de carabineros y bomberos. La coordinación con ellos para enfrentar catástrofes naturales, emergencias o accidentes es fundamental.

- Su cargo, más allá de la coordinación del equipo de trabajo, lo expone frecuentemente a tragedias, ¿cómo maneja ese aspecto?

La satisfacción más grande que uno puede sentir es aportar a la recuperación de una persona. Pese a que con el paso del tiempo uno se va acostumbrando a ver situaciones muy dolorosas, debo reconocer que soy un hombre muy vulnerable al sufrimiento de los niños, por eso, cuando con una intervención profesional bien realizada se logra ayudar a alguien, me siento muy satisfecho. Esta labor va dejando muchas historias de vida, tristezas y ejemplos de entrega que son muy difíciles de olvidar. Tenemos nuestros defectos, pero sin dudas hemos contribuido a la salud pública y a que muchas personas que pasaron hechos sumamente extremos hoy estén con vida.

- Vienen cambios importantes para el SAMU Costa de la Región del Biobío, cuéntenos…

Nosotros damos cobertura a un millón y medio de habitantes y recibimos cerca de 1.700 llamadas diarias. El 80% son bromas y preguntas que no tienen nada que ver con emergencias, por lo que evidentemente se requiere educar más a la comunidad en esta materia. El trabajo es arduo y las oficinas que ocupamos actualmente en el Hospital Regional de Concepción ya no son suficientes, de todas formas, tenemos tiempos de respuesta que van desde los 10 a los 12 minutos desde la llamada de auxilio.

Necesitamos crecer en infraestructura, en número de ambulancias, en cantidad de funcionarios, tecnología y comunicación en red. En respuesta a esto, a mediados de 2016 deberíamos estar inaugurando un nuevo Centro Regulador Macro Regional, que contará con cerca de 500 metros cuadrados a diferencia de los 68 actuales.

Todo esto se inserta en un proyecto de construcción de 11 megacentros en el país, uno de ellos en Concepción. Vamos a contar con las condiciones adecuadas para ser más oportunos y resolutivos, dedicándonos exclusivamente a la atención prehospitalaria de urgencia y el traslado de pacientes críticos. 

Coordinaremos con mayor capacidad operativa y asertividad técnica el servicio de ambulancias de la red. Hoy tenemos una brecha de 50 vehículos, la que debería disminuir en un 60 a 70 por ciento. 

Se implementará un software de gestión de información en red nacional y un centro de llamados digital, además, tendremos protocolos comunes y procedimientos estandarizados con el resto de los 10 centros del país, los que deberían estar operativos durante este año.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez