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A fines del mes de mayo, el director del Hospital Regional de Talca, doctor Alfredo Donoso Barros, encabezó una ceremonia que tuvo por objeto destacar el aporte científico del Laboratorio de Citopatología de la Unidad de Anatomía Patológica del establecimiento asistencial, dependencia que está en funcionamiento desde hace 40 años.

Una charla sobre el cáncer cérvico uterino y la vacuna del virus papiloma humano nonavalente ofreció el marco propicio para homenajear al doctor Karl Meyer, principal precursor del mencionado laboratorio. El experimentado ginecólogo recibió un galvano en reconocimiento por sus años de servicio y particularmente por su desempeño al mando de una unidad que ha contribuido a la salud de la Región del  Maule, a través de la prevención.

“El hecho que una unidad como el Laboratorio de Citopatología haya permanecido 40 años funcionando y aportando a la salud de las pacientes del sistema público de esta región no deja de sorprender y alegrar por diversos motivos, ya que ha permitido cambiar el pronóstico en el Maule de una de las enfermedades ginecológicas que constituye un problema a nivel nacional: el cáncer cérvico uterino”, comentó el doctor Jorge Becker, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital de Talca.

Se calcula  que a nivel mundial existen unos 600 mil nuevos casos de cáncer cérvico uterino al año y el principal responsable de este escenario es el virus papiloma humano (VPH). De ahí la importancia de las investigaciones que se desarrollan para detener el avance de esta patología, causante de la muerte de alrededor de 800 mujeres cada año en Chile. La detección precoz de la enfermedad es lo único que permite revertirla, por lo que es de vital importancia realizarse el examen Papanicolaou (llamado así en honor del Dr. Georgios Papanicolaou) y controles pertinentes. Actualmente, se proyecta colocar la vacuna nonavalente contra VPH (pv HPV) a niñas que aún no están infectadas con el virus y antes del inicio de la actividad sexual. Especialistas concuerdan que a menor edad de inmunización contra el virus, las defensas que crean las niñas son más robustas, por lo mismo, se estaría tomando la decisión de utilizar en el país la vacuna nonavalente en dos dosis: la primera a los 9 y la segunda a los 10 años de edad. El doctor Meyer ha sido testigo y protagonista de la evolución del conocimiento en este campo de la medicina.

“Estoy cumpliendo 50 años como médico en la ciudad de Talca y también estamos celebrado la creación de un laboratorio, único a nivel nacional que trabaja en forma autónoma, independiente de anatomía patológica y además, a cargo de un ginecólogo. Me he dedicado durante 40 años a la patología cervical, historia que se inició después de un curso que realizamos con tres colegas en Santiago sobre cuello uterino y Papanicolaou, tras lo cual se organizó en Talca el policlínico de cuello uterino. De esos cuatro que hicimos el curso para difundir la citología en el país, el único que sigue activo en esta área soy yo”, aseguró el facultativo nacido en Puerto Varas y formado en la Universidad de Concepción, bajo el alero del doctor Fructuoso Biel.

- ¿Podría describir la evolución de la citopatología durante los últimos años en sus distintos ámbitos?

Partamos por la investigación, algo que en provincias es tremendamente difícil hacer y carísimo además, porque los hospitales al menos no cuentan con los recursos. Acá los esfuerzos son casi exclusivamente personales. Lo otro: en estos 40 años yo diría que lo más importante es que hemos logrado bajar la mortalidad de cáncer de cuello uterino a más de la mitad. Cuando yo empecé con el policlínico, que más tarde dio paso al Laboratorio de Citopatología, la tasa era de 14 y fracción por cien mil mujeres y ahora estamos en 7. Vale decir, hemos disminuido de manera importante la tasa de mortalidad de la mujer en un 50 por ciento redondo. El otro beneficio es que los estados preinvasores, que no son cáncer, se han tratado siempre aquí. Además, el 80% de la parte oncológica se resuelve en Talca y sólo se envían a Santiago casos extremos que requieren radioterapia o quimioterapia que aquí no se puede aplicar. Pronto se inaugurarán nuevas instalaciones que contarán con dos bombas de cobalto, así que prácticamente el 100% de los cánceres se van a tratar en nuestra ciudad, ya sea con cirugía, quimioterapia, radioterapia o las tres combinadas, dependiendo del tipo de cáncer o las ramificaciones que tenga. Todo lo anterior ha llevado a que médicos se hayan especializado en cirugía oncológica, como los doctores César Paredes, Raimundo Correa y Juan Enrique Leiva, quienes ocasionalmente forman equipo con un cuarto médico que es el doctor Patricio Herrera.

- Cuéntenos sobre las causas y sintomatología del cáncer cérvico uterino

Digamos primero que todo que el programa nacional de cáncer cérvico uterino partió como tal, organizado, vigilado y controlado por el Ministerio de Salud alrededor de 1987. Posteriormente ese programa evolucionó y apareció el Auge, donde se incluye esta patología, de manera que las pacientes que se diagnostican tienen plazos establecidos por la ley para confirmar el diagnóstico, iniciar el tratamiento y los primeros controles. Desde el punto de vista práctico, todos los estados preinvasores se tratan aquí con intervención mínima. Ahora, sobre las causas y sintomatología, te puedo decir que existe un consenso internacional respecto a que el virus papiloma humano es el causante demostrable en el 99% por ciento de los casos de cáncer cérvico uterino. Hasta hace algunos años atrás uno no sabía si era el causante o era el piloto, ahora ya no hay dudas sobre eso. Hay varios tipos de virus papiloma e incluso ya están tan estudiados que existen vacunas, para los de bajo grado, para los mixtos y para los de alto grado. Vienen avances trascendentales en este campo, con la aplicación de nuevas vacunas. Otra cosa importante es que si bien el cáncer cérvico uterino no es frecuente, ya no representa el fantasma de antes. Ahora es una enfermedad que tiene tratamiento. Cuando un “Pap” sale positivo no significa que la mujer tiene cáncer, significa que la mujer debe controlarse para saber qué tipo de “Pap” tiene positivo y cuál es el mejor tratamiento, pero esto es mucho antes de que aparezca el cáncer. El problema es que hace 40 años atrás la mujer iniciaba su actividad sexual, en promedio, a los 20 años, apareciendo eventualmente el cáncer 18 ó 20 años más tarde, que son los plazos que tiene la evolución de la patología. Hoy, son muchas las mujeres que inician su actividad sexual antes de los 15 años de edad, por lo tanto el cáncer aparece mucho antes, transformándose en un problema de salud pública. En todo este tema, la educación y el rol de los padres son fundamentales. Es importante tener una óptica que apunte a que, como existen vacunas contra la viruela, sarampión, peste cristal, coqueluche y hepatitis, hoy hay una vacuna contra el VPH. 

- ¿Existe mayor conciencia sobre la importancia de este tema?

Fíjese que en los policlínicos las matronas hacen una buena labor educativa en esta materia, pero es un trabajo a mediano y largo plazo. Hoy también existe mayor información disponible. Este año, además, se iniciaría un programa de vacunación monitoreado por el Ministerio de Salud.

- ¿Qué consejo le daría a las nuevas generaciones de médicos, ya sea en formación o en ejercicio?

El primer consejo que les daría es que cuando tengan dudas, pregunten. Nunca tengan miedo en preguntar, no importa si la consulta es para un profesional más joven o más viejo, porque a veces la experiencia es una cosa y la especialización es otra. Lo otro es jamás olvidar que la medicina es para servir a los demás, por sobre todas las cosas. Aquí, la vocación y el sentido de servicio público son claves. La medicina es para enriquecer el espíritu, por lo menos así ha sido para mí. 

- ¿En qué pie se encuentra la citopatología en Chile y en la Región del Maule?

A nivel de diagnóstico precoz de cáncer cérvico uterino, Chile está muy bien posicionado en el mundo. Somos uno de los pocos países que cuenta con un programa estatal para controlar el cáncer cérvico uterino y su detección precoz. En cuanto a la cobertura, estamos muy cerca del 80 por ciento de las mujeres que son catalogadas en el grupo de riesgo, que está entre los 25 y 64 años de edad. Ahora, en el Maule, nosotros estamos haciendo 70 mil exámenes de Papanicolaou al año, lo que nos deja en el segundo o tercer lugar dentro de los laboratorios de provincia. En cuanto a control de calidad, yo me atrevería a decir que si no somos los primeros estamos en el segundo lugar, pero pegaditos.

- Junto con el reconocimiento por su trabajo durante 40 años en el Laboratorio de Citopatología, usted recibió también una distinción del Colegio Médico de Talca por sus 50 años de ejercicio profesional, ¿cómo toma estos homenajes?

Los tomo, simplemente, como un reconocimiento a la labor cumplida. Yo soy un hombre muy tranquilo. Creo ser un hombre bueno y me conformo con que las cosas que yo haga, resulten. Hice lo que tenía que hacer y supongo que lo hice bien.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez