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14 Diciembre 2015

Dr. Gumaro Martínez Concha:

"Creo que todo médico tiene algo de artista"

El destacado otorrinolaringólogo del Hospital Militar de Santiago, ex jefe de servicio, compartió con SAVALnet una de sus más queridas y extrañas pasiones: los cometas.

El doctor Gumaro Martínez llega todos los días a las ocho de la mañana al Hospital Militar de Santiago, es uno de los otorrinos más antiguos del servicio y ha pasado por distintos cargos dentro de éste. Con sólo ver el amable trato que tiene, tanto enfermeras, paramédicos y otros colegas, se podría decir que es uno de los más queridos del equipo.

Dentro de la vasta carrera de este carismático especialista, destaca un hecho clave para la medicina en Chile, la realización del primer trasplante coclear, cirugía en la que participó exitosamente y que hoy, humildemente define como "no fue trabajo mío, fue algo grupal".

Junto a su amplio conocimiento en medicina, desde que se fue como general de zona a la ciudad de Frutillar, comenzó a desarrollar otros intereses además del científico: la construcción de cometas.

En la presente entrevista, nos cuenta cómo incursionó en ello, qué sensaciones le produce, junto con realizar un repaso de los avances de la medicina actual y los aspectos que aun -a su parecer- falta desarrollar.

- Doctor, coméntenos cómo nace su amor por los cometas...

Siempre me gustaron, desde niño me llamaban la atención. Una vez vi una película de origen oriental y vi como un grupo de hombres elevaba uno gigantesco hasta el cielo, eso para mí fue increíble y creo que desde ese entonces no se me ha quitado la fascinación por ellos, es que realmente era sorprendente que algo tan grande volara tan alto sin motor alguno.

- ¿Y en qué momento elevó su primer cometa?

Cuando fui general de zona en Frutillar, ahí, al frente del hospital donde trabajaba, conocí un carpintero, él me construyó uno que yo le llevé como dibujo. En esa zona hay mucho viento, corre muy fuerte, y mi cometa era de papel, se rompió. Desde ese momento me enamoré de la sensación que experimenté y partí en búsqueda de un libro que me enseñara a construir fuertes y resistentes, desde que lo encontré no dejé de hacerlas ni de elevarlas.

- ¿Qué sensaciones le produjo?

Es que no se puede explicar, por más loco que suene uno se siente como un pájaro, y de cierta manera uno le gana a algo tan potente como el viento, en esos momentos era yo quien decidía en qué dirección ir, era algo maravilloso.

- Habla en pasado...

Es que ya no lo hago, imagine que el primero que elevé fue el año 68, hoy son mis nietos los que juegan con mis cometas, quizás cuando ellos estén más grandes quieran hacer las locuras de su abuelo. 

- Claro, les podría heredar su libro...

Qué buena idea, yo tengo una regla sagrada, los libros no se botan, se pasan, se dan a alguien, eso para mí es algo sagrado. La computación nunca destronará a un libro, y no lo digo de viejo o pasado de moda, la experiencia que te dan las páginas y el olor a papel es algo único. 

- Pareciera que tiene una veta artística muy desarrollada, ¿qué lo llevó a decidirse por la medicina y el camino de la otorrinolaringología?

No sabía si ser ingeniero o médico, me iba bien en las dos áreas, pero creo que influyó que mi papá era médico y trabaja en el Hospital del Salvador. Cuando tuve que pensar en qué especialidad seguir, medité sobre cuál de todas era agradable y de caballero, pensé en anestesia, pero algo pasaba que no me convencía del todo, hasta que un día, visitando a mi padre en el Salvador entré a una reunión de otorrinos y vi que calzaba con todo lo que yo buscaba, y me decidí por ella, y hasta el día de hoy me fascina. 

- Para finalizar doctor, usted ha sido testigo de grandes avances de la medicina, ¿qué rescata y qué aspectos cree debemos mejorar?

De los avances que han habido, y que he podido presenciar, creo que han sido todos increíbles, sobre todo la tecnología -que es algo que en mis tiempos solo soñábamos-. Hoy hay más acceso para todos, la cirugía es menos invasiva, qué más puedo decir, de aquí para arriba y seguir creciendo. Ahora, en relación a lo que debemos mejorar, más que mejorar es algo que rescatar, eso es la humanidad de la medicina, no puede ser que en quince minutos uno tenga que conocer, examinar y dar un diagnóstico a una persona, eso no se hace así, las personas necesitan que se les dedique tiempo, que su médico conozca su entorno, realidad y todos los factores que puedan desencadenar una determinada patología, eso falta. 

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