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Neumol Pediatr 2018; 13 (1): 29 - 31

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Tuberculosis pleural en paciente pediátrico: reporte de un caso y revisión de la literatura

Figura 1.

Radiografía de tórax.

Figura 4.

Radiografía de tórax.

Figura 2.

Tomografía computada de tórax.

Figura 3.

Toracoscopia con decorticación.

Proyección posteroanterior muestra derrame pleural

izquierdo e imagen hiperlúcida, redondeada, con bordes

bien definidos en lóbulo superior izquierdo

Al tercer día post-decorticación se observa reexpansión

pulmonar

A. Corte axial y B. corte coronal muestran consolidación

de lóbulo inferior izquierdo, derrame pleural y tabicaciones.

Derrame pleural que colapsa el lóbulo inferior izquierdo,

tabicaciones fibrinopurulentas adosadas a pleura

parietal y visceral con líquido amarillo turbio y grumoso.

DISCUSIÓN

La TB pleural puede aparecer de forma temprana o

tardía como una complicación de las formas postprimarias. En

pacientes jóvenes, la afección pleural es la primera manifestación

de la TB, presentándose en los meses siguientes a la infección

primaria (1,2). La forma aguda es la presentación clínica más

frecuente y el derrame pleural, que puede llegar a acompañar a la

enfermedad se presenta de forma unilateral (3). Algunos pacientes

pueden cursar con poliserositis. En el abordaje de estudio la

radiografía de tórax puede mostrar un pequeño a moderado

derrame pleural unilateral; la tomografía detalla la existencia de

atelectasia o enfermedad parenquimatosa en el caso de derrames

masivos (4,6). La prueba de tuberculina es negativa en la tercera

parte de los pacientes con TB pleural, aunque suele virar en un

plazo aproximado a 8 semanas(4-6). El estudio bioquímico del

lıquido pleural presenta características serofibrinosas, cumple

criterios de exudado y el pH es generalmente ácido (7,13,14).

El diagnóstico de certeza se realiza al demostrar la presencia

de M. tuberculosis en el líquido pleural o en biopsia pleural. La

baja sensibilidad del frotis y la demora del cultivo conllevan la

necesidad de realizar biopsia pleural(8-10,13). Al ser formas de

TB paucibacilares, las técnicas de amplificación genética auxilian

en el diagnóstico; sin embargo RT- PCR MTB/RIF presenta una

alta especificidad pero muy poca sensibilidad para la detección

de las formas extrapulmonares (5,6,10,13,14). Combinando

los estudios microbiológicos y anatomopatológicos se puede

establecer el diagnóstico de TB pleural en el 85-95% de los

casos (10,13,14). En el estudio bioquímico del líquido pleural,

destaca la medición de Adenosina Desaminasa (ADA) la cual

cuenta con elevada sensibilidad y especificad (superior al 95%)

(3,4,15). Concentraciones de ADA en líquido pleural y demás

serosas superiores a 43-45 U/l han aportado una sensibilidad

del 100% y una especificidad del 95% (3,7,8,15). El estudio de

las linfocinas presenta al interferón gamma como un parámetro

útil en el diagnóstico de TB pleural (4,12,15). En ocasiones, la

infección del espacio pleural puede llegar a producir empiema,

sobre todo en las formas que cursan con cavitaciones en los

lóbulos superiores (10,16). En los pacientes que cursan con

empiema tuberculoso, el líquido pleural es espeso y con grumos

(10,16). El tratamiento para la tuberculosis pleural es el mismo

que para la tuberculosis pulmonar indicándose además el uso

de los esteroides; sin embargo el posible efecto benéfico de

estos últimos solo consigue una mejoría más temprana de los