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Neumol Pediatr 2018; 13 (1): 24 - 28

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Estridor persistente

ETIOLOGÍA

Según su ubicación anatómica, las causas de estridor

se pueden dividir en dos grupos, las que se encuentran a nivel

de la nariz y faringe (Tabla 1) y las localizadas en laringe y

tráquea (Tabla 2).

Según su tiempo de evolución se clasifica en agudo y

crónico o persistente. Nos referiremos con mayor detalle a este último.

La laringomalacia es la causa más común de estridor

en recién nacidos, 45- 75% de todos los casos de estridor

congénito (4). La etiología exacta de la laringomalacia es

desconocida, existiendo 3 teorías: anatómica, cartilaginosa y

neurológica (1,5). La teoría neurológica, es la mejor apoyada por

la literatura, afirma que esta patología puede ser consecuencia

de un sistema nervioso central subdesarrollado o anormalmente

integrado, particularmente los nervios periféricos y los

núcleos del tronco cefálico responsables de la respiración y

permeabilidad de las vías respiratorias. Se ha demostrado que el

estímulo sensorial necesario para la respuesta motora típica de

la laringe es elevado en los lactantes con enfermedad moderada

a severa en comparación con aquellos con enfermedad leve (5)

La laringomalacia se presenta típicamente con un estridor

inspiratorio que aumenta con la alimentación, llanto, agitación,

posición supina e infecciones del tracto respiratorio superior; y

disminuye con el cuello extendido y en la posición prona. Los

síntomas comienzan al nacer o dentro de las primeras 4 a 6

semanas de vida, con un pico a los 6 a 8 meses y normalmente

se resuelve en 12 a 24 meses. Los síntomas asociados más

comunes están relacionados con la alimentación, incluyendo

regurgitación, emesis, tos y asfixia (4).

El diagnóstico es sospechado por la historia clínica y

confirmado por la endoscopia flexible. Es importante examinar

los movimientos de las estructuras laríngeas durante la

respiración espontánea. El colapso de tejido supraglótico y

obstrucción durante la inspiración son el sello distintivo de la

laringomalacia. Alteraciones características incluyen elongación

y extensión lateral de la epiglotis (forma en omega) que cae

posteroinferiormente en la inspiración; aritenoides voluminosas

redundantes que prolapsan en la vía aérea en la inspiración;

acortamiento de los repliegues aritenoepiglóticos, resultando

en el anclaje de las aritenoides a la epiglotis, estrechando así

la vía aérea durante inspiración; y el colapso hacia dentro de

los cartílagos cuneiformes en la inspiración (6) (Figura 2). Las

comorbilidades afectan los síntomas y el curso de la enfermedad;

la enfermedad de reflujo gastroesofágico y la enfermedad

neurológica son los más comunes.

La parálisis de cuerdas vocales es la segunda

causa más importante de estridor infantil crónico. Puede ser

congénita o adquirida. La parálisis congénita se manifiesta

dentro del primer mes de vida. La parálisis bilateral produce

estridor, cianosis y apnea; la parálisis unilateral se presenta

con disfonía (1,6). Las causas de parálisis unilateral y bilateral

incluyen enfermedad neurológica (18%), mielomeningocele con

malformación de Arnold-Chiari e hidrocefalia (14%), trauma al

nacimiento (19%), otro trauma (11%), enfermedad maligna (1%)

y enfermedad familiar (1%). En el 36% de la parálisis congénita

no se identifica una causa, pero puede existir una asociación con

otras enfermedades congénitas (pulmonares, cardiovasculares

o esofágicas) (5,6). La parálisis adquirida de cuerdas vocales

en niños puede ser debido a un trauma quirúrgico (por ejemplo,

reparación de una fistula tráqueoesofágica o defectos cardíacos

congénitos). Aproximadamente el 50% de los niños con parálisis

bilateral de las cuerdas vocales requiere traqueostomía. Cuando

se confirma el diagnóstico de parálisis se recomienda evaluación

neurológica y cardiológica pediátrica (8).

La disfunción de las cuerdas vocales puede causar la

aparición repentina de estridor y disnea en ausencia de anomalía

neurológica identificable. Esta entidad se confunde con asma a

pesar de la diferencia entre el estridor inspiratorio, el sonido

típico de la obstrucción de las vías respiratorias superiores, y el

Tabla 1.

Anomalías más frecuentes de nariz y orofaringe.

Figura 2.

Tipos de laringomalacia.

*Tipo 1. Prolapso de la mucosa redundante de los aritenoides, que

puede introducirse entre las cuerdas en la inspiración.

Tipo 2. Laringomalacia tipo I asociada a repliegues ariepigloticos

acortados.

Tipo 3. Laringomalacia tipo II junto con desplazamiento de la epiglotis

en omega; puede estar desplazada hacia abajo, pudiendo, incluso

introducirse a través de las cuerdas vocales.

Tabla 2.

Anomalías más frecuentes laríngeas y traqueales.