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Anales Oftalmológicos

Tomo V Vol. III N˚3 2007 Santiago - Chile

La presentación de un proyecto de optómetras, en la Comisión de Salud de la H. Cámara de

Diputados, que se hará el 5 de marzo del presente año, representa un grave riesgo para los

pacientes, para la medicina y también para la oftalmología.

Este proyecto, suponemos, patrocinado por cadenas ópticas (así lo afirman en publicaciones

previas), busca transformar al óptico, en un profesional, aún inexistente en Chile que es el

optómetra. El óptico convertido por decreto en optómetra tendría facultades para recetar

y vender lentes, colirios y medicamentos y tratar las afecciones del segmento anterior y los

anexos oculares.

En Chile el carácter de óptico ha sido adquirido, luego de demostrar alguna experticia en la

confección de lentes (cristales y armazones) y un examen de sus conocimientos de óptica, en

servicios dependientes del Minsal.

La gran mayoría de estas personas han tenido un nivel educacional entre segundo y cuarto

medio, careciendo, absolutamente, de preparación en clínica, farmacología o alguna noción

de la medicina. Para hacer el proyecto más presentable, se involucra a tecnólogos médicos

en oftalmología, sin que estos hayan tenido participación alguna.

El motivo es económico, buscándose aumentar las ventas de lentes ópticos.

¿Es este un problema, sólo de los oftalmólogos?

Si se analiza con serenidad, veremos que la industria de la medicina busca aumentar sus utilidades

y no siempre considera la seguridad de los pacientes, ya sea que se vendan lentes o audífonos

o se promueva la automedicación o se venda a cosmetólogos o podólogos artículos de uso

médico tanto en el área de diagnóstico como de tratamiento. Depende de la autoridad sanitaria

mantener las limitaciones a la venta de productos farmacéuticos, ortopédicos, ópticos, prótesis

u otros artículos de la industria de la medicina, la cual presionará para su liberalización.

Otro factor que amenaza las especialidades médicas, es la medicina administrada, en que

un médico general determina, quien o cual paciente ve a un especialista, sustituyéndole en

la medida de su criterio o de sus capacidades, y limitando su acceso. Si se agrega que las

aseguradoras, en salud no ganan más por prestar mayor y mejor atención, sino todo lo contrario

y que muchas de ellas tienen sus propios centros de atención, entonces se configura un sistema

aún más restrictivo al trabajo del especialista. En el mismo escenario se sustituye al médico

general por profesionales paramédicos.

E D I T O R I A L

LAS ESPECIALIDADES MÉDICAS AMENAZADAS