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Contenido disponible en

www.neumologia-pediatrica.cl

El impacto y la asociación de RVH con diferentes cuadros

clínicos han sido subestimados debido a la falta de métodos

diagnósticos suficientemente sensibles y específicos. El diag-

nóstico puede realizarse por aislamiento en cultivo de células,

ya que producen efecto citopático y se pueden diferenciar de

otros picornavirus por su labilidad al tratamiento con ácido.

Sin embargo, algunos serotipos, incluyendo las cepas de la

especie C, no crecen en cultivo. Además, el aislamiento en

cultivo es costoso, muy laborioso y complejo, e implica la

disponibilidad de un área de cultivo celular en el laboratorio

de rutina. La detección directa de antígenos por inmunofluo-

rescencia no puede utilizarse para su diagnóstico, dado que

no existen anticuerpos monoclonales específicos para todos

los RVH por la alta variabilidad antigénica

(30,32)

.

La incorporación de métodos diagnósticos basados en la

transcripción inversa y la reacción en cadena de la polime-

rasa (PCR) han aumentado la sensibilidad de su detección

permitiendo asociar a los RVH con infecciones respiratorias,

no sólo del tracto superior sino también del inferior, tales

como neumonía y bronquiolitis en niños. Asimismo, se les

ha detectado en pacientes con exacerbaciones de asma (en

niños y adultos), exacerbaciones del cuadro respiratorio en

pacientes con fibrosis quística y con enfermedad pulmonar

obstructiva crónica (en adultos). Además, la infección por

RVH durante la infancia ha sido identificada como predictor

de sibilancias recurrentes, y de posterior desarrollo de asma

en niños

(18,30,31,33)

.

Parainfluenzae

Los virus Parainfluenza del ser humano (VPIh) pertenecen

a la familia

Paramixoviridae

, al igual que el VRS y el Metap-

neumovirus. Son de simetría helicoidal con un diámetro de

100-200 nm, son envueltos y tienen como genoma ARN de

cadena simple, lineal de polaridad negativa y no segmenta-

do. Contienen aproximadamente 15.000 nucleótidos y se

han descrito cinco tipos: 1, 2, 3, 4a y 4b, de los cuales los

serotipos 1, 2 y 3 son los más importantes desde el punto

de vista médico, ya que ocupan el segundo lugar dentro de

las causas de infecciones respiratorias severas en lactantes y

niños pequeños, sólo superados por el VRS

(28)

. Los viriones

se encuentran rodeados por una bicapa lipídica de la cual

sobresalen proyecciones constituidas por la glicoproteína HN

que presentan función hemaglutinina y neuraminidasa, activi-

dades indispensables para su patogenesis. También poseen

proyecciones compuestas por la glicoproteína F, responsables

de la acción hemolítica y de fusión, lo cual posibilita la unión

entre células y la hemólisis en ciertos tipos de eritrocitos

(21,28)

.

Los VPIh provocan infecciones respiratorias frecuentes y de

gravedad variable, donde las manifestaciones clínicas depen-

den específicamente del serotipo; sin embargo, también

es importante la edad del paciente, el estado inmune y el

momento epidemiológico del año. Los niños con infección

primaria por VPIh de los tipos 1, 2 y 3 pueden presentar cua-

dros clínicos graves, que varían desde laringotraqueítis y crup

(particularmente los tipos 1 y 2), hasta bronquitis y neumonía;

sobre todo con el tipo 3, el cual produce enfermedad grave

en lactantes menores de 6 meses. Estudios serológicos han

demostrado que el 60% de los niños a la edad de dos años

ya han sido infectados con VPIh tipo 3 y que aproximadamen-

te el 80% ha sido infectado a los 4 años de edad, la mayoría

asintomáticos

(21,34)

.

Los serotipos 1 y 2 causan epidemias y se presentan con

mayor frecuencia en verano y primavera en el hemisferio

norte, infectando principalmente a niños pre-escolares, a

diferencia del serotipo 3 que infecta a pacientes de todas las

edades; el serotipo 4 es aislado con muy poca frecuencia

por lo que ha sido relativamente poco conocido y caracte-

rizado. Este serotipo se asocia usualmente a grados menos

severos de la enfermedad, aunque ha sido reportado en

enfermedades del tracto respiratorio bajo. La desnutrición,

el hacinamiento, el déficit de vitamina A, la falta de lactancia

materna y la exposición a humo de tabaco son factores que

favorecen la infección

(34,35)

.

Influenza

El virus Influenza causa frecuentemente infección respiratoria

en los distintos grupos etarios de la población humana en

todo el mundo. Puede llevar a enfermedad grave e incluso

letal en lactantes, ancianos y pacientes inmunocomprome-

tidos. Pertenece a la familia

Orthomixoviridae

y posee tres

géneros A, B y C; formados por los virus influenza A, B y

C, respectivamente. La partícula viral tiene un diámetro

de 50-120 nm, es envuelta y su manto corresponde a una

bicapa lipídica derivada de la membrana celular de la célula

huésped que infectó, de ella sobresalen alrededor de 500

espículas conformadas por las glicoproteínas hemaglutinina

(HA) y neuraminidasa (NA). Hacia el interior de la partícula

viral, existe una capa formada por la proteína matriz (M) y

más al interior está la nucleocápside de simetría helicoidal,

constituida por los complejos polimerasa y nucleoprotéico

que incluye el genoma viral, el cual es una hebra de ácido

ribonucleico (ARN), de polaridad negativa, formada por

12.000 a 15.000 nucleótidos y segmentada en 7 (influenza

C) u 8 fragmentos (influenza A y B); este material genético

codifica para 9 proteínas. Las proteínas NS1 y NS2 no son

estructurales, NS1 es inmunomodulador desencadenando

efectos como la inhibición del interferón de tipo I (IFN) en las

células infectadas. Las proteínas PA, PB1 y PB2 interactúan

con el genoma viral constituyendo el complejo nucleopro-

téico y sintetizan nuevos ARN virales actuando como ARN

polimerasa. La nucleoproteína (NP) se asocia a los segmentos

del ARN viral y a las polimerasas, conformando la nucleocap-

side de simetría helicoidal. La proteína M1 forma la matriz y,

junto a NP, constituyen el antígeno que permite clasificar los

virus influenza en los 3 tipos A, B y C. La hemaglutinina (HA)

y la neuraminidasa (NA) son los antígenos de superficie del

manto, que determinan su patogenicidad y permite clasificar-

los en los diferentes subtipos de virus

(28,36)

.

La hemaglutinina es la glicoproteína de superficie más

abundante (80%); interactua con receptores específicos de

la mucosa respiratoria, permitiendo la adsorción del virus a

la célula huésped (infectividad). En la naturaleza se han des-

crito variantes (H1-H16), de las cuales sólo las H1, H2 y H3

afectan al hombre. La neuraminidasa es una enzima capaz de

romper la unión del ácido neuramínico (siálico) a la proteína,

facilitando la liberación viral; se han detectado 9 variantes de

N, de las cuales sólo N1 y N2 infectan al humano

(36)

.

El virus Influenza A es capaz de producir enfermedad en

Etiología de las neumonías adquiridas en comunidad en la población infantil - Morales O. et al

Neumol Pediatr 2013; 8 (2): 53-65.