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Neumol Pediatr 2017; 12 (1): 5 - 8

C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl

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Cánula nasal de alto flujo en pediatría

-

Lavado del espacio muerto nasofaríngeo

(efecto wash-out)

que contribuye a mejorar la presión distendente. Esta presión

se generaría secundaria a la administración continua de un

alto flujo, el que determinaría una resistencia espiratoria que

variaría según «boca abierta o cerrada», pero sin perderse. Esta

favorecería una disminución de atelectasias, una mejoría de

la relación V/Q y una mejoría de la distensibilidad pulmonar al

aumentar el volumen de fin de espiración, y con ello la capacidad

residual funcional. Además, favorecería la disminución del

trabajo respiratorio por contrarrestar el auto-PEEP (positive end

expiration pressure) (8-14).

-

Provisión de humidificación correcta a la vía aérea

lo que

mejoraría la mecánica respiratoria al favorecer la conductibilidad

del gas y el trabajo metabólico del acondicionamiento de gas

inhalado (15-16), además de mejorar la comodidad del paciente

(16-17).

-

Disminución de resistencia inspiratoria

con la consecuente

disminución del trabajo respiratorio, considerando que el

volumen nasofaríngeo tiene una distensibilidad que contribuye

a la resistencia de la vía aérea (14,18-19).

EVIDENCIA PEDIÁTRICA

En pediatría la CNAF representaría una alternativa a la

administración de CPAP no invasivo en aquellos pacientes con

dificultad respiratoria moderada, especialmente en la población

de lactantes que cursan bronquiolitis. Así, en un estudio

prospectivo realizado en 46 niños (recién nacidos – escolares)

con dificultad respiratoria leve a moderada, se observó que

la CNAF lograba mejorar el puntaje respiratorio, la saturación

de oxígeno (SpO

2

) y la escala COMFORT en la mayoría de los

pacientes y que esto se explicaría por la aplicación de una

presión nasofaríngea constante de alrededor de 4±2 cmH

2

O,

siendo más evidente en los lactantes (4). Rubin y cols, en un

grupo de 25 niños con diversos diagnósticos observó que el

aumento de las tasas de alto flujo vía cánula nasal disminuía el

esfuerzo respiratorio, con el impacto más significativo a 8L/min,

concluyendo que entre los múltiples mecanismos posibles para

este efecto clínico, se contaba la generación de presión positiva

y el lavado del espacio muerto de las vías respiratorias (14).

En bronquiolitis diversos estudios han evaluado

el mismo efecto. Arora y cols en un grupo de 25 niños con

bronquiolitis utilizando CNAF en la unidad de emergencia,

observaron que flujos crecientes a través de la CNAF se

asociaban a un aumento lineal de la presión nasofaríngea,

efecto que lograba sostenerse con boca abierta, si bien en

menor cuantía (20). Del mismo modo, Milesi y cols en 21

lactantes menores de 6 meses cursando bronquiolitis por Virus

Respiratorio Sincicial (VRS) con puntaje de dificultad respiratoria

moderado, observaron que la CNAF con flujos iguales o sobre 2

L/kg/min generaban una presión faríngea que se asociaba a una

mejoría del patrón respiratorio y a una rápida descarga de los

músculos respiratorios (9).

En un interesante estudio prospectivo, se evaluó el

efecto de la CNAF sobre el volumen espiratorio final (EEVL) con

tomografía de impedancia eléctrica, en 11 lactantes cursando

bronquiolitis con requerimientos de oxígeno mayores a 2 lpm

y dificultad respiratoria moderada. Se observó que con CNAF a

8 lpm (alrededor de 2 L/kg/min) existía un aumento del EEVL,

un aumento de la presión esofágica al final de espiración y una

mejoría en la frecuencia respiratoria, FIO

2

y SpO

2

(13). Pham y

cols en 12 lactantes con bronquiolitis usando CNAF, describieron

que con flujos de 2 L/kg/min se producía una disminución del

trabajo respiratorio evaluado mediante medición de actividad

eléctrica del diafragma, presión esofágica y pletismografía (21)

Por otro lado, se ha reportado que el uso de CNAF

disminuiría la necesidad de intubación en pacientes con

insuficiencia respiratoria aguda. Wing y cols, (22) en un estudio

retrospectivo realizado en una unidad de emergencia pediátrica,

evaluaron el riesgo de intubación de pacientes con insuficiencia

respiratoria aguda, antes y después de la introducción de

CNAF. Observaron que el riesgo de intubación había disminuido

en 83% en la unidad de emergencia y en 58% a nivel global

durante el período en que se había implementado un protocolo

de uso de CNAF (OR 0.17, IC 0.06-0.5, p = 0,001 y OR 0.42,

Figura 1.

Cánula Nasal de alto Flujo