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capítulo 3: Nutrición

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Complicaciones, prevención y manejo

Mecánicas

a) Lesiones por presión

Nasales, faríngeas o esofágicas. Cambiar diariamente el punto de apoyo a nivel nasal, instilar

suero fisiológico en los orificios nasales 2-3 veces por día, movilizar la sonda diariamente en sen-

tido longitudinal con movimientos de rotación para evitar adherencias, cambiar de orificio nasal

si aparece rinorrea.

b) Obstrucción de la sonda

Elección del grosor de la sonda de acuerdo al tipo de alimentación a usar. Administrar 20-60

ml de agua (dependiendo de la edad del niño) después de cada alimentación. Al usar medica-

mentos, preferir preparaciones en solución e infundir agua después de su administración. Evitar

aspiración frecuente de residuos gástricos. En caso de obstrucción, intentar uso de bebidas bicar-

bonatadas o preparados de enzimas pancreáticas mezcladas con bicarbonato.

Aspiración a vía aérea

Elevar la cabecera de la cama entre 30° y 45°, 30 min a 1 hora tras alimentar. Con factores

de riesgo uso de enteral continua y vía transpilórica.

Complicaciones relacionadas con el estoma

Revisión diaria, limpiar diariamente con agua y jabón y/o antiséptico la piel circundante, man-

tener la zona seca, uso de cremas que contengan zinc; si se detectan lesiones aplicar tratamiento

en forma precoz.

Complicaciones gastrointestinales

a) Náuseas y vómitos

Verificar la posición del tubo, disminuir el ritmo de infusión y/o pasar a enteral continua,

evaluar uso de procinéticos.

b) Retardo del vaciamiento gástrico

En pacientes críticos se presenta hasta en un 50%. Puede ser producido por la enfermedad

de base y/o uso de medicamentos especialmente en pacientes en UCI. La medición del residuo

gástrico como marcador indirecto de retardo de vaciamiento gástrico, no cuenta con evidencia

suficiente por lo que constituye actualmente un tema de debate respecto a su significado y puede

llevar a interrupción de la alimentación con insuficientes aportes respecto a las necesidades del

paciente y a un mayor riesgo de obstrucción de la sonda. Aún así, en general se indica al inicio de

la NE, cuando existe riesgo de broncoaspiración, en pacientes críticos y cuando existen signos de

intolerancia a la alimentación. No hay cifras precisas en pediatría de lo que constituye un residuo

gástrico elevado ya que va a depender de la edad, tipo de fórmula, modalidad de administración y

vaciamiento gástrico. El residuo debe ser reinfundido al paciente ya que constituye una importante

fuente de pérdida de calorías.

c) Diarrea

Considerar velocidad de infusión, intolerancia a la fórmula (hidratos de carbono, osmolaridad),

medicamentos en uso (antibióticos u otros fármacos), infección intercurrente, contaminación de la

fórmula, patología de base. En pacientes con ostomía, si no se dispone de volumen de referencia

de pérdidas debe considerarse como objetivo < 40 ml/kg/día.

Hay evidencia que el uso de fibra disminuye la incidencia de diarrea en pacientes no críticos,

mientras la suplementación con prebióticos permanece en discusión.

d) Constipación

Evaluar aporte de agua y fibra.