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Neumol Pediatr 2018; 13 (3): 92 - 95

C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl

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Micobacterias no tuberculosas en pacientes con fibrosis quística

incluir al menos claritromicina, cefoxitina, amikacina, y

preferiblemente también tigeciclina, imipenem, minociclina,

moxifloxacina y linezolid. En el caso de MAC debe realizarse

prueba de sensibilidad a la claritromicina (en un aislamiento

recuperado antes del inicio del tratamiento) (9).

TRATAMIENTO

El tratamiento de los MNT es prolongado y su tasa

de respuesta es baja. Los antibióticos útiles generalmente

tienen poca eficacia debido a que los MNT presentan un amplio

espectro de resistencia. Además la frecuencia de reacciones

adversas al tratamiento es alta, especialmente en el caso de

MABSC (1).

Una reciente revisión Cochrane no encontró ninguna

evidencia de ensayos controlados aleatorios de la efectividad

de diferentes tratamientos antimicrobianos para la enfermedad

pulmonar por MNT en personas con FQ (11). El año 2016 la

US Cystic Fibrosis Foundation (CFF) y European Cystic Fibrosis

Society (ECFS) generaron recomendaciones de consenso para el

manejo de las MNT basada en datos provenientes de pacientes

sin FQ (9). Estas directrices de manejo diferencian claramente el

manejo de MAC y MABSC. En el caso de MABSC se recomienda

una fase intensiva seguida de una fase de continuación. La fase

intensiva debe incluir un macrólido oral diario (preferiblemente

azitromicina) junto con 3-12 semanas de amikacina intravenosa

y uno o más de los siguientes: tigeciclina, imipenem o cefoxitina

por vía intravenosa, guiados pero no dictado por los test de

susceptibilidad a drogas. La duración de la terapia intensiva

debe estar determinada por la gravedad de la infección, la

respuesta al tratamiento y la tolerabilidad del régimen. La

fase de continuación debe incluir un macrólido oral diario

(preferiblemente azitromicina) y amikacina inhalatoria, junto con

2-3 de los siguientes antibióticos orales adicionales: minociclina,

clofazimina, moxifloxacina y linezolid guiados pero no dictado

por los test de susceptibilidad a drogas (1,9). La enfermedad

pulmonar MAC sensible a claritromicina debe tratarse con

un régimen diario de antibióticos orales que debe contener

un macrólido (preferiblemente azitromicina), rifampicina y

etambutol. En presencia de evidencia radiológica de cavitación

o infección severa o signos sistémicos de enfermedad debe

considerarse un curso inicial de amikacina endovenosa. MAC

no debe ser manejado con monoterapia o tratamiento trisemanal

(1,9).

Considerando que se trata de un tratamiento por

múltiples drogas y prolongado es prudente especialmente en el

caso de MABSC monitorizar la toxicidad a drogas especialmente

pérdida de audición, pérdida visual, insuficiencia renal y

anormalidades en las pruebas de función hepática (9).

Si bien la ATS/IDSA considera que el tratamiento

quirúrgico favorece la resolución clínica y microbiológica de la

infección por MABSC (10), esto no es recomendable en pacientes

que tienen una enfermedad pulmonar extensa como sucede en

los pacientes con FQ por lo que no se considera habitualmente

como parte del tratamiento a diferencia de muchos pacientes sin

FQ (12).

La respuesta a tratamiento basada en el aclaramiento

de esputo es mejor para MAC (oscila entre 45-75%), mientras

que la tasa de conversión para MABSC se informa en el rango de

40-50 %, sin embargo si se trata de una cepa de MAC resistente

a claritromicina la tasa de conversión baja a 5-15 % (1).

MICOBACTERIAS NO TUBERCULOSAS Y

TRASPLANTE PULMONAR

La infección por MNT en pacientes con FQ es de

particular relevancia durante el proceso de valoración de

idoneidad para trasplante pulmonar. Por mucho tiempo fue

considerada una contraindicación absoluta de trasplante

pulmonar debido a la inmunosupresión que podría determinar

una infección descontrolada, sin embargo series de distintos

centros no han mostrado aumento de la morbilidad post-

operatoria en pacientes con infección por MNT con respecto a

pacientes libres de infección (13).

Un estudio diseñó un cuestionario aplicado en distintos

centros de trasplante de Europa, Norteamérica y Australia sobre

prácticas locales de contraindicación específica y manejo

pre y post-trasplante . Si bien todos los centros evaluaron

específicamente a los pacientes con FQ para la infección

(MNT) antes del trasplante existen variaciones en las políticas

adoptadas por los distintos centros. De un total de 21 centros sólo

4 consideraron que la infección con el complejo de M. abscessus

en sí misma era una contraindicación absoluta para el listado de

trasplantes. Más de la mitad (57%) declaró que no incluirían a

un paciente con cultivos respiratorios positivos persistentes a

pesar del tratamiento óptimo. La mayoría (76%) de los centros

considera que la infección persistente por M. abscessus complex

es una contraindicación relativa a la inclusión de otros factores

adversos. Dieciocho centros requieren tratamiento previo al

trasplante y 20 (95%) decidirían un cóctel de tratamiento peri-

trasplante en el momento de la inclusión (13).

La US Cystic Fibrosis Foundation y la European

Cystic Fibrosis Society en su consenso sobre el manejo

de MNT recomienda que la presencia de una infección

persistente de MABSC o MAC a pesar de una terapia óptima

no es una contraindicación absoluta para la derivación a

trasplante de pulmón, pero la International Society for Heart

and Lung Transplantation (ISHLT) considera la colonización

con micobacterias virulentas o altamente resistentes como

una contraindicación relativa para ser candidato a trasplante

pulmonar(9).

CONCLUSIONES

El aislamiento de micobacterias no tuberculosas ha

ido en aumento con el paso de los años, especialmente en

pacientes con FQ. Su rol en un paciente individual es difícil

de determinar debido a que otros microorganismos presentes

en pacientes con FQ pueden generar características clínicas o

radiológicas similares. Ante esta dificultad diagnóstica la CFF y la

ECFS generaron orientaciones para el diagnóstico y tratamiento

que sin embargo se basan en evidencia de pacientes sin FQ.

Actualmente se encuentran en desarrollo ensayos clínicos en

pacientes con FQ para desarrollar un protocolo basado en la

evidencia fácil de usar para el diagnóstico de la enfermedad por