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Contenido disponible en

www.neumologia-pediatrica.cl

llegar a la etiología precisa es difícil, debido principalmente a

la limitación para obtener muestras adecuadas y a la dificultad

para identificar el agente causal y para diferenciar entre colo-

nización e infección

(4,5)

.

Se estima que con los métodos actualmente disponibles,

se puede detectar un agente específico entre el 16 al 85%

de los casos, lo cual dificulta la determinación de la incidencia

real de estas infecciones; además, la variedad de técnicas diag-

nósticas utilizadas en los estudios clínicos y la interpretación

de los resultados en ausencia de aislamiento de un germen,

hacen aún más difícil la determinación de la incidencia real de

los agentes etiológicos de la NAC

(1,6,7)

.

ENFOQUE DIAGNÓSTICO

En el enfoque diagnóstico inicial de la NAC, es necesario ante

todo, distinguir si el niño con infección respiratoria aguda,

tiene compromiso respiratorio alto o bajo; si es bajo tratar

de dilucidar al máximo si la neumonía es viral o es bacteriana

(clásica o atípica), por las implicaciones terapéuticas que la

diferenciación tiene. Para el acercamiento a dicha diferencia-

ción se cuenta con parámetros clínicos, epidemiológicos, de

laboratorio e imagenológicos, que analizados en conjunto,

permitirán mejores resultados.

Desde el punto de vista clínico, un niño con infección

respiratoria aguda alta puede cursar con tos, rinorrea, obs-

trucción nasal, coriza, fiebre, odinofagia y mayor o menor

compromiso del estado general. El mismo complejo sinto-

mático puede observarse en un niño con neumonía, pero

la caracterización de la extensión de la infección al tracto

respiratorio inferior, está dada por la presencia además de

otros signos como la taquipnea, estertores, tiraje subcostal,

apariencia clínica de que “no luce bien”, dolor torácico e

incluso en algunos casos dolor abdominal.

La taquipnea, como signo único ha demostrado ser el

mejor predictor de neumonía, comprobada por radiografía,

en niños menores de cinco años. Tiene sensibilidad de 74%

y especificidad de 67%, según estudios de la OMS

(8)

, pero

es menos sensible y específica en los primeros tres días de

la enfermedad. Se considera taquipnea, una cifra mayor de

60 por min en el niño menor de dos meses, mayor de 50

por min en niño de 2 a 11 meses y mayor de 40 por mi-

nuto entre los 12 meses y los 5 años

(9)

. Otros trabajos han

demostrado también una alta correlación entre taquipnea e

hipoxemia: una frecuencia respiratoria mayor de 70 por min

en menores de un año, tuvo una sensibilidad de 63% y una

especificidad de 89% para demostrar hipoxemia, medida

por oximetría de pulso

(10)

. Vale la pena tener presente, como

lo mencionan Jadavji y cols, en su guía para el diagnóstico y

tratamiento de la neumonía en pediatría, que la taquipnea

puede faltar en un niño con retracciones severas u otros

signos de aumento del trabajo respiratorio

(11)

. Así como la

taquipnea es el mejor indicador de infección respiratoria

baja, el tiraje subcostal lo es de gravedad en neumonía. En

el niño menor de dos meses, para que mantenga el valor

de gravedad, el tiraje debe ser intenso, puesto que la mayor

maleabilidad y distensibilidad de la caja torácica en este grupo

de edad, permite que con la respiración normal los niños

tengan ligero tiraje subcostal.

Son signos de máxima gravedad, o predictivos de muerte

por neumonía: la cianosis, la incapacidad de ingerir líquidos,

el quejido espiratorio, el aleteo nasal, las radiografías de

tórax con cambios severos y la ausencia de fiebre en niños

desnutridos severos

(12-14)

. El examen físico de un niño con

neumonía puede revelar otros hallazgos como la disminución

del murmullo vesicular en el lado afectado, estertores que

no se modifican con la tos ni las maniobras de higiene bron-

quial; un niño con mayor compromiso, puede tener soplo

tubárico, aumento de la transmisión de vibraciones vocales,

pectoriloquia áfona y broncofonía, signos estos que consti-

tuyen el síndrome clásico de consolidación pulmonar. Una

postura antálgica, dolor a la inspiración, matidez a la percusión

junto a disminución de las vibraciones vocales y ausencia de

murmullo vesicular en el lado afectado, hallazgos clásicos

del síndrome de derrame pleural, pueden encontrarse en

niños que cursan con derrame paraneumónico o neumonía

complicada con empiema. No son despreciables los casos de

niños menores de 5 años que manifiestan sus neumonías con

dolor abdominal como signo cardinal de la enfermedad

(15,16)

.

NEUMONÍA O BRONQUIOLITIS

La neumonía y la bronquiolitis son las dos infecciones respi-

ratorias bajas más frecuentes. Se debe considerar en primera

instancia la posibilidad de bronquiolitis, si se trata de un niño

menor de dos años con un primer episodio bronco-obstruc-

tivo, precedido por infección respiratoria aguda alta, dos o

tres días antes, asociado a taquipnea o cualquier otro signo

de dificultad respiratoria, aún más si se presenta en época de

epidemia (en Colombia temporada de lluvias)

(4)

.

NEUMONÍA BACTERIANA O VIRAL

Como se vio en párrafos anteriores, es un reto para el mé-

dico reconocer la neumonía en un paciente, pero lo es aún

más la diferenciación entre la etiología viral o bacteriana. Para

acercarse a esta diferenciación, debe apoyarse en una suma

de criterios, tanto clínicos, epidemiológicos, de laboratorio e

imagenológicos (fundamentalmente radiológicos), teniendo

en cuenta la disposición que de ellos tenga y la justificación

de acuerdo al grado de severidad del caso.

CRITERIOS CLÍNICOS Y EPIDEMIOLÓGICOS

No hay criterios clínicos que aisladamente sean capaces de

diferenciar la etiología viral de la bacteriana, entre otras cosas

porque hay una proporción importante de pacientes que

tienen neumonías mixtas, (entre 8-23% según distintas series)

(1,6,7,17)

. Sin embargo, algunos signos o síntomas sugerirían más

una u otra causa, como lo muestra Macintosh en su trabajo

(18)

,

donde la conjuntivitis y la otitis media se encontraron en el

27% y 42% respectivamente, de los pacientes con neumonía

bacteriana y sólo la presentaban en su orden, el 8% y 22%

de los niños con neumonías virales. Si bien es cierto que las

sibilancias se encuentran acompañando al 43-56% de los

Diagnóstico de neumonía adquirida en la comunidad en la población infantil - Libia L.

Neumol Pediatr 2013; 8 (2): 66-73.