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Neumol Pediatr 2015; 10 (3): 111 - 117

C o n t e n i d o d i s p o n i b l e e n h t t p : / / www. n e umo l o g i a - p e d i a t r i c a . cl

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La nueva displasia broncopulmonar desde el punto de vista del neumólogo pediatra

TRATAMIENTO

Mantener oxigenación y aporte calórico adecuado,

que permitan al niño crecer adecuadamente y evitar las

sobreinfecciones, son las únicas terapias que han demostrado

efectividad. Hay que tratar el reflujo gastroesofágico si se

sospecha clínicamente y descartar aspiración (14).

Hay gran discrepancia en los distintos centros, en

la definición de oxigenación adecuada en el prematuro, lo que

tiene gran relevancia si se tiene en cuenta que determina la

definición de la DBP. La falta de consenso surge de confundir

al recién nacido prematuro que tiene menos de 34 semanas

de vida, que requiere menores concentraciones de oxígeno para

evitar complicaciones (15), con el recién nacido prematuro que

ya tiene diagnóstico de DBP, que ha estado estable al menos 2

semanas, que tiene más de 34 semanas y esta pronto a su alta,

y no tiene riesgos de complicaciones por la oxigenoterapia. Este

lactante debe saturar un promedio de al menos 95% y se deben

evitar saturaciones menores a 92%, lo que va a permitir disminuir

el riesgo de muerte, aumentar la ganancia de peso, evitar el

desarrollo de hipertensión pulmonar, disminuir la resistencia de

la vía aérea y el trabajo respiratorio, mejorar la arquitectura del

sueño, la readmisión hospitalaria y el compromiso neurológico

(16-18). En el único estudio de saturometría realizado en niños

prematuros sin DBP, con tecnología de extracción de señal, se ha

observado un promedio de saturación entre 95 y 100%, con solo

un 6% (+- 6,1) del tiempo de 12 horas de registro saturaciones

menores a 93% (19). En recién nacidos a término menores de 5

días de vida, se describe un promedio de saturación de 97,3%

y un índice de desaturación 80% menor a 1, con una duración

menor a 19 segundos en cada episodio (20). Por lo que se

sugiere al alta, el oxígeno necesario para saturar un promedio de

95%, y no más de 1 evento por hora de desaturaciones menores

a 80% y menores de 20 segundos de duración.

En los casos más severos, en los que el recién nacido

no puede ser destetado del ventilador por la severidad de la

displasia o agravado por un daño neurológico, se debe tomar la

decisión de realizar traqueostomía. El momento más óptimo de

su indicación es entre los 2 y 3 meses de vida, con parámetros

ventilatorios estables. Se ha demostrado que al traqueostomizar

a esta edad, en la que el lactante ya tiene al menos 40 semanas,

permite realizar intervenciones que mejoren su neurodesarrollo,

lo que no se puede lograr con el niño con tubo endotraqueal.

Además permite un descenso de los parámetros de la ventilación

(21).

Algunas terapias que han demostrado algún

impacto en prevenir la DBP son la Vitamina A, las xantinas y la

azitromicina, aunque no son utilizadas en todos los centros por

su alto costo en caso de la Vitamina A y la falta de conocimiento

de la farmacocinética y efectos secundarios en el caso de al

azitromicina en el neonato (3, 7, 22, 23).

Con respecto a los corticoides sistémicos, Grier y

Halliday (24) han demostrado que por cada 100 niños que reciben

corticoides en forma precoz, la DBP se puede prevenir en 10

casos, a expensas de 6 niños con hemorragia gastrointestinal,

12 con parálisis cerebral y 14 con examen neurológico anormal

durante el seguimiento; por lo que se desaconseja su utilización.

En ocasiones pueden utilizarse, previo consentimiento informado,

en mayores de 3 semanas, por períodos de no más de 3 a 7

días, para facilitar el retiro del ventilador (25). Los corticoides

inhalados no han demostrado beneficios (26). Con respecto a

los diuréticos, si bien son muy utilizados, hay poca evidencia de

beneficios clínicos y mucha de efectos colaterales (27).

Debido a la falta de reserva pulmonar de los lactantes

con DBP, la posibilidad de requerir nuevas hospitalizaciones por

infecciones respiratorias es de alrededor de un 60% durante el

1er año de vida, bajando a un 20% en el segundo año (28). Por

lo que se debe indicar vacunas con acción capullo: influenza en

los convivientes mayores de 6 meses y pertussis acelular a los

mayores de 12 años; aislamiento y lavado de manos, no asistir

a sala cuna los primeros 2 años de vida, prohibir tabaquismo y

calefacción contaminante y promover una atención preferencial

en los controles de salud (14).

Para prevenir las infecciones graves por virus

respiratorio sincicial (VRS), se debe indicar palivizumab

(anticuerpos monoclonales anti VRS) en Chile durante los meses

de abril a agosto con un máximo de 5 dosis. Se indica en todos

los niños con DBP, nacidos antes de las 32 semanas, menores

de 1 año y a los que teniendo entre 1 y 2 años de edad están

con terapia (oxigeno, diuréticos o corticoides sistémicos) debido

a la DBP, dentro de los 6 meses previos al comienzo del período

invernal (29). Si el recién nacido con DBP está hospitalizado aún

en neonatología en período invernal, se debe colocar la primera

dosis 2 o 3 días antes del alta. Si se hospitaliza debido a un

cuadro por VRS, no se debe completar la profilaxis (29).

EVOLUCIÓN

En la mayoría de los casos de DBP moderada, si se

evitan las infecciones respiratorias durante los 2 primeros años

y el lactante presenta un crecimiento adecuado, la evolución es

muy favorable, desapareciendo los síntomas de insuficiencia

respiratoria crónica y la necesidad de oxigeno adicional dentro

de los primeros meses post alta. El requerimiento de oxigeno

luego del alta es en general de 0,1 l/ min por cánula nasal

durante 4,5 meses (+- 5 meses) (30). La mediana del tiempo

de requerimiento de oxigeno luego de las 40 semanas es de

2,5 meses y el Percentil 75 de 8,5 meses (31). Las estrategias

para dar de alta del O2 a lactantes con DBP son diferentes

en distintos centros del mundo, utilizándose la saturometría

continua en solo un 50% de los centros en un estudio en Estados

Unidos (32). Los lactantes portadores de DBP moderada deben

ser controlados mensualmente mientras tengan requerimiento

de oxígeno, luego cada 2 meses hasta el año, semestralmente

hasta los 2 años y anualmente hasta al menos los 7 años. En el

caso de pacientes con DBP leve, sin requerimiento de oxígeno,

deben ser controlados semestralmente hasta al menos los 7

años (14). Estas propuestas de control pueden cambiar según el

compromiso clínico y de su función pulmonar.