

GUÍAS DE PRÁCTICA CLÍNICA EN PEDIATRÍA
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retracción intercostal y supraclavicular sugiere importante aumento del esfuerzo respiratorio y se
observa en bronquiolitis, asma y fibrosis quística. Ocasionalmente puede oírse un ruido sordo por
desplazamiento del objeto con el flujo de aire. La cianosis es un signo tardío de hipoxemia, espe-
cialmente en el RN, siendo precedida por palidez que no siempre es pesquisada. La hipercapnia
puede sospecharse cuando el niño presenta manos calientes, miosis, fasciculaciones musculares
o compromiso de conciencia. De todos modos, una simple Rx de tórax puede contribuir al diag-
nóstico oportuno de malformaciones pulmonares, neumonía, membrana hialina, neumotórax,
derrame pleural, quilotórax, atelectasia, neumatocele, absceso pulmonar.
Corazón
Las características anatómicas del corazón y los defectos cardíacos se forman mucho antes
del nacimiento. En condiciones normales, el ductus arterioso se cierra a poco de nacer pudiendo
auscultarse algún soplo que requiere nuevas auscultaciones, excepto frente a una cardiopatía
cianótica en la cual debe procederse a estudio ecocardiográfico inmediato. Puede apreciarse
defectos cardíacos tipo anomalías de posición (dextrocardia aislada o en el contexto de un situs
inversus), crecimiento anómalo de cavidades (aurículas, ventrículos), anomalías de tabique, sos-
pecha de cardiopatías complejas. Es importante efectuar la auscultación con campana y diafrag-
ma. En el lactante suele ser más adecuada la auscultación cardíaca del niño en los brazos de su
madre. Si hay sospecha de cardiopatía congénita debe evaluarse las características del pulso y
comparar pulsos de extremidades superiores con inferiores. Existen algunas condiciones del RN
que orientan a la sospecha de cardiopatía: brevedad real de cordón, síndrome de Down (defecto
de cojinete), síndrome de Turner (coartación de la aorta), trisomía 13, trisomía 18, anomalías de
radio y/o pulgar (síndrome cardiodigital o de Holt Oram), síndrome de rubéola congénita (ductus
arterioso persistente, estenosis pulmonar). Los signos clínicos importantes de cardiopatía incluyen
cianosis, taquicardia, falta de progreso pondoestatural y los de insuficiencia cardíaca congestiva
son: taquipnea, taquicardia y hepatomegalia (el edema y congestión pulmonar son tardíos). A
veces es difícil distinguir los sonidos cardíacos de los respiratorios por tonalidad y frecuencia si-
milar. No es infrecuente encontrar soplos cardíacos que no fueron evidentes en período de RN o
que se constituya una cardiopatía compleja a pocos días o semanas del nacimiento (tetralogía de
fallot, drenaje venoso anómalo). Es frecuente auscultar un soplo cardíaco inocente alrededor de
los 3 a 4 años de edad denominado murmullo venoso. Hoy día se puede acceder con facilidad a
una ecocardiografía en casos de duda, sin embargo, es necesario mantener la sana costumbre de
evaluar el sistema cardiovascular de los niños. La causa más frecuente de hipertensión arterial en
el niño es la de origen renal, causada por glomerulonefritis postestreptocócica aguda y pielonefri-
tis aguda, insuficiencia renal crónica de diversas causas incluidas la trombosis y anomalías de los
vasos renales. Otras causas, menos frecuentes de hipertensión arterial incluyen afecciones del SNC
como meningitis, encefalitis, tumores del SNC; enfermedad cardiovascular (coartación de la aorta,
tirotoxicosis); endocrinopatías (terapia esteroidal prolongada y a altas dosis), feocromocitoma,
hiperplasia suprarrenal congénita, porfiria; intoxicaciones por metales pesados (plomo, mercurio,
cadmio); hipertensión esencial. La sospecha y confirmación de una cardiopatía en el niño es un
proceso largo e impactante para la familia e incluso para el pediatra. Hoy se dispone de excelente
apoyo de ECG, imágenes, cateterismo que permite el mejor y más rápido diagnóstico.
Abdomen
El tamaño y forma del abdomen cambian con la edad, de un aspecto protuberante en el pe-
ríodo neonatal a una mayor armonía en el lactante y niño mayor. El cordón umbilical, su aspecto,
vasculatura (dos arterias y una vena) y longitud debe ser inspeccionado al nacer. Los RN con solo
una arteria umbilical pueden tener otras anomalías asociadas (síndrome de Vacter-S, trisomía 13
y 18), sin embargo, lo habitual es que sea una anomalía aislada. Si se deja descubierto el cordón
debe caerse una a dos semanas después del nacimiento, sin embargo, se ha ido prolongando su
caída fisiológica, no siendo infrecuente su caída durante la cuarta semana de vida. En ocasiones
se observa tejido de granulación exuberante, constituyendo un granuloma umbilical que puede
requerir tratamiento. Es común algún leve sangrado transitorio. El drenaje persistente de líquido
desde el ombligo, sugiere persistencia de uraco permeable, quiste del uraco, divertículo comuni-