

Abril
2009.
Volumen
8
-
N
°
36
Durante la carrera de medicina, muchos de
nosotros, nos entusiasmamos con la medicina
interna. Sin embargo, finalmente, fuimos
seducidos y terminamos comprometiéndonos
con la pediatría. Dentro de las múltiples razones
que pueden existir para ello, una de las más
tangibles y que con más fuerza experimentamos
cuando trabajamos en consulta o en policlínicos
de atención primaria, es la labor de prevención
que podemos cumplir en pediatría, más que en
cualquier otra especialidad médica.
Uno de los principales escenarios donde
ejercemos la labor de prevencionistas es en el
control de niño sano; instancia que en función de
rendimientos y estadísticas, ha sido entregada
a otros profesionales; con el consecuente
deterioro, pérdida y olvido de una de las
funciones más básicas del médico pediatra.
Debemos recordar que en el primer control de
niño sano es importante evaluar las condiciones
de salud psicológica de la madre, especialmente
en lo referido a depresión y trastornos del ánimo
post parto; ello en consideración a la presencia
de depresión post parto en un porcentaje
de
10
a
20
% de las puérperas.
Tengamospresente, además, la gran vulnerabilidad
psicoemocional de la puérpera y nodriza, debido
a la alta presión social y familiar y a las
múltiples expectativas, no siempre satisfechas,
que genera el nacimiento de un niño. En este
contexto, hay que poner especial énfasis en la
madre de edades extremas: en la muy joven, por
las condiciones habitualmente difíciles en que
puede haber cursado su embarazo, con rechazo
por parte de su pareja y familia y sentimientos
ambivalentes de amor/odio respecto del recién
nacido y en la muy añosa por el alto grado de
ansiedad y temor en que posiblemente se ha
desarrollado la gestación del niño.
Si bien ha habido una importante recuperación
de la lactancia materna, siempre debemos verificar
la técnica de amamantamiento, preguntar a la
madre sobre su propia alimentación y considerar
sus sentimientos respecto al niño, estableciendo
el riesgo de que la madre pueda abandonar la
lactancia materna, introduzca fórmulas de una
manera inapropiada o que el niño tenga una
alimentación inadecuada por caer en el error de
defender a ultranza una postura o tomar el camino
más fácil de no complicarse con explicaciones de
los beneficios de mantener la lactancia materna.
Mantener o recuperar la lactancia materna de un
niño, es una de las labores preventivas más
importantes que podemos ejercer como pediatras.
Establecer ¿Cómo y dónde duerme un recién
nacido?, puede ser nuestra primera labor de
prevención de accidentes, al evitar el riesgo de
aplastamiento o de aspiración por una postura
inadecuada al dormir (o dormir con los adultos).
Ello cobra mayor relevancia en los estratos
socioeconómicos más vulnerables, en los cuales
el acondicionamiento físico y los hábitos y
costumbres pueden aumentar el riesgo, referido
ello, especialmente, a las características de la
habitación, la cama, el nivel de hacinamiento
y posibles conductas de riesgo, con relación
a consumo de alcohol y drogas.
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EL PEDIATRA COMO PREVENCIONISTA
.
PREGUNTA AL ESPECIALISTA
.
Dr. Carlos Madrid P.
Pediatra Complejo Hospitalario San Borja Arriarán