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penetra vestibular o bucalmente.

Las infecciones de premolares y molares

maxilares pueden perforar la cortical

vestibular maxilar sobre o bajo el origen

de la inserción del músculo buccinador y

diseminarse posteriormente vía plexo venoso

pterigoideo hacia la fosa pterigopalatina e

infratemporal y alcanzar la órbita vía fisura

orbitaria inferior y vena oftálmica, o vena

facial y vena oftálmica superior. Si las piezas

dentales son antrales la infección entra al

seno maxilar originando una sinusitis maxilar.

Las piezas anteriores maxilares pueden

provocar celulitis orbitaria por diseminación

retrograda a través de las venas facial, angular

u oftálmicas, o por diseminación directa. La

comunicación extensa entre las venas facial

y oftálmica ocurre en el canto de la región

medial sobre el ligamento palpebral medial,

donde la vena angular se anastomosa con

las venas supraorbitaria y supratroclear. El

hecho de que estas venas no presenten

válvulas facilita una extensa comunicación

bidireccional entre la órbita, cara, cavidades

nasales, senos, plexo venoso pterigoideo, y

en consecuencia la rápida diseminación de

la infección entre estas áreas.

(1)

Las infecciones orbitarias se dividen en

celulitis preseptal y en celulitis orbitaria

o postseptal. La celulitis preseptal es una

infección relativamente frecuente de los tejidos

subcutáneos anteriores al septo orbitario. La

celulitis orbitaria bacteriana es una infección

de los tejidos blandos posteriores al septum

orbitario de carácter grave, habitualmente

suele ser una infección poli microbiana,

incluyendo a los gérmenes anaerobios,

los gérmenes causales más frecuentes son

Neumococos, Estaphylococcus aureus y el

Estreptococos pyogenes, en los niños menores

de cinco años el microorganismo causal más

frecuente suele ser Haemophilus influenzae

(

7,8

)

.

El cuadro clínico que lo caracteriza es de

inicio rápido, toma del estado general, fiebre y

signos orbitarios como gran edema palpebral,

enrojecimiento, calor, dolor a la palpación e

inmovilidad palpebral, proptosis generalmente

asociada también a la tumefacción palpebral,

movimientos oculares restringidos y dolorosos,

puede existir signos de disfunción del nervio

óptico en los casos más avanzados.

Asociado a ésta sintomatología se pueden

producir complicaciones corneales como la

queratopatía por exposición y por alteración

de la sensibilidad, aumento de la presión

intraocular y oclusión de la arteria o la vena

central de la retina. Otra complicación es el

absceso orbitario, es raro pero está asociado

a la celulitis orbitaria relacionada con los

senos, y por último el absceso subperióstico,

el cual se localiza a lo largo de la pared

lateral de la órbita tal como se presentó en

el caso aquí reportado.

(7)

REPORTE DEL CASO

Paciente masculino de 42 años sin antecedentes

mórbidos, consulta a Odontólogo por dolor en

pieza dental Nº 17, el cual realiza exodoncia

de dicha pieza con curetaje, hemostasia y

Yodoformo más Amoxicilina comprimidos

por 7 días y describe que la pieza dental

Nº 18 presenta múltiples obturaciones pero

es asintomático.

Cuarenta y ocho horas después refiere

cefalea, dolor intenso en región malar

derecha, aumento de volumen, trismus y

disfagia. Al día siguiente es hospitalizado con

diagnóstico de Flegmón facial, absceso de

piso de boca de origen dentario. Es evaluado

por dentista quien no encuentra pus, deja

drenaje y administra en box penicilina 2

millones E.V.

Evoluciona tórpidamente con aumento de

Anales Oftalmológicos

Tomo V Vol. IV N˚2 2008 Santiago - Chile