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Medidas ambientales
Conjunto de acciones externas al paciente, realizadas por el equipo de salud, que buscan ami-
norar el cuadro de agitación que se presenta. Estas incluyen: espacios adecuados sin elementos
potencialmente peligrosos, con el mobiliario justo y necesario, fijo al suelo o paredes, y la puerta
de acceso al alcance tanto del personal de salud como del paciente; una buena disposición del
personal; control de los estímulos visuales, auditivos y de desplazamientos. Se debe respetar la
privacidad del paciente en la medida de lo posible y sin correr riesgos innecesarios.
Formas de contención
Contención emocional
Es la primera opción y tiene como objetivo tranquilizar y estimular la confianza del paciente, a
través del escuchar y persuadir. Iniciar la entrevista por aspectos distintos a la violencia, con em-
patía y luego indagar sobre los motivos de su actitud y emociones. Usar un lenguaje simple con
voz suave y firme. Postura corporal de acogida y con movimientos lentos. Mostrarse dispuesto a
acceder a las peticiones razonables del paciente (solicitud de agua, iluminación, etc.).
Contención mecánica o física
Consiste en la limitación y/o privación de la posibilidad de movimiento y/o desplazamiento
físico de la persona afectada, con técnicas especiales. Usado con la finalidad de evitar auto y hete-
roagresiones, sólo tras descartar otras intervenciones menos traumáticas física y psicológicamente.
Sin embargo, según el grado de agresividad, puede ser la primera medida necesaria.
Si es posible, hay que advertir al paciente de la técnica que se utilizará y los motivos. Una
vez realizada la contención física debe ser reevaluada periódicamente por enfermera (cada 30
minutos) y médico (cada 2 horas) para evitar y tratar posibles lesiones asociadas a la contención
y decidir si se mantiene.
Contención farmacológica
Procedimiento clínico de tipo invasivo que contempla administrar un fármaco, con el objetivo
de controlar y disminuir el episodio de AP, para luego continuar con el tratamiento del cuadro
de base.
Debe acompañarse de elementos persuasivos y facilitadores y en la medida que el estado
de conciencia del paciente lo permita, explicarle en detalle el procedimiento. Los fármacos más
usados son los antipsicóticos y las benzodiazepinas. Las vías de administración dependerán del
grado de cooperación del paciente. Aunque el efecto sedante y ansiolítico de las benzodiazepi-
nas es ampliamente conocido, hay poca evidencia en la literatura que apoye su uso en AP en
población pediátrica, y tampoco se ha podido demostrar que potencie su efecto al combinar con
antipsicóticos. Cuando el paciente coopera, puede recurrirse a benzodiazepinas por vía oral, o
sublingual. Se prefieren las de vida media corta, como el lorazepam y midazolam. Presentan un
inicio de acción a los 15 minutos. Edad mínima de administración es de 12 años. El diazepam
es de vida media más prolongada, pero presenta un inicio de acción rápido por vía oral (15-20
minutos), y se puede repetir su administración cada 30 minutos si fuese preciso. Edad mínima de
administración de 6 meses. Efectos secundarios adversos de las benzodiazepinas: ataxia, depresión
respiratoria (dosis dependiente), y desinhibición idiosincrática (efecto paradojal) lo cual ocurre con
mayor frecuencia en niños.
Antipsicóticos
Pacientes agitados con síntomas psicóticos requieren uso de antipsicóticos.
También son uti-
lizados en casos de agresividad en contexto de descontrol de impulso, problemas conductuales o
trastornos generalizados del desarrollo.
- Antipsicóticos atípicos: 1
era
elección, y siempre que sea posible preferir vía oral. El más evalua-
do en niños es risperidona. Aunque olanzapina y ziprasidona disponen de formulación i.m, y
constituyen, según nuevas guías, la primera elección en las crisis psicóticas agudas de adultos,
no hay estudios en niños.