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La presencia de sangre en la orina de un niño, muchas veces puede ser un hallazgo normal
y transitorio en relación a una infección viral inespecífica, sin embargo, en ocasiones puede ser
la expresión de enfermedad renal o de la vía urinaria. Cualquier patología nefrourológica puede
manifestarse por hematuria en algún momento de su evolución. Su definición es convencional
aceptándose como la excreción de más de cinco glóbulos rojos por campo de mayor aumento
en una muestra de orina fresca y centrifugada a 1.500 rpm durante 5 minutos, o más de 15 GR
por μl.
Si se utiliza cinta reactiva en una muestra de orina no centrifugada el test es positivo con 6
o más glóbulos rojos por ml, sin embargo, para evitar lecturas falsas positivas con este método
deben seguirse estrictamente las indicaciones de introducir brevemente la cinta en la muestra
de orina, eliminar el exceso y leer la cinta al tiempo recomendado por el fabricante. Como no es
un método específico para detectar sangre, si el resultado es positivo debe confirmarse con un
sedimento de orina.
Frecuencia:
0,5-2% de la población infantil (mayor en mujeres), con una incidencia anual
0,4% en niños de 6 a 12 años.
La mayoría de las hematurias en el niño son de origen glomerular, el resto corresponde a
sangramiento extraglomerular.
Desde el punto de vista práctico esta diferenciación es muy importante, porque permite se-
parar dos grandes grupos de causas de hematuria, con una información clínica y de laboratorio
mínima que se resume en el siguiente cuadro:
Glomerular
Extraglomerular
Color
Café
Rojo brillante
Coágulos
No
Frecuente
Dolor
No
Frecuente
Proteinuria
(++)
Escasa
Cilindros GR
Si
No
Morfología GR
Dimorfismo + 80%
Isomorfismo
Acantocitos
> 5%
Los elementos clínicos (color, coágulo, dolor) sólo son de utilidad en presencia de hematuria
macroscópica, en cambio, los elementos de laboratorio sirven tanto en hematuria macro como
microscópica.
Si bien la proteinuria y cilindro de glóbulos rojos apoya el origen glomerular del sangramiento,
su ausencia no lo descarta.
El estudio de la morfología del glóbulo rojo es un buen método diagnóstico. Se efectúa a tra-
vés del examen de una muestra de orina fresca centrifugada, en un microscopio de contraste de
fases, en que se examinan de 50 a 100 células rojas y se determina el porcentaje de disformismo.
La presencia de glóbulos rojos intactos de forma y tamaño, orienta a un origen extra-glomerular.
Más de 80% de GR dismórficos es diagnóstico de sangramiento glomerular.
Un sangramiento glomerular implica la sospecha de una glomerulonefritis y en ese sentido
debe programarse la estrategia diagnóstica, en cambio un sangramiento extra-glomerular orienta
hacia un cuadro de hipercalciuria, litiasis, ITU, nefropatía del reflujo, etc., y requerirá fundamen-
talmente estudio radiológico de vía urinaria.
Hematuria
Enrique Álvarez L.
CAPÍTULO 9