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1:1 con el sodio, contiene potasio para reemplazar las pérdidas y citrato trisódico con el fin de
corregir la acidosis metabólica. Mantener la relación 1:1 de sodio y glucosa es fundamental para
el eficiente cotransporte del sodio con una carga osmolar más baja para el lumen intestinal.
Las bebidas deportivas, las gaseosas, los jugos y bebidas similares no deben usarse. Por lo ge-
neral, tienen una concentración demasiado escasa de Na+ y una cantidad excesiva de hidratos de
carbono para aprovechar el cotransporte Na/glucosa, y el efecto osmótico del exceso de hidratos
de carbono puede provocar una pérdida adicional de líquidos.
Bases fisiológicas para el uso de sales de rehidratación oral
El intestino es capaz de absorber y secretar agua y electrolitos. Gran parte del agua que se
absorbe cruza el epitelio intestinal entre las células siguiendo el gradiente osmótico generado por
el transporte transcelular de nutrientes (glucosa, galactosa, aminoácidos, dipéptidos y tripéptidos)
y electrolitos por una proteína cotransportadora específica. El ion más importante para “arrastrar”
agua y nutrientes en la absorción instestinal es el sodio.
El mecanismo de acción de las sales de rehidratación se basa en el sodio y sus mecanismos de
transporte a nivel intestinal, el que genera gradiente osmótico y por consecuencia arrastra agua
al interior de la célula y luego al torrente sanguíneo.
En la membrana luminal del intestino delgado se encuentra el canal SGLT-1 el que permite
que 2 moléculas de sodio ingresen através de la membrana celular de las células de la mucosa,
generando un gradiente electroquímico que arrastra 1 molécula de glucosa y por consiguiente
agua. Desde el interior pasa a la circulación por acción de la ATPasa Na/K+ y la glucosa lo hace
con el transportador GLUT1, ambas bombas están ubicadas en la membrana basal en contacto
con el epitelio vascular, entonces se produce por osmosis paso de agua desde el lumen intestinal
al intersticio capilar (vía paracelular o vía transcelular). El movimiento de agua por arrastre lleva
consigo otros macro o micronutrientes hacia la circulación.
El cotransporte de Na+/glucosa se mantiene intacto durante las diarreas, siendo esto la base
fundamental en el uso de SRO.
Estimación del estado de hidratación
Antes de iniciar la reposición de líquidos y electrolitos será fundamental estimar la gravedad
de la deshidratación aguda.
La pérdida de peso permite la exacta valoración de la deshidratación aguda. Al ser el agua
el componente más importante del organismo, una brusca pérdida de peso es obviamente una
pérdida de agua.
Además, de una historia clínica y una exploración física detalladas, el diagnóstico puede
complementarse con datos de laboratorio. Basándose en los niveles séricos de sodio, se puede
clasificar la deshidratación aguda en hipotónica (Na < 130 mEq/l), isotónica (Na 130-150 mEq/l)
o hipertónica (Na > 150 mEq/l). En la primera y la segunda la deshidratación es eminentemente
extracelular, mientras que en la última es intracelular. En términos de frecuencia, la isotónica
representa 80% del total de las deshidrataciones, la hipotónica 15% y la hipertónica 5%.
Los tres datos clínicos más importantes para identificar deshidratación son: llene capilar pro-
longado, turgor de la piel y patrón respiratorio.
Tratamiento según grado de hidratación
Sin deshidratación
- Valorar factores de riesgo de deshidratación (de existir, observar buena tolerancia a hidrata-
ción).
- Manejo domiciliario.
- Continuar alimentación adecuada para la edad.
- Aporte suplementario de líquidos 10 ml/k por cada deposición diarreica y 2 ml/k por cada
vómito. Si rechaza las sales puede ofrecerse otro líquido.