Ráfagas de Cultura y Arte

97 historia de Chile hay, al menos, tres de ellos que han dejado huellas; aunque el total de silabarios que hubo deben ser muchos más y no tengo acceso a un registro de ellos. El Ojo. Sin duda, el más famoso silabario chileno, fue el “Silabario del Ojo”, o Silabario Matte, creado por el educador Claudio Matte Pérez, en 1884 y publicado en Leipzig, Alemania. Matte pertenecía a una de las familias más adineradas del país y era tío de Rebeca Matte Bello, primera escultora nacional. Estaba emparentado con gente adinerada y culta, por ejemplo, don Andrés de Jesús María y José Bello López (Andrés Bello), venezolano, primer rector de la Universidad de Chile. El texto se llamó "Nuevo método para la enseñanza simultánea de la lectura y la escritura". Matte estudió pedagogía en Alemania con autorización para visitar escuelas como oyente y observador, llegando a la conclusión que había que inducir a entender y pensar, para facilitar el aprendizaje. Así, tras trabajar en esa idea, inició el silabario con la palabra (lección) "Ojo" y, luego, “mamá”. La primera edición fue de 6.000 ejemplares de la Editorial Brockhaus (Leipzig), en 1884. Diez años después, el gobierno lo declaró Texto Oficial de Enseñanza Primaria” y, en pocos años, estaba extendido a Latinoamérica y se utilizó décadas, gran parte del siglo XX. Claudio Matte fue presidente de la Sociedad de Instrucción Primaria en 1892, después rector de la Universidad de Chile y murió a los 98 años, en la segunda mitad del siglo XX. Sin duda contribuyó a mejorar el mundo. Silabario Hispanoamericano. Este fue publicado en 1945 por Adrián Dufflocq Galdames, pedagogo chileno, con ilustraciones de un famoso y muy buen dibujante, conocido con el pseudónimo de Coré, que trabajó también en la famosa revista “El Peneca”. Esa revista quedó incorporada también al patrimonio del país y se vendió, además, en otros países de América. El silbario, en 2024, lleva alrededor de 90 ediciones autorizadas y otras no autorizadas, en otros países. Silabario El Lector de Jorge. Personalmente, aprendí a leer con “El Lector de Jorge”, de Isaura Dinator Rossel de Guzmán o Isaura Guzmán Dinator quien, creo, merece unas líneas, al igual que su esposo, Manuel Guzmán Maturana. Isaura, feminista, culta y política nació en 1885 y murió en 1966, a los 81 años. Había estudiado Pedagogía en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y se había titulado a fines de 1903. Con el tiempo dirigió los liceos más icónicos de la capital y uno de ellos recibió su nombre, en homenaje. Pero, además de ser una educadora respetada, admirada y famosa fue una gran luchadora por la igualdad y derechos de la mujer. A comienzos del siglo X, junto a un grupo distinguido, que incluyó a Eloísa Díaz, Juana de Aguirre Cerda y otras, fundó el Consejo Nacional de Mujeres. Fue amiga de Gabriela Mistral y, en 1928 publicó El Lector de Jorge: método racional y psicológico de lectura y escritura, cuyo nombre homenajea a su hijo Jorge Guzmán Dinator. Por su parte, Manuel Guzmán Maturana, su esposo nacido en 1876, la apoyo y fue profesor de Castellano y poeta, con el pseudónimo de Edmundo Dantés. En política perteneció al Partido Radical llegando a diputado e integrante de muchas instituciones. Murió el 5 de diciembre de 1941. Comienzo de la lectura. Sin duda una que me educó, entretuvo y aportó imaginación fue la revista semanal “El Peneca”, que se extendió a otros países de América del Sur y tuvo, largo tiempo, la dirección de Elvira Santa Cruz, “Roxane” y también dibujos, grabados e ilustraciones de “Coré”. Como ustedes saben, muchos idiomas tienen una forma de decir “hijo de…”. En castellano es la terminación “ez”. Gonzalez significa “hijo de Gonzalo”, Rodriguez es “hijo de Rodriguez”, Fernandez es “hijo de Fernando” y Perez lo es de “Pero”; forma muy antigua de decir Pedro. En portugués se usa “es” y, en inglés, “”son” (ejemplo, Williamson). En alemán sería

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