95 Un Haywuarikuy o más conocido como Despacho Andino, es un rezo y ofrenda ritual de la tradición andina, dirigido al aspecto viviente de la naturaleza y a las fuerzas espirituales de los 3 mundos (dependiendo del contexto y tipo de despacho). Es una conjunción armoniosa y tecnológica, que genera lo que en el mundo andino se llama el AYNI (la ley de la reciprocidad cósmica), ya que restablece el orden en el universo, por intermedio de la ofrenda a los espíritus, por intermedio de una regalo, reconocimiento, plática, gratitud, etc. “El Paq'o o pampamisayoc (sacerdote andino), siempre intenta realizar una composición armónica entre sus partes, colores y formas, pues es de suma importancia, ya que le estamos hablando a fuerzas poderosas que nos anteceden por miles de años, pues es quien debe saber cómo hablar y de qué forma con diferentes fuerzas. Por lo que es muy importante en un despacho la autenticidad de quien lo hace y la energía que le pone (intención). La persona debe estar entrenada para dicho cometido.” La explicación andina sobre esta ofrenda es bien clara, el despacho contiene fuerza vital (kallpa) y es en sí un tremendo Kawsay (energía viviente) en sí mismo, ya que toma vida propia. Se suelen construir como una muestra de ofrenda y agradecimiento, también se utilizan para subsanar algo en particular, y tienen fines muy concretos como: Recuperar la fuerza vital, encontrar trabajo, gratitud y petición a los ancestros, sirven de instrumento de curación, crear abundancia, hacer crecer nuestras posibilidades e infinitas opciones más. Conectaremos con las fuerzas vivientes de nuestros lugares de nacimiento y en donde vivimos, como también con los diferentes seres que habitan las distintas pachas (espacio y tiempo). Rezaremos, cantaremos, agradeceremos y pediremos profundamente. AGRADECIMIENTOS A Dios, por cada día de vida. A mis ancestros porque me trasmitieron la vida, gracias porque todo lo que pasaron, tanto lo bueno como lo difícil, permitió que yo exista hoy. A mi papá Jorge Sandoval Ardiles, que soñó que yo fuera médico, regalándome un fonendoscopio a los 6 años. A mi Madre María Eugenia Pastén Avilés, que me enseñó la fuerza y la resiliencia con su ejemplo de vida. A mis hijos, Lyra, Pablo y Esteban por su apoyo incondicional y entender mis locuras que me mantienen cuerda. A los padres de mis hijos, por el amor compartido y por mis hijos. A mi familia, amigos, colegas y pacientes. A mi misión de médico de vocación y profesión que amo. A Anton Alliwen con su música de Alta Frecuencia. A Fresia Castro con su método de Activación Interna de la Glándula Pineal A Daniel Taropio por sus enseñanzas en Danza Primal, Psicología Transpersonal y Coaching Primordial. Mendoza. A Tania Valdés, pampamisayoc de Aymoray Templo en Cuzco, Perú, por su enseñanza en Mujer Voz Medicina, y sus actividades para conectarnos con la sabiduría ancestral andina y los Q´ero. A Mama María Apaza y su linaje, por la grandeza de la compartir La Sabiduría ancestral que han guardado por milenios. A mis compañeros de iniciación por su hermosa compañía y de manera especial, agradeciendo su ayuda Benito y a Otavio (Q.E.P.D). A mis queridos amigos del comité de Cultura y Arte de la SOCHIPE, que me permiten compartir con Uds. esta bella experiencia. De manera especial menciono al querido Dr. Luis Lira, que sé nos sigue acompañando con su alma maravillosa de médico, hombre y poeta. A nuestro querido Dr. Nelson Vargas, que de manera tan respetuosa me ayudo a editar este escrito, para compartir.
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