93 con las khuyas. Los cóndores volaban y se acercaron mucho mientras le hacían la última sanación a Tania, dos de ellos volaron sobre María y Tania. Ahí sentí que mi intuición se abría y entendí muchas cosas que antes no me daban sentido. También vi como María sanaba el miedo de una compañera que no podía tener hijos, como ese miedo tenía cerrada la posibilidad de ser madre, y sin embargo al liberarse de ello, ya era posible su sueño. Mama María me miró en eses momento y ambas supimos que ella sabía lo que yo vi. En el círculo de la noche lo confirmé, cuando en sus palabras, dijo que sabía que a algunos se nos abrieron las visiones y el entendimiento.” A todos nos cambió la mirada y la relación con la naturaleza, darse cuenta de nuestra íntima relación con todo. El ver cómo ellos son tan felices, ya que lo poseen todo. “La sociedad nos hace pensar que necesitamos cosas para no ser pobres y sin embargo, ello saben que son ricos, porque viven con la riqueza de toda la existencia.” Aún estoy tomando conciencia de esto. Cada día agradezco lo vivido a través de mi vida, lo bueno y lo difícil, ya que todas las experiencias me llevaron a este camino y saber que siempre lo he tenido todo. Gratitud, gratitud, gratitud, una danza desde lo más profundo de mí, sintiendo cómo hasta mis células y mi ADN bailan en gratitud me llenan de alegría y felicidad, por el sólo hecho de existir y Ser Humano. Recibo el grado de Pampamisayoc Anexos LAS INICIACIONES DE LA MADRE TIERRA. En la tradición andina los ritos iniciáticos marcan el paso de un nivel de conciencia a otro. La conciencia y la percepción ordinaria del ser humano, que no ve más allá de sus propios deseos y preocupaciones, da paso a una conciencia y una percepción extraordinaria que comienza a percibir una Realidad mucho mayor, todo un universo de energía despierta ante la atónita mirada del neófito que se descubre parte de un cosmos infinito y descubre también su responsabilidad en el sostenimiento de toda vida Este retiro iniciático andino está inspirado en el florecer del corazón, para el reencuentro con nosotros mismos, accediendo a la conciencia de los Andes y sus guardianes, que por generaciones han conservado las tradiciones ancestrales. Esta es una gran oportunidad de aprendizaje, empoderamiento y recuperación de lo sagrado femenino y masculino. Visitaremos templos de luz y lugares arqueológicos junto a María Apaza y familia. En las iniciaciones de la Tierra entramos en el vientre de la Pachamama, lugares especiales donde la energía de la Madre permanece especialmente activa. La iniciación de la Tierra es un momento “entre vidas”. Estás en el vientre de la Madre, es el momento de revisar tu vida. MISHA ANDINA. Se llama ‘misha’ al altar portátil que constituye el vehículo de poder personal por excelencia en la sabiduría andina Q’ero. Es una envoltura sagrada que empodera el gran maestro a sus iniciados, como concreción de la transmisión de su linaje. Cuando María Apaza, la más alta sacerdotisa Q’ero del Perú, otorga un ‘Karpay’ (una iniciación ancestral andina), lo primero que te entrega es tu ‘misha’. Esta consta de una tela especial, elaborada como ‘pallay’ (tejida con la intención de contar una historia), que puede asumir la forma de una ‘mastana’ (representación de un universo), una ‘uncuña’ (representación de la dualidad andina) y una ‘tawa’ (cuadrante de realización). En su interior contiene todos los objetos de sortilegio que necesita el iniciado para actuar, limpiar, transformar y equilibrar en el cosmos viviente (‘Kawsay’). Los objetos consagrados más estimados son las ‘khuyas’: las piedras bendecidas en una iniciación, tomadas de lugares de poder extraordinario. Así compuesta, la ‘misha’ sirve para invocar a los Apus, las Ñustas y la Pachamama, bendecir, proteger, convocar poderes secretos y sanar el cuerpo y el espíritu: transformar la energía
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