Ráfagas de Cultura y Arte

6 Es jueves y disfruto un jugo de naranjas recién exprimido junto a un café americano y una baguette con mantequilla y confitura de fresa, como muchos seres anónimos que se sientan a mi lado con un cigarrillo y con la mirada en el horizonte interrumpida por las fachadas armónicamente dispuestas. También me entrego a la contemplación deliciosa de la nada, de un momento consagrado que no podré volver a vivir; tal vez sí, de otra forma. Somos reverberación de la existencia. Estuve aquí, de paso a los 24 años, inadvertidamente, volví para instalarme con los míos a los 38, a sumergirme en el París real. Y ahora, 30 años después, estoy en el mismo punto, con el cuerpo más torturado, pero con el alma fresca, porque nuestros pasos nos llevan al retorno de lo invisible, de aquello esencial que nos dice Saint-Exupéry. Pero ¿qué significa este retorno? Busco respuesta en la belleza, en los sentimientos, en la efímera felicidad, en el sentido de existir, aquello que no sé cómo precisar, pero que lleva a la espera. En el intento del sudor de mis días, a veces asoma un atisbo de lo que será, sin tener la certeza, pero la esperanza pura de unir existencia, sentido y encuentro, en los brazos protectores y la mirada amorosa del Padre que se me revela. RETORNO Luis Lira Weldt

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