Ráfagas de Cultura y Arte

57 español que destacó por sus viñetas en pro de la igualdad de trato de géneros, y es autor de la figura. Se sabe que los 1.000 primeros días de vida son fundamentales para el neurodesarrollo y que en éste es importante la base genética, pero la relación estrecha y extensa que tiene el niño con su madre ese lapso, es determinante para todo el proceso de interacciones que determinan una influencia de crianza y de proyecciones epigenéticas, especialmente durante la lactancia, que tiene grandes ventajas nutricionales y no nutricionales, pero probablemente uno de sus mayores beneficios es que favorece decididamente el establecimiento de un contacto afectivo y visual que permite un vínculo relevante entre madre y niño; experiencia que para los hombres es mucho más difícil de experimentar. La importancia de esta conexión y el establecimiento de conductas y hábitos, están vinculados al desarrollo de áreas críticas del cerebro en formación, hecho que ha llevado al planteamiento de la extensión de este período de “ventana crítica” o de oportunidades para intervenir en el neurodesarrollo efectivo, mucho más allá del concepto temporal de los 1.000 primeros días de la vida originales, desarrollándose el concepto ampliado de los primeros 8.000 días de vida, que abarcan desde el período preconcepcional y se extienden hasta los 20 años de vida, en concordancia con las actuales tendencias internacionales de ampliar la edad de competencias pediátricas. La Figura A muestra como los procesos de desarrollo del neocórtex se extienden hasta los 20 años, mientras que la Figura B muestra la expresividad de genes relacionados con estos procesos del neurodesarrollo, dando el sustento biológico tras la extensión de la edad pediátrica Finalmente, la Figura C resume la propuesta de nomenclatura de esta Pediatría “extendida”. Es importante conocer la evolución de la población en Chile para entender claves de la relación padres/hijos en la época actual. Por ejemplo, saber que la tasa de natalidad por quinquenios ha descendido a cifras bajo 10/1000 habitantes (2023) y se proyecta que seguirá bajando; asimismo, la tasa de fecundidad se ha mantenido como la más baja del continente: en 1,2 hijos por mujer en edad fértil 2024: muy por debajo de los 2,1 requeridos para mantener niveles de población activa que soporten la población pasiva. Esto no se debe a un problema geopolítico, como lo demuestra que naciones vecinas están aumentando rápidamente su población. Por ejemplo, en Bolivia el número de habitantes aumentó de 10 a 16 millones en un período de 20 años, mientras que en Chile sólo aumentó de 17 millones a 20 y en Perú, de 28 millones a 40 millones, como se ve en la figura. Este cambio en la composición de la población implica que hay notoriamente menos niños y, por lo tanto, cada uno de ellos es considerado por sus Figura A Figura B Figura C

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