Ráfagas de Cultura y Arte

47 Civilización romana y Bizancio temprano. En la civilización romana las mujeres fueron aceptadas como médico, incluso algunas alcanzaron un gran prestigio. Conocemos nombres de Filistas y Lais, especialistas en obstetricia; Salpe de Lemos, que escribió sobre las enfermedades oculares; y Metodora junto a Aspasia, ambas del Bizantino temprano que abordaron técnicas quirúrgicas, las enfermedades del útero, el estómago y los riñones. Aspasia (no confundir con Aspasia de Mileto) se convirtió en una famosa partera y ginecóloga que sentó las bases de la práctica obstétrica. Realizó “venesección, histerectomía, varicelectomía subinguinal abierta e hidrocelectomía” y fue considerada tan grande como los mejores cirujanos masculinos de su tiempo. Cleopatra Metodora fue otra médica, ginecóloga, partera y cirujana sumamente competente que vivió en el siglo II dC. Escribió el texto médico más antiguo creado por una mujer titulado: “Sobre las enfermedades y curas de las mujeres”. Aconsejaba “aplicar papilla de patata mezclada con grasa de oca en forma de pesario”. Gran parte de su trabajo y sus conceptos sobre el cuerpo femenino todavía son utilizados por los médicos en la actualidad, como exámenes con espéculos, infecciones de transmisión sexual y otros conceptos médicos que han pasado a formar parte de las técnicas modernas de obstetricia y ginecología. Tiempo 1 Posteriormente, se produce un gran salto en la línea del tiempo, un largo período en el que no existen registros sobre el aporte de las mujeres hasta recién desde el año 1000 en que empezamos a encontrar algunas reconocidas (y otras no tanto) figuras más directas de la historia de la mujer en la pediatría. María la Judía. También conocida como María la Hebrea o Míriam la Profetisa, fue la primera mujer alquimista. Vivió entre los siglos I y III dC, en Alejandría. Es considerada como la «fundadora de la alquimia» y una gran contribuidora a la ciencia práctica. Era una respetada trabajadora de laboratorio que inventó complicados aparatos destinados a la destilación y la sublimación de materias químicas, así como el famoso Baño María, consistente en poner un recipiente con agua en el fuego y dentro de él otro recipiente con aquello que se quiere calentar.

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