46 Es importante destacar que tanto Higía, su hermana Panacea, su padre Asclepio y su abuelo Apolo, los cuatro son nombrados en el Juramento Hipocrático, que data de 460 aC y en que se establecen los principios éticos del actuar de los médicos, tanto en su desempeño profesional como en el ámbito personal. En la mitología nórdica, Nerthus es una diosa cuyo nombre traducido sería como la Madre tierra y se la señala en la obra de Tácito (56-117 d.C.) “De origine et situ germanorum”, en la que relata el culto que se le realizaba, con sacrificios en un lago, el cual ha sido identificado como la isla danesa de Fionia, donde intervendría en sanaciones y curaciones (figura). Aspasia de Mileto. Primero amante y luego pareja oficial de Pericles, uno de los gobernantes más importantes de Atenas, Aspasia (Mileto, Turquía, 470 aC – 400 aC, Atenas) fue una de las mujeres más fascinantes de la Grecia Clásica. Llegó a la capital griega con apenas veinte años y permaneció en la polis hasta el fin de sus días. Debido a la excelente educación que tenía —algo fuera de lo común para las mujeres de la época—, pronto destacó más allá de su belleza. Era hetera, una especie de cortesana ilustrada, y su presencia desataba alabanzas y críticas a partes iguales. Gracias a su personalidad sobresaliente, Aspasia se movió en un círculo extraordinario y adquirió una notoriedad muy superior a la del resto de mujeres que vivieron en su misma época. Procedente de familia adinerada, Aspasia viajó en barco hasta Atenas con su hermana y su cuñado, Alcibíades el Viejo, en torno al 450 a.C. Se desconocen los motivos por los que abandonó su natal Mileto, pero ciertamente Aspasia llegó a la principal ciudad griega para quedarse. Por aquel entonces, Atenas estaba viviendo su momento de máximo esplendor. Su líder político, Pericles, llevó a cabo numerosas obras públicas y mejoró la calidad de vida de los ciudadanos, promocionando también la cultura. Gracias a sus grandes dotes de comunicación, Aspasia empezó a codearse con algunos de los hombres más ilustres y poderosos del momento. Debido a que era hetaira, vivía libremente —al contrario que el resto de mujeres, que estaban apartadas de la vida pública— y ejercía gran influencia y poder valiéndose de su gracia e ingenio. Tenía cabellos rubios y una agradable voz melodiosa que deleitaba a hombres de todas las edades y oficios. No se sabe con exactitud en qué momento Aspasia conoció al político más prestigioso e importante de Atenas. Armand D’Angour, en su obra Sócrates enamorado, plantea que el primer encuentro entre ambos pudo haber tenido lugar en el 447 a.C. en casa del líder ateniense. Nada más verla, Pericles, que le doblaba la edad y tenía dos hijos de un matrimonio anterior, quedó prendado de su belleza y su extraordinaria habilidad retórica. Ella, por su parte, debió sentir fascinación por aquel hombre que estaba alzando Atenas a la gloria. Los ciudadanos de Atenas no vieron con buenos ojos que su principal político tuviese encuentros con una cortesana que, además, era extranjera. Algunos comediógrafos de la época llegaron a tildar a Aspasia porné (prostituta) y pallaké (concubina). Ambos vivieron juntos y tuvieron un hijo, Pericles el Joven, que probablemente nació a mediados del 440 a.C. Enseñó retórica a Pericles y tuvo a otro alumno destacado: Sócrates. El pensador acudía frecuentemente a verla, a veces acompañado de sus amigos, para mantener diálogos con ella y recibir clases de retórica. Según nos narra Jenofonte, cuando a Sócrates le preguntan cómo puede ser instruida una mujer, su respuesta es tajante: “Te presentaré a Aspasia, porque ella sabe mucho más que yo del asunto”. Al parecer, tal era la admiración que el filósofo sentía que, siempre que tenía ocasión, la recomendaba como maestra. La figura es la obra Socrates visitando a Aspasia, de Nicolas André Monsiaux, 1801, The Pushkin State Museum of Fine Arts, Moscú. En el área de la Medicina, se dice que se destacó especialmente en ginecología, donde descubrió cómo prevenir y detectar embarazos de riesgo y crear remedios naturales para el posparto. Sin embargo, sus escritos, de haberlos, probablemente estaban bajo seudónimo y hoy no hay más que reseñas a su labor. No debe confundirse con Aspasia del siglo II dC., que profundizó en estos términos y desarrolló sistemas anticonceptivos y sustancias abortivas
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