36 Kyutaro Tsunekawa Toyo (1898-1985), marinero japonés, a raíz de un desperfecto en el barco donde trabajaba, debió desembarcar en Valparaíso en 1919. Aprovechó el dinero de la compensación de la naviera para iniciarse como vendedor viajero, recaudando dinero con lo que compró su primera cámara fotográfica. En 1922 se radicó en Santiago e inició sus primeras incursiones en la fotografía comercial; primero como ayudante y, luego, fundando el “Estudio Tunekawa”, cambiando su apellido para que fuera más fácil de pronunciar. De sus muchos retratos infantiles hemos seleccionado dos fotografías de niñas pequeñas donde se puede apreciar el uso de juguetes (Figuras 3, año 1950), seguramente para poder mantener a las pequeñas más tranquilas. Muchas veces como pediatras evidenciamos ese poder que tienen los juguetes en nuestras evaluaciones. Ambas niñas están vestidas con hermosos vestidos y zapatos que quizás sean de charol (Figura 4, año 1964). Seguramente se conmemora algún evento importante por lo que sus padres decidieron tomarles el retrato. Es posible que sea su cumpleaños. Capturar la inocencia de sus miradas sin un dejo de temor al estar en un lugar extraño, parece haber sido logrado en forma excelente. En el “Retrato de Viviana” (Figura 5) de Sergio Raimundo Montecino Montalva (1916-97) el pintor muestra a su hija con cara desafíante o somnolienta, con vestido de tonos claros con diseños llamativos, semidescalza abrazando su muñeca. Este pintor se destacó por los retratos de su familia y de sus hijas. Los colores intensos y el dibujo ligero siguen el estilo del postimpresionismo. Se autodefinió como pintor de emociones y en esta obra es consecuente con esta idea. El fondo rojo intenso agrega algunos elementos en la periferia del muro que cae en un piso más claro con pinceladas y rebordes amarillos. El autor fue profesor de la Escuela de Bellas Artes durante más de 30 años, formando a destacados pintores nacionales. Fue autor de textos sobre pintores, escultores y músicos, crítico de arte, comentarista y fundador de la revista ProArte, donde impulsó a las nuevas generaciones a adquirir innovaciones estilísticas imperantes en Europa e iniciar procesos de renovación del arte nacional. En 1993 recibió el Premio Nacional de Arte y, en dos oportunidades, el Premio de los Críticos de Arte. Camilo Mori Eduardo Mori Serrano (1869-1973) retrató a su hijo (Figura 6), a quien llamaba cariñosamente “Pincoy”, nombre de un personaje mitológico de Chiloé, quien aparece sentado, con su cabeza inclinada, sus profundos ojos negros y su cabello juvenil que proyectan serenidad y ternura abrazando a su juguete de gran tamaño con vestimentas y sombrero mexicano que cubren a esta ave muñeco. Usó colores puros, especialmente en la polera y pantalones, trazos marcados del dibujo y de las figuras correspondientes al estilo expresionista. El autor, junto con otros pintores jóvenes, formaba el llamado Grupo Montparnasse, que dio a conocer sus innovaciones artísticas con las influencias de las nuevas corrientes francesas, especialmente basadas en las obras de Paul Cézanne. El estilo de sus obras es muy variado, desde el cubismo hasta el surrealismo, revelando un permanente afán creativo y renovador que Fig5. Sergio Montecino. “Retrato de Viviana” 1946 Fig6. Camilo Mori. “Pincoy” 1949 Figura 3 Figura 4 Figura 5 y 6
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