Ráfagas de Cultura y Arte

35 DE LA CÁMARA AL PINCEL María Eugenia Ávalos Anguita - Arnoldo Quezada Lagos La fotografía muchas veces ha sido una herramienta utilizada por pintores y retratistas para plasmar sus obras. Cámara y pincel, por separado, aportan belleza y poesía por las historias y emociones que nos hacen sentir e imaginar. Son imágenes que interpretamos según nuestras propias vivencias y singularidades. Quisimos hacer un paralelo entre fotografías y pinturas de diferentes artistas chilenos que por su similitud estética parecen contar historias parecidas. Carlos Dorlhiac Sabourin (1880-1973), pintor, dibujante y fotógrafo de origen francés desembarcó en Talcahuano a los 8 años. Vivió en diversas localidades entre las que estuvieron Limache, Tomé, Parral, Chillán y Santiago, donde falleció en 1973. Solía fotografiar hombres, mujeres y niños en actividades cotidianas. De la serie “Niños Chillanejos”, vemos esta bella fotografía titulada: “Niños cargan bateas con ropa lavada” (Figura 1). Se puede ver a tres niños que parecen tener entre 5 a 8 años. Dos de ellos cargan ropa en fuentes de madera. La ropa parece estar estrujada, probablemente sus madres o lavanderas, estuvieron lavándola en el rio. En el fondo parece haber agua, imagino que vienen caminando con su preciosa carga desde el borde del río. Uno de ellos parece estar susurrando algo al primero. Me llama la atención el más pequeño, que está más atrás. Si bien su cara está desenfocada, se puede adivinar que está muy cansado, quizá triste. Es muy posible que se cuestione por que trabajan, en vez de jugar. En el cuadro de Celia Castro (1860-1930) “Las playeras” (Figura 2) encontramos algunas similitudes y grandes diferencias con la fotografía. Podemos ver dos niñas descalzas caminando sobre la arena, ambas cargan un bulto sobre su cabeza cuyo contenido no es posible precisar, pero podrían ser mariscos, algas, restos de carbón u otros elementos arrojados por el mar (se ha sugerido que son paquetes de cochayuyo, que se vendían para que la gente lo consumiera en charquicán u otros guisos y evitar carencia de iodo). Gracias a los matices de colores la artista dibuja los pliegues de las vestimentas movidas por el viento marino. La niña más alta parece aceptar su trabajo, lleva además un canasto y siente la responsabilidad de hermana mayor y modelo para su hermana menor, que demuestra en su expresión el agobio y el peso sobre su cuerpo ayudándose con los brazos. Las tonalidades de azules y grises dan equilibrio a la imagen y la destreza de la artista logra plasmar el estado de ánimo reflejado en los rostros de las niñas. Esta obra abrió el camino hacia el éxito de su joven autora, pionera en varias instancias: la primera mujer en obtener una pensión del gobierno chileno para estudiar en Francia, una de las primeras pintoras profesionales de Chile junto a las hermanas Magdalena y Aurora Mira, fue reconocida entre las primeras mujeres que desafió las convenciones sociales y superó a sus compañeros varones por sus habilidades artísticas. Figura 1 Figura 2

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