124 Comienzo este texto remitiendo a la infancia. La época prolífica en que todos acostumbramos a soñar, a imaginar cosas, mundos, viajes, personajes y mucho más. Aquello era posible porque alguien, sea maestros, padres, amistades o nuestras propias lecturas nos alimentaban de historias que nos hacían pensar y, a partir de ello, crear y ampliar nuestros horizontes. Esto quiere decir de alguna forma que nuestras capacidades de imaginar se fueron creando sin que nos diéramos cuenta y nos fueron ayudando a construir nuevas posibilidades, sin que por ello nos hubiésemos enfrentado a todas las experiencias que a partir de esos relatos fuimos acuñando como propias. La imaginación narrativa viene a ser entonces una capacidad nuestra, constitutivamente humana y sin certezas de que sea posible encontrar en otras especies. Esta capacidad nos permite crear, interpretar y ser capaces de establecer conexiones entre las historias que vamos conociendo a lo largo de nuestras vidas. La imaginación narrativa sería una especie de herramienta cognitiva y emocional que no se nutre estrictamente de la literatura, sino del poder de las narraciones en distintos formatos. Debemos recordar en este aspecto que el arte en general cuenta historias y lo entendemos perfectamente en el cine, en la fotografía, y de una forma menos habitual pero muy significativa, en la pintura y otras artes visuales. A través de la imaginación narrativa somos capaces de dar sentido al mundo, comprender las experiencias de otros y proyectarnos a diversas posibilidades futuras. De hecho, es una condición propiamente humana la que nos permite construirnos en relatos que van organizando nuestras experiencias, en diversos formatos. Podría ser a través de un cuento, recuerdo personal, mito, novela, etc. Se reconoce que en la filosofía es donde mayoritariamente se ha abordado el tema de la imaginación narrativa. Por ejemplo, en su Poética1, Aristóteles analizó la forma en que las historias imitan la vida y son capaces de provocarnos emociones. No obstante, en nuestra era, es Martha Nussbaum, quien la ha desarrollado ampliamente, enfatizando la necesidad de ella para la educación y la sensibilidad moral de los ciudadanos. En este texto intentaré mostrar el concepto de imaginación narrativa y de fragilidad a partir de los aportes de la filósofa Martha Nussbaum y cómo ello encuentra una conexión con la medicina. Inicialmente describiré algunos datos biográficos que considero necesarios para dar un contexto a los conceptos que se abordarán. MARTHA NUSSBAUM Actualmente se desempeña como docente e investigadora en filosofía en la Universidad de Chicago. No obstante, ella inicialmente estudió teatro y obtuvo una maestría en Artes en su ciudad natal, Nueva York. Posteriormente, desarrolló en Harvard un doctorado en filosofía (1975). Hoy es reconocida como una filósofa contemporánea; muy influyente en el área de la ética, filosofía política y estudios clásicos. El enfoque de las capacidades, MARTHA NUSSBAUM: imaginación, fragilidad y su vínculo con la medicina Pamela Jofré Pavez
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