120 y navegamos. Fue otra sorpresa. Se veía como pueblo, aunque mucho después, el censo de 2017 dijo que solo tenía poco más de 300 habitantes. En la época de nuestra visita se veía como pueblo, pero… totalmente diferente a los de la zona central de Chile. Era como ir al lejano oeste, nos sentíamos afuerinos observados. Pueblo hermoso, en su geografía y sus palafitos y un puente hermoso y diferente uniendo ambas ribera de una entrada de mar. Hace poco descubrí que en 2025 hay un Museo de Mechuque, atesorando tradición y vida. Mechuque tiene un pasado y un presente. El pasado, maderero y de gran actividad. En el presente se inscribe su enorme y sorprendente belleza, que hace sentir que se está en otro mundo, sin pasadas de peatón ni bocinazos ni protestas con gritos, en medio de una arquitectura propia, tan diferente. ¡Oh, Mechuque, magia pura! Quicaví. A muchos niños chilenos se les asustaba con las brujas. No sé si todavía se hace con los niños actuales. Sospecho que no. Chiloé está lleno de brujas, lleno de personajes peligrosos, el Trauco, entre ellos, junto a la Pincoya y los imbunches. En el lugar está la cueva de Quicaví. Llena de magia y con la cercanía de esos personajes de la mitología chilota. La Pincoya es una mujer hermosa y joven, de pelo rubio, largo, que aparece desde el mar a danzar en las playas canciones que canta el Pincoy, y da un pronóstico de pesca. El Trauco tiene aspecto de hombre muy feo, muy bajo y mal hecho, tiene bastón y hacha de piedra y usa sombrero, poseyendo, además, mucha fuerza. Su fama dice que seduce mujeres solo con mirarlas y las deja embarazadas Vive con su esposa, la Fiura, e hija. Tienen hijos iguales al padre, si son machos. La vida del Trauco es sorprendente. Si no puede poseer una mujer que desea, pero que se protege andando siempre acompañada, la trata de seducir dejando sus excrementos frente a la casa de ella y enviándole sueños eróticos. Tanto el Trauco, como la Pincoya y la Fiura, entraron rápido en las bromas del grupo universitario.
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