201 Glaucoma - Tips, consejos y experiencias un uso posterior, se prefieren los IAC tópicos. Estos no conllevan los mismos efectos secundarios significativos que sus análogos sistémicos (acidosis metabólica, parestesia, malestar gastrointestinal, cálculos renales, entre otros)25. Se ha demostrado que los IAC interfieren con la función de la anhidrasa carbónica en el epitelio corneal y el endotelio, provocando síntomas irritantes y riesgo de edema y descompensación del injerto, aunque es muy raro27. Por lo tanto, los pacientes que toman IAC deben ser monitoreados para detectar esos efectos adversos. A diferencia de los betabloqueantes, los IAC tópicos y los alfa-agonistas, los análogos de prostaglandinas se utilizan una vez al día y, por lo tanto, son una opción más adecuada para el glaucoma crónico postrasplante de córnea. Estos agentes se administran una vez al día y se asocian con menos efectos sistémicos. No se han encontrado asociaciones directas en la literatura entre el uso de análogos de prostaglandinas y los rechazos de injertos en QPP, DSAEK o DMEK. Sin embargo, es importante una monitorización cuidadosa y regular de los efectos secundarios, ya que se ha demostrado que su uso en general, aumenta el riesgo de desarrollar edema macular cistoide28. Algunos estudios también, han demostrado la recurrencia de la queratitis herpética en pacientes con antecedentes de la enfermedad, por lo que los análogos de prostaglandinas deben prescribirse con precaución en pacientes de esta población, que se someten a procedimientos de trasplante de córnea29. A pesar de las posibles complicaciones, no hay duda de utilizarlos en pacientes con glaucoma inducido por trasplante de córnea, especialmente cuando la cirugía es la única alternativa. Latanoprostene bunod, una molécula donadora de óxido nítrico, es un agente relativamente más nuevo para la reducción de la PIO, que puede tener utilidad en este entorno, aunque no hay estudios en esta población de pacientes. Tratamiento Láser. Los pacientes con glaucoma secundario a queratoplastia que no se controlan con medicamentos pueden tratarse con trabeculoplastía láser selectiva (SLT). La SLT se ha implementado en gran medida debido a sus relativamente pocas complicaciones, y una eficacia comparable a la trabeculoplastía con láser de argón (ALT). También es repetible. La SLT se destaca por evitar el daño térmico colateral a los tejidos tratados [30]. Se dirige a las células pigmentadas de la MT y, por lo general, funciona con un ajuste de potencia de 0,4 a 1,2 mJ. El dispositivo emite puntos láser de 400 μm en 3 ns. Además, otra de las ventajas del tratamiento con SLT, es que no se asocia con la formación de sinequias posteriores31. Es importante señalar que, aunque se ha demostrado que la SLT controla la PIO elevada secundaria a un procedimiento de queratoplastia, la PIO debe controlarse periódicamente, ya que en estos pacientes, el control de la PIO puede tener un efecto variable a largo plazo. La iridotomía con láser Nd: YAG se puede utilizar en pacientes post-queratoplastia con bloqueo pupilar. Sin embargo, es posible que la córnea periférica no sea lo suficientemente transparente, lo que puede plantear problemas de visibilidad para realizar el procedimiento26. En esos casos, puede ser necesaria una ubicación más central para la iridotomía. Tratamientos Ciclodestructivos. Los procedimientos ciclodestructivos utilizados para controlar la PIO después de la queratoplastia penetrante incluyen ciclocrioterapia, ciclofotocoagulación (CFC) con láser Nd: YAG, CFC con láser de diodo, fotocoagulación con láser de argón transpupilar y la CFC endoscópica. La CFC es especialmente útil para ojos que se han sometido a múltiples procedimientos oculares, con cicatrices conjuntivales graves y escaso potencial visual. Sin embargo, los procedimientos ciclodestructivos también se asocian con una mayor incidencia de fracaso del injerto, hipotonía y pérdida visual32-33 y también pueden producir ptisis bulbi34. Por lo tanto, estos procedimientos a menudo se reservan para pacientes en los que han fallado todas las demás intervenciones. Beiran y col. y Ocakoglu y col. comunicaron un control satisfactorio de la PIO del 70% y el 72%, respectivamente, después de un año de tratamiento con CFC en pacientes post-QPP [35]. Beiran y col. además mostraron un 63% de éxito después de cinco años de la intervención de CFC. Subramaniam y col. estudiaron los resultados de la ciclofotocoagulación transescleral con micropulso (CFCTE), para el control de la PIO en ojos post-
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