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23 Mayo 2016

El lado cuestionable de las agujas del reloj

  • Dr. Eduardo López Arcos

    Dr. Eduardo López Arcos

  • Ph.D. John Ewer

    Ph.D. John Ewer

  • Dra. Carmen Gloria Betancur

    Dra. Carmen Gloria Betancur

  • Dra. Loreto Llanos Valenzuela

    Dra. Loreto Llanos Valenzuela

El sábado 14 de mayo volvió a regir en Chile el horario de invierno, tras una suspensión que en principio sería definitiva. La controversia sigue abierta y expertos en salud opinan en este reportaje especial.

Son las 23 horas con 59 minutos del sábado 14 de mayo de 2016 y el reloj está a escasos segundos de marcar nuevamente las 11 de la noche. Como si fuera por arte de magia, el tiempo está a punto de retroceder y sumar 60 minutos en la vida de todos los chilenos. Sin embargo, este salto temporal no es resultado de una casualidad del destino ni mucho menos, es fruto de la obra del hombre.

Como si todo el país se hubiera subido a una máquina del tiempo, ya son las 23 horas con un minuto, tal como hace un rato, y es imposible afirmar que este cambio ha generado algún tipo de consecuencia en la salud de la población. Esta modificación horaria es imperceptible para el organismo, al menos por ahora.

Si bien la historia, contexto y estudios que han determinado los cambios de horario en Chile han sido ampliamente discutidos, no está de más revisar la información disponible en torno a esta materia, junto con otros datos y opiniones que se han sumado a la discusión. Considerando que disponemos de una hora más, hay tiempo de sobra para volver a revisar el tema.

Si hay algo en lo que definitivamente hay consenso, es que dormir es clave para el organismo. Su importancia e influencia han sido abordadas desde distintas perspectivas, pasando desde las artes hasta las ciencias. El literato mexicano Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, más conocido como Amado Nervo, define al sueño como un “estado de divinidad”.

“El que duerme es un dios...Despiertos vemos todos lo mismo: vemos la tierra, el agua, el aire, el fuego, las criaturas efímeras... Dormidos cada uno está en su mundo, en su exclusivo mundo: hermético, cerrado a ajenos ojos, a ajenas almas; cada mente hila su propio ensueño o su verdad”, aseguró el escritor, fallecido el 24 de mayo de 1919, en su poema “Dormir”.

Cuando cesan los sueños

Expertos coinciden en las ventajas que un descanso reponedor tiene para el hombre, ya que contribuye en la coordinación de un gran número de funciones esenciales para la vida, entre ellas la secreción adecuada de diversas hormonas, la mantención de una correcta curva de temperatura corporal, la óptima ritmicidad en la presión arterial, el fortalecimiento de la memoria y el aprendizaje y el crecimiento de los niños. 

En relación a su prevalencia e impacto en la población, los principales trastornos del sueño son aquellos que en psiquiatría se denominan disomnias, dentro de los cuales se incluyen el insomnio, la hipersomnia, las alteraciones del ritmo circadiano (como el jet lag), los desórdenes del sueño relacionados con la respiración (SAHOS) y la narcolepsia. También existen aquellos trastornos llamados parasomnias, caracterizados por episodios breves o parciales de despertar, como las pesadillas, el sonambulismo y los terrores nocturnos. Finalmente, menos prevalentes pero muy perjudiciales para los pacientes que los padecen, están los trastornos del movimiento, entre ellos, el síndrome de piernas inquietas.

Todo lo anterior puede desembocar en la aparición de enfermedades como alteraciones metabólicas, obesidad, problemas cardiovasculares, deterioro cognitivo, cambios del ánimo, desórdenes mentales y abuso de sustancias. También se deben considerar los crecientes índices de accidentabilidad (leve, grave y fatal) asociados a los trastornos del sueño, percances que pueden ocurrir en el hogar, trabajo o desplazamientos.

Se trata de un tema muy complejo, que afecta a un amplio porcentaje de la población, sin distinción de sexo ni edad. Ahora bien, hay algunos desórdenes que son más prevalentes en la infancia, como el sonambulismo; el insomnio se manifiesta principalmente en el adulto joven, mientras que el avance de fase del sueño surge con fuerza en la vejez. Por otro lado, el síndrome de apnea e hipopnea obstructiva del sueño es más prevalente en hombres y el insomnio es más frecuente en mujeres. Cuando existen malos hábitos, como ver televisión, comer o estudiar en la cama, fumar o consumir otras sustancias regularmente y la automedicación, esta dificultad para iniciar o mantener el sueño, despertarse frecuente durante la noche o muy temprano por la mañana, se presenta en ambos géneros.

“Cuando cesan los sueños, cuando sus luces huyen de los ojos como pájaros sin rumbo; cuando regresa el agua al mar llevándose los rostros y los besos; cuando un viento incesante borra el nombre escrito en los abrazos que vivimos; cuando cesan los sueños, cuando llegan los días del insomnio y una lluvia de pétalos marchitos se incendia en la nostalgia, sólo queda el aroma del recuerdo fijado en esta rosa que te dejo”, dice el escritor brasileño-paraguayo William Baecker, en su poema llamado “Cuando cesan los sueños”.

Para la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño, Sochimes, la estrategia para, precisamente, evitar que “cesen los sueños” es abordar de forma integral estos trastornos, promoviendo la participación de médicos generales, internistas, otorrinolaringólogos, odontólogos, maxilofaciales, enfermeras, kinesiólogos, psiquiatras, psicólogos, broncopulmonares, pediatras, neurólogos adultos e infantiles y terapeutas ocupacionales. Es una mirada transversal y multidisciplinaria que se analizó durante su último congreso, realizado en 2015 en Coquimbo, y que probablemente se profundizará en su próxima reunión científica nacional, programada para 2017, en Pucón.

En una entrevista otorgada a SAVALnet, el presidente de la agrupación científica, doctor Pablo Brockmann Veloso, aseguró que “existen estudios que demuestran que durante los últimos cien años hemos perdido más o menos un minuto de sueño por año, por lo tanto, si uno saca la cuenta -y existen datos bien concretos que datan del año 1905- llevamos aproximadamente cien minutos menos de sueño en promedio a nivel de sociedad, es algo impresionante”.

Según el pediatra broncopulmonar de la Pontificia Universidad Católica de Chile y experto en trastornos del sueño en niños, “este fenómeno responde a cambios relacionados a los estilos de vida y cultura. La sociedad moderna ha introducido mucho consumo de medios y la última revolución que ha cambiado el comportamiento en las generaciones más jóvenes han sido las redes sociales. Se conectan hasta horas muy tardes de la noche y se van a la cama con los teléfonos o tablets, que son cada vez más pequeños, entonces ya es algo casi incontrolable para los padres y adolescentes. El ser humano no está preparado para este cambio y, por ende, está trayendo consecuencias”.

Estado de alerta

Con el retraso de los relojes en 60 minutos, comenzó a regir nuevamente en el país el horario de invierno. La decisión fue del Ministerio de Energía y se prolongará hasta el 13 de agosto. Esta modificación, a juicio de especialistas, no hace más que corregir, en parte, una medida implementada por las autoridades en base a información incompleta y sin tener una visión transversal de un tema vinculado directamente con la salud de las personas. En enero de 2015 el gobierno hizo un anuncio que generó un amplio debate en la población: “considerando variados estudios sobre la materia y los efectos que conlleva un cambio de horario dos veces al año, se decidió mantener en forma indefinida un horario único en Chile continental e insular”. 

Fue así como, de acuerdo al comunicado, comenzó a regir sólo el horario de verano durante todo el año, quedando definido en el territorio continental el huso horario tres horas al oeste del meridiano de Greenwich (-3) y el huso horario cinco horas al oeste del meridiano de Greenwich (-5) en el territorio insular.

“Esta es la mejor forma de asegurar la calidad de vida de los chilenos y chilenas y promueve el buen uso de la energía”, justificó el ministro de Energía, Máximo Pacheco. Poco después, las imágenes de los estudiantes iniciando su jornada académica sin luz natural hacían reflexionar, sobre todo porque pediatras, psicólogos y docentes aseguraban que la medida atentaba contra el proceso formativo, ya que los estudiantes no lograban un grado de concentración adecuado sin luz natural. 

Así lo subrayó la doctora Victoria Mery Canales, neuróloga del Centro del Sueño de Clínica Alemana. “Si bien nuestro organismo tiene un reloj biológico que hace que nos dé sueño en la noche y estemos despiertos en el día, ese mecanismo está modulado por la luz, por lo que iniciar la jornada con luz natural favorece el desempeño tanto laboral como académico, en el caso de los estudiantes. Por otro lado, como se oscurece más temprano, es más fácil para los padres hacer que los niños se vayan a descansar antes. Acostar a los niños más temprano no significa que ellos vayan a despertar antes al día siguiente, sino que muchas veces se gana tiempo de sueño, es decir, van a dormir más”. Si así fuera, agregó la especialista, se dejaría a la población en una condición más fisiológica y las personas deberían mejorar el rendimiento y nivel de alerta durante el día.

Esta opinión es compartida por la doctora Phyllis Zee, profesora de neurología de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern (Estados Unidos) y directora del Centro de Trastornos del Sueño del Hospital Conmemorativo Northwestern. “Cada vez hay más evidencias de que la exposición a la luz durante el día, sobre todo en la mañana, es beneficiosa para la salud gracias a sus efectos sobre el estado de ánimo, el estado de alerta y el metabolismo”.

En una investigación liderada por la especialista y publicada en la revista Journal of Clinical Sleep Medicine (doi: 10.5664/jcsm.3780), se concluye que la luz es el agente sincronizador más importante para el cerebro y el cuerpo. “Se ha mostrado que la sincronización adecuada de los ritmos biológicos internos con la rotación diaria de la Tierra es esencial para la salud”, afirmó la doctora Ivy Cheung, coautora del estudio.

El análisis incluyó a 49 trabajadores de oficina que laboran de día, 22 en oficinas con ventanas y 27 en oficinas sin ventanas. Pese a que no se demuestra una relación de causalidad, en comparación con los que tenían poca luz, los trabajadores con acceso a más luz natural dormían más tiempo y mejor por la noche, hacían más ejercicio y tenían una mejor calidad de vida. 

“Los trabajadores son un grupo en riesgo, porque en ocasiones se desempeñan en interiores sin acceso a luz natural o incluso a luz artificial brillante durante todo el día. Los resultados del estudio nos llevan a pensar que la luz natural tiene efectos poderosos sobre la salud”, reiteró Phyllis Zee.

Según los autores del estudio, los hallazgos enfatizan la importancia de diseñar oficinas que proporcionen luz natural a los trabajadores. “Los arquitectos han de ser conscientes de la importancia de la luz natural, no solamente en cuanto a los posibles ahorros energéticos, sino también en cuanto a los efectos sobre la salud de las personas que trabajan en un edificio”, agregó Mohamed Boubekri, coautor y profesor asociado de arquitectura en la Universidad de Illinois (Estados Unidos).

De vuelta en Chile, en marzo de 2016, el ministro Máximo Pacheco confirmó que el gobierno había tomado la resolución de reponer el cambio de hora a partir de mayo, en virtud de una serie de argumentos esgrimidos por médicos, miembros de sociedad civil e incluso premios nacionales de ciencias. “Estimamos que con esta decisión estamos incorporando el conjunto de los elementos que se nos ha entregado a través del proceso de consulta que hemos hecho, en el cual nos ha colaborado el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el comité interministerial que ha trabajado en la materia”, sostuvo.

La gran sequía

Existen hormonas como la melatonina que se secreta sólo cuando la luz del sol disminuye, con el fin de preparar el cuerpo para dormir. De ella dependen otras hormonas, como el cortisol, que mantiene al cerebro en alerta durante el día, y la hormona del crecimiento, que está relacionada con la reproducción y la regeneración celular. Por este motivo, cuando no se recibe suficiente luz de día, el cuerpo se resiente y la calidad de vida empeora. Los efectos del cambio de hora en la salud se pueden manifestar mediante alteraciones del sueño, cambios de ánimo y disminución del rendimiento físico y mental. Frente a este escenario, las recomendaciones más comunes son adecuar progresivamente las actividades diarias, mantener una dieta equilibrada, beber mucha agua y practicar ejercicio físico, idealmente en las mañanas. 

“Las repercusiones del mal dormir se clasifican en biológicas, sociales y conductuales, pero para ser bien específico, parten con problemas cardiovasculares: más riesgos de infarto, de obesidad, de diabetes, más riesgo de mala ingesta alimentaria. Por otro lado, también se asocia a mal rendimiento neurocognitivo, que se refleja en el mal rendimiento laboral, problemas en el colegio, agresividad, hiperactividad y somnolencia. Hay niños y personas que se catalogan de flojos y no es que así lo sea, sino que tienen sueño. Y por último, los de aspecto social, que generan problemas de pareja, familiares, laborales y por ende tienen implicancias grandes a nivel de sociedad”, detalló el doctor Pablo Brockmann.

Ahora bien, es oportuno recordar que la modificación horaria en Chile se originó en 1968 y su raíz estuvo lejos de contar con argumentos relacionados con la salud de la población. Ese año, el país atravesó por una de las sequías más severas del siglo pasado y de su historia. La situación era tan dramática que desde el norte se llevaban animales hacia el sur y se transportaba forraje en el sentido contrario. Los ganados morían de sed y los lagos se secaban. En la ciudad se alumbraba  sólo un costado de las calles y se prohibía regar o llenar piscinas. Incluso, los militares resguardaban las bocatomas para evitar el robo de agua. Las reservas del recurso eran nulas y la dependencia en un 80% de la energía hidroeléctrica hacía imperioso encontrar una solución. 

Fue así como el ingeniero civil eléctrico Edinson Román, en ese entonces superintendente de operaciones en la Compañía Chilena de Electricidad, planteó adelantar en una hora los relojes en todo Chile. La idea tuvo buena acogida en una comisión creada especialmente por el gobierno de Eduardo Frei Montalva para hacer frente a la sequía extrema que vivía el país, implementándose como una medida temporal, sin embargo, se perpetuó en el tiempo y sus repercusiones continúan hasta hoy.

En ese momento, ya había comenzado el racionamiento de energía por sectores y en horarios diferidos. “Teníamos que restringir la energía y ampliar los cortes hasta las 20.00 horas, pero el comercio se opuso porque en esa época los horarios eran regulados y todos los negocios cerraban a las 20.00. El peak de demanda se producía justamente entre las 19 y 20 horas, momento en que se prendían las luces en las casas y en las vitrinas de las tiendas, por ende, si cortábamos la luz, les matábamos el negocio”, relató Román al diario La Tercera, en una entrevista publicada en abril de 2014.

“En esos tiempos se sabía sobre la aplicación de cambios de hora en otros países, pero no como una solución para la sequía. Cuando les dije a los integrantes de la comisión que había que cambiar la hora, todos se rieron, pero se dieron cuenta de que hablaba en serio cuando les mostré mis cálculos”, recordó.

Finalmente, el gobierno emitió un decreto para cambiar la hora a partir del 2 de noviembre de ese año, dando inicio al horario de verano o “económico”. Como 1969 también fue seco, se firmó un nuevo decreto y a la postre se dictó una ley en 1970 que estableció que a partir de ese año y en los sucesivos, los relojes se adelantarían una hora entre octubre y marzo. Desde entonces, los cambios de horario han tenido algunas variaciones en cuanto a su duración y siempre han recibido cuestionamientos respecto de su real utilidad.

En muchos países del hemisferio norte, dos veces al año y a las dos de la madrugada, se adelanta o atrasa la hora en sesenta minutos, con la finalidad de aprovechar de mejor forma las horas de luz solar y lograr un ahorro energético al disminuir el consumo de iluminación artificial. El tema no es nuevo y su origen se remontaría a 1784, cuando Benjamín Franklin propuso algunas medidas para reducir el consumo de cera y velas. En una sátira publicada en el diario Le Journal de París, el científico e inventor estadounidense aconseja irónicamente que la gente debía levantarse más temprano en verano, a la hora en la que empezaba a amanecer. Con frecuencia se le atribuye erróneamente la invención del horario de verano, sin embargo de ahí surge la idea que comenzó estructurarse de manera más concreta en 1907, cuando el constructor inglés William Willet elabora un folleto llamado “El derroche de luz solar”, texto donde aconseja adelantar los relojes durante el verano en 80 minutos. El trabajo se convirtió en un proyecto que sólo, tras varios intentos fallidos, pasó a ser una ley en Gran Bretaña el 17 de mayo de 1916. Willet había fallecido un año antes víctima de una gripe y otros países como Estados Unidos y Alemania ya habían implementado la medida con el objetivo de ahorrar carbón durante la Primera Guerra Mundial. El cambio de hora en sí se reguló en muchos países en 1974, a partir de la crisis del petróleo para aprovechar más la luz solar y consumir menos electricidad.

Animales diurnos 

John Ewer, neurobiólogo del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, se ha especializado en estudiar los procesos biológicos del ciclo diurno y nocturno, utilizando como modelo a la Drosophila megalonaster, más conocida como mosca del vinagre. “Tiene un sinnúmero de ventajas experimentales y funciona de manera muy similar a todos los organismos, incluyendo los humanos”, aseveró.

Para el investigador, los relojes biológicos son motores vitales del funcionamiento corporal y tienen un enorme impacto en la vida de las personas, por lo tanto, lograr comprenderlos puede abrir múltiples aristas del conocimiento, información que posteriormente puede utilizarse de forma práctica en la productividad laboral y escolar, en el plano médico y en el mejoramiento de la calidad de vida.

“Si nuestro entorno fuera oscuro siempre, nosotros nos despertaríamos a una hora similar todos los días. El despertar y el dormir, es generado por uno, y no requiere de estímulos externos. Y eso corre para todos los animales de la Tierra, ya que evolucionaron en un mundo en que hay cambios diarios de luz y oscuridad, frío y calor, y estas transformaciones son importantes para todas las especies. El único rol de la luz es ajustar el reloj de tal manera, que la mañana para el organismo coincida con la mañana del ambiente en el cual se encuentra. Así, los humanos somos animales especialmente diurnos”, planteó el académico.

“Este reloj circadiano se encuentra en el hipotálamo y si esa área se daña puedes convertirte en una persona arrítmica, con insomnio, que te duermes y despiertas a cada rato. Tal como en el cerebro, cada órgano del cuerpo también posee sus propios relojes. El hígado por ejemplo, regula mecanismos asociados al metabolismo, activándose más durante el día”, agregó.

Una de las aplicaciones prácticas del trabajo del neurobiólogo está en el ámbito de la medicina. “Debido a que nuestro metabolismo cambia durante el día, los fármacos tienen diferente eficacia según la hora, lo cual puede ser crítico, por ejemplo, en el caso de la quimioterapia. Así, un medicamento que es efectivo se puede volver inefectivo, e incluso ocasionar daño a los pacientes”. 

En los últimos años ha cobrado fuerza un tratamiento denominado cronoterapia, el cual consiste en administrar medicamentos de acuerdo al ritmo circadiano del enfermo, convirtiéndose en una alternativa para el manejo de patologías como el cáncer y la artritis.

Según el docente de la Universidad de Valparaíso, los cambios de horario tienen una raíz equivocada, ya que el cuerpo humano debería utilizar su propio despertador biológico y no los que actualmente rigen a la sociedad. “La pregunta que debemos hacernos es si estos cambios de horario valen la pena, pero la mayoría de los argumentos que encontramos son de tipo económicos. Especialmente cuando adelantan la hora, las personas deben estar alertas antes de lo normal. Y se ha visto que efectivamente ocurren más accidentes automovilísticos, sobre todo los primeros días después del cambio, aunque el efecto persiste por varias semanas”.

“Creo que el horario de invierno debería estar fijo durante todo el año. Es más, yo retrasaría en dos horas el reloj, pero estamos muy lejos todavía de eso. Está comprobado que los cambios de horario, cuando son desfavorables, causan impacto en la población, provocando accidentes e incluso ataques cardíacos”, concluyó.

Esquemas circadianos

A partir del domingo 15 de mayo, en Chile las mañanas son más luminosas, pero los días son más cortos. Será así, por lo menos, durante los próximos tres meses y aunque en apariencia no se trata de un periodo muy prolongado, igualmente la menor cantidad de luz natural puede convertirse en un problema para la salud de las personas, por ejemplo en quienes tienen antecedentes de cuadros depresivos. Desde otra perspectiva, expertos creen que el poco tiempo de aplicación práctica de la medida puede ser contraproducente. “La modificación de este año por tres meses es muy corta, puede traer prejuicios, porque el cuerpo recién se va a estar acomodando y se va a volver a cambiar el horario”, manifestó la doctora Carolina Delgado Chávez, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de la Santísima Concepción.

Lo mismo opinó el doctor Eduardo López Arcos, neurólogo del Hospital Clínico Herminda Martín de Chillán. “El cambio de fechas de inicio de periodos de verano e invierno de los últimos años ha causado falta de tiempo de adaptación. En especial pasar de cambios cada seis meses a pocos meses disminuye el periodo de adaptación, lo que genera mayores complicaciones”. Según el facultativo, un joven o adulto se adecúa más rápido a los cambios de luz, sin embargo, los esquemas circadianos de niños, ancianos y algunos pacientes depresivos se ven más afectados.

De acuerdo a especialistas, el cambio de horario influiría negativamente en el humor y estado de ánimo de las personas, al verse alterado el reloj corporal. La vulneración transitoria del patrón sueño-vigilia podría generar somnolencia, astenia, irritabilidad, nerviosismo, cefaleas, molestias digestivas y dificultades para mantener la atención y la concentración.

En el caso de los adultos mayores, el grado de sensibilidad es alto, debido a que este grupo etario está sujeto a rutinas diarias que suelen ser mucho más rígidas. El orden y estructura de las acciones para los ancianos se puede constituir en un pilar clave en su permanente búsqueda de seguridad y motivación.

Como los ritmos orgánicos se rigen por periodicidad de 24 horas y responden a las condiciones de los cambios externos de luz y oscuridad que se producen entre el día y la noche, las modificaciones horarias producen un desajuste de los ritmos biológicos, por lo que el cuerpo precisa sincronizar su reloj interno para adaptarse a la nueva pauta, lo que en los adultos mayores podría demorar más que en una persona joven.

Expertos en gerontología creen que hay que estar muy alerta frente al estado de salud del adulto mayor al momento del cambio horario. Para quien está enfrentando su ciclo vital en forma normal, el ajuste se expresaría en síntomas leves que desaparecen al cabo de unos días, sin embargo, las personas que padecen algún tipo de trastorno neurológico podrían presentar estrés, ansiedad y menor capacidad de adaptación.

¿Quién serás esta noche?

Una de las personas que puede hablar con mayor propiedad sobre este tema es la doctora Carmen Gloria Betancur, profesora asistente del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción y past president de la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño. En su calidad de presidente de esta agrupación científica asesoró al Ministerio de Energía, tras la decisión de la cartera (revocada este año) de establecer el horario de verano de forma indefinida. Se reunió en tres oportunidades con Máximo Pacheco, entre el 2 de junio y 31 de julio de 2015. “Antes de terminar mi periodo en la presidencia de Sochimes enviamos una carta solicitando mantener el huso -4 de modo permanente en nuestro país y explicando por qué nos parecía poco ético someter a la población a mantener el huso horario de verano -3 por un año más para ver qué pasaba con las personas, sin embargo no tuvimos respuesta. Además de reunirnos con el Ministro de Energía fuimos a presentar lo mismo que le expusimos a él, a una comisión encargada de revisar este tema en el Ministerio de Salud, donde se entendió de mejor modo el tema de fondo”, recordó.

En su opinión, la decisión gubernamental de retomar el horario de invierno en Chile es una buena medida, siempre y cuando se considere en el futuro mantener este huso horario -4 durante todo el año. “Esta rectificación traerá probablemente beneficios sólo a corto plazo, ya que en agosto nos volverán a cambiar al horario -3, el cual está desfasado en dos husos horarios respecto de lo que geográfica (y fisiológicamente) nos corresponde. Los beneficios de estar en el huso horario adecuado son principalmente los derivados de reducir el jet lag social, vale decir, mejorar la capacidad de concentración y reacción en las mañanas de los primeros días de trabajo principalmente. Esto se traduce en incrementar la capacidad cognitiva y reducir el riesgo de accidentes y ausentismo o retraso laboral (o escolar), así como sincronizar nuestro funcionamiento social con nuestras secreciones hormonales y las señales del medioambiente”, explicó.

¿Pero a qué se expone la población si no se concreta el cambio permanente a un huso horario más cercano a lo que nos corresponde geográficamente? En primer lugar, indicó la psiquiatra, el riesgo es perpetuar y/o acentuar el jet lag social. “Cada primer día de trabajo de la semana (regularmente los lunes) será más difícil ajustarse a un horario que no es el que naturalmente adopta nuestro organismo cuando lo dejamos funcionar de acuerdo a las señales ambientales. Nuestro cuerpo naturalmente tiende a despertar cuando se acerca el amanecer y a dormirse cuando ha pasado ya un rato de oscuridad, y si lo desacoplamos de estas señales con un huso horario inadecuado, será mucho mayor la diferencia entre el despertar del fin de semana y de los días laborales. Esto representa un estrés extra para el organismo y tiene varias otras consecuencias asociadas, como por ejemplo mayor somnolencia matutina los primeros días de la semana, mayor desconcentración en el trabajo o en la escuela en las primeras horas de la mañana, mayor riesgo de accidentabilidad y/o de la necesidad de consumir alguna sustancia para estar más despiertos, como café, nicotina u otros activantes. Si este desfase persiste por muchos años, genera mayor riesgo de obesidad y síndrome metabólico, entre otros”, finalizó.

Dentro de toda la controversia que generó el cambio de hora, surgió una arista diferente desde el extremo sur del país. Y es que en Punta Arenas son cada vez más los profesionales de la salud y autoridades ciudadanas que creen necesario implementar un horario propio para esa zona, debido a la escasa luz natural durante el invierno. Independiente de lo que se decida para el resto de Chile, en la Región de Magallanes exigen que se adopte de forma permanente el horario de verano.

En esta materia, la posición de la doctora Loreto Llanos Valenzuela, neuróloga infantil y jefa de la Unidad de Neuropsiquiatría Infantil del Hospital Clínico Magallanes “Dr. Lautaro Navarro Avaria”, es muy clara. “Punta Arenas, como región extrema, está en una condición especial frente a la exposición solar, teniendo  muy pocas horas de luz solar en invierno, ocurriendo todo lo contrario en verano. El cambio de hora que se produjo el 14 de mayo nos afecta en forma negativa, pues en invierno el sol saldrá aproximadamente a las 10 de la mañana y la puesta de sol será entre las 16.30 y las 17 horas. Esto quiere decir que la mayoría de la población, incluido los niños, tendrán muy pocas horas de exposición a la luz solar (ya que se encuentran en sus trabajos y colegios) empezando sus actividades diarias a oscuras y al salir de ellas, también lo harán en esas condiciones”.

Según comentó la profesional formada en la Universidad de Concepción y especializada en la Universidad de Chile, “la falta de exposición solar afecta la producción de sustancias como la melatonina (que regula ritmos circadianos) y de serotonina. Lo anterior, provoca un aumento de los trastornos de sueño y mayor riesgo de depresión. Además la luz solar es indispensable para la producción de vitamina D, que se encuentra relacionada con el metabolismo del calcio y con el sistema inmunológico, entre otros. Hay una investigación realizada por la doctora Karin Brinkmann Scheihing, pediatra del Hospital de Punta Arenas, en la cual se estudió a 108 niños escolares de la ciudad, a quienes se les midieron sus niveles de vitamina D, encontrándose que en 96,3% de ellos eran deficientes (< 20ng/ml) y 3,7% insuficientes (20-29 ng/dl). La menor exposición a la luz solar con el cambio de horario podría afectar aún más la síntesis de vitamina D”.

No cabe duda que la modernidad, el estrés y también los cambios de horario desembocan en una serie de trastornos que, coinciden expertos de la salud y las letras, convierten al sueño profundo en un bien escaso, en un objeto de deseo. También en una “fortuna” y un “don” a ojos del escritor argentino Jorge Luis Borges (1899 – 1986), considerado uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX. Así lo expresó en su poema titulado “El sueño”.

“Si el sueño fuera (como dicen) una tregua, un puro reposo de la mente, ¿por qué, si te despiertan bruscamente, sientes que te han robado una fortuna? ¿Por qué es tan triste madrugar? La hora nos despoja de un don inconcebible, tan íntimo que sólo es traducible en un sopor que la vigilia dora de sueños, que bien pueden ser reflejos truncos de los tesoros de la sombra, de un orbe intemporal que no se nombra y que el día deforma en sus espejos. ¿Quién serás esta noche en el oscuro sueño, del otro lado de su muro?”.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

Dr. Eduardo López Arcos

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Ph.D. John Ewer

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Dra. Carmen Gloria Betancur

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Dra. Loreto Llanos Valenzuela

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