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No resulta aventurado postular que ciencia y religión son las dos grandes visiones sobre las cuales el mundo se sustenta. Mientras la primera trata de comprender la naturaleza del mundo material que nos rodea; la segunda se aboca a aquello que lo transciende y coloca al hombre en contacto con lo que está más allá: con el misterio de Dios y su relación con Él y el universo. 

Las relaciones entre ambas visiones presentan, en la actualidad, conflictos latentes que despiertan el interés alrededor del mundo de catedráticos, científicos, historiadores, filósofos y estudiosos en general. 

Para develar cómo estos fenómenos culturales han estado presentes a lo largo de la historia y para abandonar la creencia de que la religión es una especie de virus maligno que se opone al progreso de la ciencia, el bioquímico de la Universidad de Chile, PhD en Biología Molecular de la Albert Einstein College of Medicine y profesor titular de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Rafael Vicuña Errázuriz realizó una clase magistral sobre el tema. 

La actividad, inserta en el ciclo 2016 de SAVAL en el Arte y la Cultura, una histórica iniciativa de Laboratorios SAVAL que busca entregar un constante apoyo al desarrollo y difusión de diferentes e interesantes ramas de las humanidades, congregó a una veintena de médicos en el Club ANSCO de Rancagua.

En la oportunidad, el expositor –autor de más de 100 publicaciones científicas en el campo de la enzimología y de unas 50 en temas de ciencia y sociedad- profundizó en la relación de estas disciplinas, las que pueden abordarse desde la perspectiva histórica, epistemológica y sociológica.

“Para algunos, ciencia y religión representan caminos independientes y autónomos en la búsqueda de la verdad. Para otros, quizás la mayoría, son fuente de un conflicto que no cesa, pues proviene de afirmaciones, muchas veces, irreconciliables. Sin embargo, este problema puede ser sólo aparente, puesto que se sustenta en equívocos como la sobre estimación de los reales alcances de la ciencia o la interpretación errónea de las sagradas escrituras”, señaló el académico.

De especial preocupación es –dijo- “la actitud de sectores científicos que sobre dimensionan los alcances de la ciencia, creyendo que ésta puede responder a cuestiones que, en realidad, están fuera de su alcance. Por lo tanto, ambas no sólo son perfectamente compatibles, sino que también constituyen caminos complementarios para la búsqueda de la verdad”.

Los asistentes agradecieron el encuentro y valoraron la temática, porque fue una invitación a reflexionar –seria y serenamente- sobre posiciones que pueden afloran en el ejercicio diario de la medicina, cuando los profesionales se enfrentan a los dilemas y fenómenos que la ciencia les plantea.