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En junio de 2014 el doctor Luis Vera Benavides asumió la dirección del Hospital Base de Valdivia con el objetivo de fortalecer el trabajo que condujo poco antes al recinto asistencial de la Región de Los Ríos a conseguir su acreditación en calidad y seguridad del paciente. Un desafío complejo, pero que en virtud de la experiencia del facultativo formado en la Universidad Austral de Chile se ha ido alcanzando.

Sus habilidades técnicas tienen como sustento una maestría en salud pública basada en evidencia cursada en la Universidad Católica de la Santísima Concepción, conocimientos que lo llevaron a formar parte del Departamento de Calidad y Seguridad del Paciente del Ministerio de Salud, donde desarrolló temas de calidad, seguridad clínica y evaluación de tecnologías sanitarias, llegando incluso a asesorar al propio establecimiento de salud valdiviano en la etapa previa a la certificación. Antes de todo esto se desempeñó durante 12 años en la atención primaria en Puerto Montt, Calama y Valdivia, lo que explica su intención de optimizar el trabajo en red y mejorar los procesos integrales de atención a los usuarios.

En su primer día al mando de la institución expresó la importancia de la labor que se ejecuta a través de la macroregional extremo sur de salud, por medio de la cual se atiende en Valdivia a personas que requieren tratamientos oncológicos desde la Araucanía Sur hasta Magallanes. “Es por ello que vamos a continuar desarrollando los proyectos que ya están en marcha y que llevarán al Hospital de Valdivia a entregar cada día una mejor atención, con calidad y seguridad para nuestros pacientes”, sostuvo el doctor Vera, quien también trabajó en la Universidad Autónoma de Chile, como coordinador de salud pública y director de la carrera de medicina. En el ámbito académico, el facultativo, que ocho meses antes de su designación ocupó el cargo de director del hospital de manera provisoria, participó en proyectos nacionales e internacionales vinculados a sistemas sanitarios modernos.

- Doctor, usted se desempeñó durante 12 años en la atención primaria y después hizo un magíster en salud pública, ¿por qué decidió profundizar en esta área de la medicina?

Trabajé en la atención primaria durante 12 años en tres lugares diferentes: Puerto Montt, Calama y Valdivia. Siempre estuve muy cercano en la parte clínica a la pediatría, de hecho, me gané una beca para cursar esta especialidad, pero finalmente no sentí la convicción que se requiere para dar un paso de este tipo. En paralelo, ya venía trabajando en epidemiología, había participado en estudios sobre asma infantil y me interesaba la administración. Busqué un programa y encontré uno que estaba apoyado por la Organización Panamericana de la Salud en la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Era un magíster en salud pública y decidí tomarlo porque me pareció que era una herramienta de profundización, de grado académico y también con perfil profesionalizante, que me podía permitir acceder a tener una mirada más amplia de la salud, no sólo de la atención primaria, sino que de la salud pública en general. Mi motivación era contar con los conocimientos para poder impactar en forma más macro en políticas públicas y en el desarrollo de la salud, a través de una óptica más global y estratégica.

- En 2013 el Hospital de Valdivia logró su acreditación en calidad y seguridad, un aspecto que usted conoce muy bien por la labor que realizó en el Ministerio de Salud, ¿cuál es el trabajo que en esta área se ha desarrollado desde entonces en el Hospital de Valdivia y cuáles son los énfasis y objetivos que en esta materia se están abordando actualmente?

El Hospital de Valdivia se acreditó en octubre de 2013, por un periodo de tres años, por lo tanto ahora entramos a un proceso de reacreditación. Nos estamos preparando para eso y ya tuvimos la visita de una entidad externa para evaluarnos. Tenemos la Unidad de Calidad y Seguridad del Paciente fortalecida, con staff completo, vale decir, médico, enfermeras y un equipo de profesionales altamente capacitados. Prontamente vamos a tener una visita de la Superintendencia de Salud y en octubre o noviembre seremos evaluados otra vez por una entidad externa.

Entre 2008 y 2013, cuando estaba en el Departamento de Calidad y Seguridad del Paciente del Ministerio de Salud, participé en el cierre de los instrumentos de calidad y después en la implementación en las redes del tema de calidad. Ahora, en la vereda opuesta, todo se ve desde una perspectiva diferente. Las exigencias que parecen muy mínimas, cuando se quieren implementar, se traducen en un esfuerzo muy importante. Un hospital debe destinar mucho tiempo de su trabajo diario en avanzar en protocolos, en mejorar indicadores y en afinar sus estándares. La calidad significa un esfuerzo importante para los establecimientos de salud, trabajo metódico que obviamente debe ser premiado. Esperamos ser reconocidos por el sistema y que las instituciones acreditadas definitivamente tengan, más allá del diploma, una ventaja comparativa, en términos de financiamiento, de desarrollo y de priorización en los procesos de mejora de la salud pública del país.

- Entiendo que desde que asumió el cargo de director ha puesto especial énfasis en áreas como la recuperación de la producción quirúrgica y equipamiento médico en imagenología, oncología, urgencia y camas hospitalarias, ¿qué nos puede comentar al respecto?

El hospital tiene una producción quirúrgica y de prestaciones que ha ido mejorando progresivamente. Nosotros tenemos entre un 6 y 8 por ciento anual de crecimiento en este aspecto, lo que va más allá de lo acordado con Fonasa. Como tenemos un perfil oncológico, también debemos especializar nuestras prestaciones, objetivo en el cual estamos trabajando este año. Respecto al equipamiento médico, hemos impactado mucho. En imagenología hemos renovado, desde 2014, dos tercios de los equipos. Tenemos escáner nuevo, ecógrafos nuevos, equipos de rayos, mamógrafos y otros dispositivos. En tanto, en oncología partimos con braquiterapia de alta tasa, en urgencia hemos mejorado espacios y estamos optimizando nuestros recursos en camas hospitalarias.

Para nosotros esto es muy relevante, sobre todo ahora que se inicia la campaña de invierno. Estamos aplicando dos estrategias básicas: aumentar la hospitalización domiciliaria y las camas de medicina interna, porque entre el 70 y 80 por ciento de los usuarios que esperan cama en la urgencia de los hospitales son  pacientes que se hospitalizan en medicina interna. Además, esta región cuenta con una población muy envejecida, por lo tanto, de esas personas que están esperando camas hospitalarias, la mayoría son adultos mayores, y más aún son adultos mayores empobrecidos, que es otra de las característica de este grupo etario en la zona. En camas hospitalarias, más que el aumento en número, hemos tratado de optimizar este recurso de acuerdo a los grados de ocupación. 

- Existe, además, un proyecto de convertir al Hospital de Valdivia en un polo oncológico del extremo sur del país, mediante el fortalecimiento de las unidades hemato-oncológicas adulto y pediátrica, ¿en qué pie se encuentra esta iniciativa?

Desde el punto de vista geriátrico, nosotros estamos terminando un modelo de atención que en los próximos meses se comienza a ejecutar y junto con eso hemos fortalecido el proyecto de polo oncológico, algo que se viene trabajando hace muchos años. Valdivia tiene una tradición en cáncer de más de 50 años. No es que nosotros estemos haciendo algo nuevo, sólo estamos reordenando lo que hay, valorizando prestaciones para que tengan un reconocimiento por parte del nivel central y de Fonasa. Lo que estamos haciendo es abarcar estratégicamente las distintas líneas de acción que debe tener un polo oncológico. 

Estamos trabajando en prevención de cáncer de colon y partimos con un piloto de biología molecular para papiloma virus. Por otro lado, estamos fortaleciendo el registro del cáncer e incorporando sistemas de información geográfica, en otras palabras, esperamos mapear a nuestros pacientes espacialmente. Se han incorporado dos oncólogos, quienes se suman a los radio oncólogos terapeutas. Esto va a permitir centralizar las quimioterapias, mejorar la calidad de lo que se está haciendo. También llegó un nuevo cirujano de cabeza y cuello para poder abordar problemáticas más complejas. 

Las unidades de hemato-oncología adulto y pediátrica se inauguraron en 2015. La Unidad Pediátrica con ayuda de la Fundación Nuestros Hijos, mientras que Unidad de Hemato Oncología Ambulatoria de Adultos con fondos del Gobierno Regional de Los Ríos, que ha apoyado la estrategia incondicionalmente. Existe mejor infraestructura y mejores condiciones para los pacientes, lo que consolida a Valdivia como centro de derivación de toda la macro zona sur austral, desde Araucanía Sur hasta Punta Arenas.

- Otro de sus planes ha sido el desarrollo de un nuevo escenario para la gestión del capital humano vinculado al conocimiento y, además, la consolidación de un hospital que cruce sus fronteras físicas, estableciendo amplios vínculos con la red de salud y con la sociedad activa. ¿Cuáles son los desafíos y logros en este ámbito y cómo la apertura de un Centro SAVAL Virtual en conexión con el Hospital de Valdivia puede contribuir en estos objetivos?

Nosotros celebramos dos cosas de esta alianza virtuosa. Primero que Laboratorios SAVAL entiende que este vínculo es institucional. Hay pocas instituciones privadas en el país que comprenden que el vínculo con el sector público se hace institucionalmente, lo que es algo a celebrar y por qué no a imitar por otras agrupaciones. Esto obliga al sistema a no impedir la relación público-privada, sino que a regularla de forma más transparente y explícita.

Por otro lado, desde el punto de vista técnico, yo trabajo en calidad y sé que ésta se basa en información certera y confiable para la correcta toma de decisiones. En ese sentido, la presencia del Centro SAVAL Virtual permite disponer de información de buena calidad metodológica, a tiempo más real, lo que sin dudas ofrece una herramienta de optimización del desempeño clínico tanto de médicos como de otros profesionales que se desempeñan en el hospital. Esto finalmente impacta de forma positiva en nuestros pacientes, quienes pueden acceder a tratamientos, tecnologías y mejor calidad en su atención.

- Por último, ¿qué representa en términos profesionales y personales ser el director de un centro asistencial tan importante?

Cuando me llamaron para integrarme a este proyecto, obviamente fue un honor, principalmente en mi condición de egresado de la Universidad Austral y por haber trabajado en Valdivia. Fue volver a mi “alma mater” y reencontrarme con quienes fueron mis profesores, que ahora son jefes de servicio o docentes antiguos, y compañeros de curso. Esto significó retornar a la ciudad donde he vivido más tiempo, porque pese a haber nacido en Santiago, me siento valdiviano por adopción. Es un tremendo orgullo y responsabilidad, en lo profesional y también en lo humano. Creo que manejar un hospital de alta complejidad es un tremendo desafío y una experiencia de vida que no se borrará nunca, principalmente para alguien que se quiere dedicar ciento por ciento a la gestión pública.

Los desafíos son inmensos y las contingencias diarias, pero el ánimo, compromiso y respaldo de este equipo hace que las cosas funcionen bien, porque esta es una institución que tiene la capacidad de crecer por sí sola y cumplir con los compromisos ministeriales de autogestión, calidad, acreditación, desarrollo técnico y clínico. Este es un hospital que reconoce sus dificultades y les hace frente. Pocas instituciones tienen este sello, por lo tanto para mí es un orgullo estar al mando de esta institución.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez