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25 Enero 2016

Dr. Orlando Gatica Rodríguez:

“Si el adelanto beneficia a pacientes, todo desarrollo tecnológico es válido”

Para el oftalmólogo los nuevos tratamientos, técnicas y procedimientos han permitido mejorar la calidad de vida de muchas personas con problemas visuales en el mundo. 

El apellido Gatica en la ciudad de Rancagua no sólo se relaciona con la música y las artes escénicas, sino que también con la medicina. Uno de los miembros del esta connotada familia se ha dedicado a mejorar la calidad de vida de muchos pacientes de la región, desde hace más de cuatro décadas.

El doctor Orlando Gatica Rodríguez es un reconocido oftalmólogo de la ciudad. Estudió medicina en la Universidad de Chile y al terminar se trasladó a Sewell, la antigua ciudad minera ubicada en la cordillera de los Andes que alojó a los mineros y empleados en la que, hasta el año 2008, era considerada la mina subterránea más grande del mundo.

Por sus características geográficas y humanas, Sewell se conformó como una ciudad sumamente particular y adelantada para la época: su hospital fue, durante mucho tiempo, el más moderno de Sudamérica.

“Yo trabajaba y vivía en Sewell. Se dice que todo tiempo pasado fue mejor y a lo mejor esa frase se podría aplicar al hablar de este campamento minero. El Hospital de Sewell era un recinto muy moderno para la época. Contaba con todas las comodidades físicas. Su gran problema era el aislamiento. Si nevaba, no se podía ni entrar ni salir de él. Llegué soltero, al poco tiempo me casé, allá nació mi primer hijo. Después me vine a Rancagua y más tarde partí a mi beca en Santiago”, recuerda.

“Cuando estaba estudiando medicina, me gustaban todas las especialidades. No tenía muy claro lo que iba a hacer. En Sewell me comenzó a picar el bichito de la oftalmología, pero por nada en particular, sólo me gustó. Teníamos un tremendo centro asistencial, sólo nos faltaban especialistas. Junto a un grupo de médicos nos dimos cuenta de esa carencia y comenzamos a realizar gestiones para llevar una medicina mucho más especializada a los pacientes de esa zona”. 

“Siempre me ha gustado aprender para beneficiar a mis pacientes. Ya sean técnicas, procedimientos o nuevos tratamientos. Para mí la medicina es ayudar a los pacientes a tener una mejor calidad de vida y creo que durante mi carrera profesional lo he logrado”.

Padre de tres hijos y abuelo de 10 nietos, el doctor Gatica es un convencido de que todos los días se aprende algo nuevo en beneficio de los pacientes y de que la medicina tiene diversos caminos tecnológicos para alcanzar ese bienestar, por eso hay que estar en contante proceso de actualización.

Actualmente, trabaja en la Fundación de Salud El Teniente y en su consulta privada en InterSalud, donde nos recibió para conversar de manera amena sobre la evolución de la oftalmología nacional. 

- Tenemos entendido que usted fue uno de los primeros oftalmólogos becados por la FUSAT. ¿Cuéntenos cómo fue esa experiencia?

Cuando yo me especialicé en oftalmología no existía la Fundación de Salud El Teniente (FUSAT), ésta se creó muchos años después. En ese entonces funcionaba la Sociedad Minera El Teniente perteneciente a Codelco Chile, donde a un grupo de médicos generales nos comenzó a preocupar el futuro de nuestros pacientes. Pensamos en la posibilidad de que se formaran becados en distintas especialidades, las cuales –en ese momento- el Hospital de Sewell no tenía. Yo fui el primero en obtener la beca en oftalmología, porque había una falencia de oftalmólogos y, posteriormente, se formaron cardiólogos, urólogos, anestesistas, otro oftalmólogo y varios especialistas más. 

- ¿Qué hizo una vez finalizada su beca?

Cuando terminé la beca volví a Rancagua, porque el Hospital de Sewell se había cerrado. Cuando se nacionalizó el cobre, proceso que terminó en 1971 aproximadamente, se inició la llamada “Operación Valle” para trasladar a los habitantes de Sewell a Rancagua, porque el Estado no podía asumir los gastos del campamento. También se reubicó el hospital en Coya. Mi oficina quedaba en Rancagua en la Sociedad Minera El Teniente, pero me tocaba ir a operar regularmente a Coya. Era un trabajo muy entretenido y dinámico, pero ahora es mucho más entretenido. 

- Hoy que es un oftalmólogo reconocido en la zona, con una gran experiencia en la profesión, ¿cómo resumiría su vida profesional?

En una palabra: feliz. 

- Usted fue un impulsor de operativos solidarios en la zona, algo que mantiene siempre en un bajo perfil. ¿Existe alguna cosa que profesionalmente aún le queda por hacer? 

La verdad es que sí. Soy un convencido de que la mano izquierda no tiene que saber lo que hace la derecha. A través del Club de Leones hemos realizado operativos incluso en el sur de Chile en el Skorpios. En un viaje que realicé, me di cuenta que había una gran soledad en la parte oftalmológica en la isla de Chiloé. Conversamos con don Constantino Kochifas la posibilidad de extender las paradas en ciertos puertos para que mientras los turistas recorrían el lugar, un grupo de médicos pudiésemos revisar a los habitantes de la zona. Así lo hicimos, por ejemplo, en Puerto Aguirre y Melinka. Fue un trabajo bien bonito, porque era una posta: nosotros revisábamos y un grupo posterior se encargó de llevar los lentes. Además, cuando las cataratas no se operaban tan rápido como hoy, organizamos un programa para operar a esos pacientes. El Hospital FUSAT nos facilitaba sus instalaciones y nosotros colocábamos la mano de obra. Un grupo de cuatro oftalmólogos trabajábamos en esa época, más dos tecnólogos médicos, personal del hospital y gente de pabellón que creyó en este programa. Operábamos sábados, domingos y festivos, gratuitamente. Actualmente, no continuamos con este proyecto, porque afortunadamente existen más posibilidades de acceder a esta intervención gracias al Plan Auge, eso sí seguimos viendo a personas cuando nos piden realizar operativos en sectores rurales de la región.

- La oftalmología es una especialidad que ha crecido mucho con el tiempo. ¿Qué es lo que usted destacaría de esta evolución a nivel nacional?

Es una especialidad que está en constante desarrollo y ha crecido muchísimo. Es totalmente distinta a la que estudié. He tenido que aprender a operar cataratas de seis a siete maneras diferentes. A nivel nacional está en un muy buen pie. Uno, porque los profesionales nuevos tienen muy buen entrenamiento en el extranjero. Los jóvenes vienen con muchas ganas e ímpetu desde el pregrado. En nuestra época no era tan fácil acceder a becas en el extranjero, en cambio hoy es casi un must. La globalización ha ayudado a eso, porque actualmente uno está conectado con prácticamente todo el mundo. Lo que se está haciendo en Alemania lo estamos practicando al poco tiempo e incluso antes en el país. Existen muchos procedimientos y tecnologías a las que nosotros tenemos acceso antes que ellos, gracias a la influencia de Estados Unidos. Hay profesionales que vienen a Sudamérica y presentan novedades mucho antes que en Europa. En ese sentido somos bastante privilegiados. Y, segundo, hoy tenemos mejor acceso a créditos, algo que décadas atrás era más complicado. Eso nos ha permitido contar con excelente tecnología para nuestros pacientes. 

- Usted fue uno de los primeros especialistas en traer la cirugía refractiva a la región. Cuéntenos un poco sobre eso.

Tuve la suerte, hace unos 20 años atrás, de conocer a Steve Trockel, pionero en el desarrollo y aplicación de láser excimer en la cirugía refractiva corneal y el primero en reconocer el significado de tal aplicación. Éramos 12 profesionales que conocimos la técnica. Desde entonces, gracias a viajes de capacitación en el extranjero, me di cuenta que era una cirugía que tenía muchísimo futuro, pero que utilizaban instrumentos que, para la época, eran carísimos. Nosotros fuimos el tercer centro en contar con el láser excimer que hubo en Chile. Desde entonces, hemos podido atesorar una experiencia bastante amplia. Me sigo maravillando con la evolución que ha tenido toda la infraestructura tecnológica, porque nos ayuda a mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes. 

- De qué manera vislumbra usted el futuro de la oftalmología en el corto, mediano y largo plazo. ¿Hacia dónde va encaminada la especialidad?

Nosotros en la especialidad de oftalmología utilizamos tecnología diseñada en la NASA. Qué tendrá que ver la NASA con nosotros, se preguntarán muchos. Bueno, hemos hecho uso de los adelantos desarrollados por ellos en el área de la nanotecnología. Por ejemplo, en la cirugía refractiva, el ojo tiene un seguimiento parecido al de los misiles a nivel microscópico. Gracias a ellos, podemos realizar cortes de un par de micrones de la retina, algo impensado antiguamente. Si bien todavía existen retos pendientes, estos desarrollos podrían ayudar a tratar la presbicia, esa condición en la que el cristalino no cambia de forma tan fácil como antes, haciendo difícil la visión de cerca. Actualmente, existen muchas cirugías. Pero, al haber muchas, tenemos un indicador que las técnicas aún no son buenas. Así es que podría ser que tengamos novedades en un futuro cercano. Por otro lado, la utilización de células madre en la especialidad y la terapia génica están en pleno desarrollo. Todavía existe un campo que se está descubriendo y se tiene que desarrollar. 

Por Carolina Faraldo Portus

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