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22 Mayo 2016

Dr. Rodrigo Vergara Fisher:

“La innovación es fundamental para el crecimiento y progreso de la medicina”

Para el nuevo director de la Escuela de Medicina UV, en la institución se está viviendo un momento crucial que permitirá abrir un campo de desarrollo para los alumnos de pre y postgrado.

En marzo de 2016, la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso (UV), inició un nuevo proceso de cambios. Por un lado, las Escuelas que la integran concentraron su matrícula en el Campus de la Salud de Reñaca, su nueva sede; y por otro, asumieron las actuales autoridades, elegidas en diciembre pasado, luego de la votación del claustro académico del plantel.

El doctor Rodrigo Vergara Fisher, destacado pediatra infectólogo del Hospital Carlos van Buren de Valparaíso y ex director del Departamento de Preclínicas de la Facultad de Medicina UV, asumió el cargo de director de la Escuela de Medicina. 

Este médico cirujano de la Universidad de Chile y pediatra de Universidad Católica, llegó a la Región de Valparaíso en la década de los 90’, donde se incorporó como docente en la casa de estudios porteña. 

Si bien en algún momento quiso dedicarse a la psiquiatría, su pasada por pediatría en el pregrado hizo que los niños fueran desechando esa idea. “Conocer e interactuar con pacientes pediátricos me encantó. Los niños son entretenidos, el trabajar con ellos y los padres es bien enriquecedor. Cuando me formé no existía la subespecialización en infectología, pero me he dedicado en la práctica a ella”, resalta.

Luego de meditarlo bastante, el doctor Vergara decidió presentar su candidatura al cargo de director de la Escuela de Medicina UV, para lo cual contó con el apoyo de un grupo de destacado de académicos. Sus años de docencia, su relación con los alumnos y su participación en varios de los claustros donde se tomaron decisiones importantes acerca del futuro de la Facultad, “me hicieron sentir que tenía un compromiso especial con la Escuela y que debía continuar con la labor que había realizado mi predecesor. Eso me llevó a querer aportar y apoyar desde esta otra vereda”.

Para conversar sobre esta nueva etapa dentro de su trayectoria académica y profesional, el doctor Rodrigo Vergara Fisher conversó con SAVALnet en su oficina ubicada en el Campus de la Salud en Reñaca.

- Doctor, ¿cómo fueron sus inicios en docencia y qué lo impulsó a practicarla?

Cuando estaba estudiando comencé a practicarla como ayudante de la cátedra de Salud Pública, donde participé haciendo clases y talleres. Eso me entusiasmó bastante. Mientras estaba desarrollando la beca de pediatría en la Universidad Católica, como becarios teníamos la tarea de apoyar en la docencia de los internos que iban entrando, práctica que se realiza en varias casas de estudio. Una vez finalizada mi especialidad, me ofrecieron unas horas docentes con becados e internos. Pero yo diría que este tema se oficializó cuando me trasladé junto a mi familia a la Región de Valparaíso en 1996. Rápidamente comencé a trabajar en la Escuela Universidad de cómo docente de pediatría y microbiología y, desde entonces, pertenezco al plantel. 

- En todos estos años de docencia, ¿cuáles diría usted que han sido las innovaciones que ha experimentado la Facultad de Medicina UV? 

La Facultad de Medicina, desde que se formó hasta hoy, ha vivido un largo proceso de desarrollo que ha tenido varios puntos destacables. Dentro de los principales se encuentra, sin duda, uno que fue muy difícil: el cambio de la malla curricular, que buscaba entregar una educación médica integrada, moderna, flexible y a lo largo de la vida, es decir, mucho más práctica. La idea era estimular la búsqueda y el análisis de los estudiantes e incorporar la investigación como una herramienta fundamental en el proceso formativo. Otro gran hito fue la obtención de la acreditación de la carrera por cuatro años, que para el año 2000 fue motivo de orgullo, porque fue la primera en su disciplina a nivel nacional en conseguirla. No podemos dejar de lado la construcción del edificio docente Dr. Bruno Günther Schaffeldt, infraestructura que favoreció el desarrollo de investigación básica junto a la incorporación de científicos con grado de doctor. Y el último, es el que toda la Facultad de Medicina se haya trasladado a su nueva sede en Reñaca. Eso nos ayudó a reunir a todas las Escuelas en un mismo lugar. Hace mucho tiempo necesitábamos cambiar la estructura en la que estábamos. Este nuevo edificio logra eso: mejores condiciones para el estudio y trabajo de alumnos, profesores y administrativos. 

- En marzo de este año asumió el cargo de director de la Escuela de Medicina UV. ¿Cuáles fueron sus motivaciones a la hora de asumir este desafío?

El doctor Cristian Salazar Zencovich –después de ocho años en el cargo y 11 de ejercer como docente en la Facultad- decidió dejar la universidad para asumir funciones como médico en la Región Los Lagos. A mi juicio, su trabajo fue muy bueno y era necesario mantenerlo. Así que empecé a madurar la posibilidad de presentar una propuesta. Mis años de docencia, mi relación con los alumnos y mi participación en varios de los claustros donde se tomaron decisiones importantes sobre el rumbo de la Facultad, obviamente me hicieron sentir que tenía un compromiso especial con la Escuela y que debía continuar con la labor que había realizado el doctor Salazar. Eso me llevó a querer aportar y apoyar desde esta otra vereda. 

- ¿Cuáles serán los ejes centrales de su dirección?

La verdad es que los podríamos dividir en aquellos que tienen que ver con aspectos estructurales y con las formas. Estructuralmente hablando, nos tocó todo el cambio a este nuevo edificio. Eso es una gran tarea, sobre todo porque necesitamos adaptarnos. Al principio, va a ser un poco complicado, pero nos va a abrir un campo de desarrollo y crecimiento que todavía no hemos dimensionado. Y en cuanto a la forma, queremos generar una nueva manera de relacionarnos con los campos clínicos, para establecer un vínculo simbiótico entre la Facultad de Medicina UV y los diferentes centros. También vamos a seguir incentivando el desarrollo de la investigación, a través de una comisión que apoye a los clínicos, ya sean docentes o colaboradores de la universidad, para establecer relaciones con los investigadores básicos y así realizar una asociación. Además, tenemos que implementar las innovaciones curriculares que faltan y que han estado en desarrollo durante muchos años, es decir, que el estudio dependa más del propio estudiante que de las clases magistrales. En lo administrativo, trataré que esta administración sea de puertas abiertas, para representar a los distintos estamentos de la Escuela. Esos son los ejes centrales.

- Con respecto a los internos y becados, ¿cuál es el énfasis que usted considera importante imprimir en la formación de los nuevos médicos y especialistas?

Nuestra intención es que nuestros alumnos, antes de llegar al internado, tengan mayor trabajo autónomo para que cuando entren a esta etapa más preparados. La idea es que el interno sea capaz de actuar como médico, obviamente tiene que seguir instruyéndose, pero esa es nuestra meta. Existen algunos aspectos del internado que debemos uniformar, sobre todo aquello que tiene que ver con las actividades que se realizan en los diferentes campos clínicos e internados. Buscamos que todos los internados sean similares. Con respecto al tema de los becados, como Facultad de Medicina UV asumimos un compromiso ministerial para aportar al país con el doble de médicos especialistas y para eso debemos contar con los tutores necesarios, para que tengan una formación guiada. Esa tarea es tremenda y nos hemos propuesto hacerla bien. 

- En ese sentido, ¿existirán innovaciones en la malla curricular y el plan de estudios?

Las innovaciones se hicieron hace algunos años, lo que sí queremos es revisar y ver si es que se necesitan hacer nuevos cambios o ajustes. Nuestro objetivo principal es disminuir la docencia presencial, lo que va a demorar un poco más en que sea asimilado por todos los estamentos. Hemos avanzado mucho, pero aún nos queda camino. 

- ¿Qué nos podría comentar sobre los desafíos actuales de los docentes de la carrera?

Cuando se comenzó a implementar el cambio de malla, se desarrollaron cursos de capacitación para nuestros docentes sobre la base de un currículo basado en las competencias. Y eso ha tenido una implementación un poco lenta, que estamos seguros que irá mejorando y esa es nuestra tarea: llegar a todos aquellos lugares donde todavía eso no se pone en marcha en un cien por ciento. Nuestro objetivo es que haya espacios de discusión, donde el alumno investigue, busque y conozca por sus propios medios y utilice las actividades presenciales para debatir y confrontar distintas visiones sobre diversos temas o problemáticas médicas. En bioética, salud pública e introducción a la clínica médica se trabaja de esa manera y en los internados también, pero nos falta implementarlo en los ramos intermedios, para darle una mayor autonomía al estudiante, sobre todo en la actualidad donde la información está al alcance de la mano. 

- Según su experiencia, ¿hacia dónde deben orientarse los esfuerzos de las universidades chilenas para formar los médicos que Chile necesita?

Existe una visión reciente de la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech) que postula que nuestro país necesita dos tipos de profesionales: médicos generales o familiares, que tengan una profundización en términos generales y especializado en manejar a la comunidad dentro de un entorno bio-psico-social; y, por otro lado, especialistas formados también en medicina general, para que sean capaces de realizar esos dos roles. Nosotros optamos por formar médicos generales que pueden también formarse como especialistas si es así el deseo. 

- Por último doctor, su período tiene una duración de dos años, me imagino que con la posibilidad de extender ese periodo. ¿Qué es lo que usted busca proyectar en sus egresados?

Me gustaría que los futuros médicos UV sean médicos comprometidos con sus pacientes y su país. Buenos profesionales. A veces, los médicos tenemos mala fama. Hay de todo, como en todas partes. Me toca ver en el hospital, con frecuencia, cirujanos infantiles que van a operar un sábado en la noche, que van a ayudar a un compañero que está solo, porque la cirugía es complicada; o ver a cirujanos jóvenes que son apoyados por otro más experimentado en alguna cirugía rara; u otorrinos que llegan los fines de semana a hacer operativos, pero nadie habla de eso, todos destacan lo negativo. Existen muchos profesionales que aman su profesión, que se entregan al servicio público y a sus pacientes. A mí me gustaría que las nuevas generaciones sean como esos médicos: comprometidos. Los estudiantes actuales reciben una educación que nosotros no tuvimos. En parte, porque la medicina ha cambiado y también porque se han introducido nuevos conceptos, como la innovación, una valor fundamental para el crecimiento y progreso de la medicina.

Por Carolina Faraldo Portus

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