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La encargada de membrecía del capítulo chileno del American College of Physicians (ACP), doctora María Eugenia Pinto, seleccionó entre los miembros más antiguos de la organización a aquellos profesionales que cumplían con los requisitos para acceder a la calidad de Fellow, vale decir, médicos que hayan demostrado un compromiso permanente con la actividad clínica, docente y de investigación, así como con la agrupación científica.

La lista de nombres fue elaborada por el comité de credenciales del capítulo chileno y posteriormente despachada para la aprobación final por el Board of Regents del ACP en Filadelfia, Estados Unidos.

“Los nuevos fellows son invitados a asistir a la convocación que se hace cada año en Estados Unidos, que consiste en una ceremonia masiva, que esta vez se realizó en el Centro de Convenciones de la ciudad de Washington y que se inicia con una procesión solemne, donde todos  están investidos con la toga y birrete ceremonial”, relata el doctor Michel Baró, quien recientemente se incorporó a este selecto grupo.

Posteriormente, prosigue el facultativo, “se presentaron todos los capítulos del College, incluido el chileno, con cuatro representantes, y finalmente se realizó la promesa del ACP, momento desde el cual ya se es oficialmente Fellow”. Este año los convocados fueron tres mil 600 médicos, la inmensa mayoría de Estados Unidos, pero también había muchos profesionales de otras latitudes. El doctor Baró era uno de ellos.

Este médico y magíster en medicina interna se formó en la Universidad de Chile, Hospital Salvador y en la Pontificia Universidad Católica. Posteriormente, ya instalado en Puerto Montt, desarrolló “un proceso de auto-formación en gastroenterología” -según define- haciendo varias estadías en el Hospital Salvador y el Hospital Clínico PUC. Su esfuerzo fue premiado en 2004, cuando aprueba la certificación de especialidad en gastroenterología ante la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas (CONACEM). En su tiempo libre, es un aficionado a los deportes y a la práctica de distintas actividades outdoor. Además, es un amante de la fotografía, particularmente de fauna y paisajes.

Actualmente, se desempeña en el Hospital Dr. Eduardo Schütz Schroeder de Puerto Montt, realiza práctica privada en la Torre de Consultas Los Andes y es profesor asistente en la sede regional de la Universidad San Sebastián. 

- ¿A qué se debe su interés en la medicina interna y gastroenterología?

La medicina interna se da como una vocación natural, que tiene que ver con algunos rasgos de la personalidad, un poco obsesiva, la capacidad de estudio y la meticulosidad aplicada al momento de formular un diagnóstico en base a una buena historia y examen físico del paciente. El internista también tiene amor por la ciencia en general y en particular  por la aplicación del método científico a la práctica clínica. La  dedicación a la gastroenterología, por otro lado, en un principio fue fruto del azar. Cuando llegué a Puerto Montt no había gastroenterólogo, y me pidieron que me hiciera cargo del tema. En esa época me atraía más la medicina intensiva y las enfermedades infecciosas. Con el tiempo le tomé afición a la disciplina y nunca más la dejé, al punto que actualmente presido la Filial Centro-Sur de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, que agrupa a los gastroenterólogos desde la Región del Maule a Magallanes.

 - ¿Cómo se organiza la American College en nuestro país?

 El capítulo chileno del ACP nació como consecuencia de especialistas nacionales que partieron a formarse en la década del 60 a distintos centros de excelencia de Estados Unidos, gracias a las becas ofrecidas por la Fundación Kellog. Entre estos se puede mencionar a los doctores Carlos Quintana, Alejandro Goic, Eduardo y Ricardo Katz, Jaime Klinger y Ennio Vivaldi, entre otros. En esa época el Board of Regents del ACP aprobó que sus directivos realizaran giras latinoamericanas, contactando a sus antiguos becarios y organizando actividades en conjunto con las sociedades locales de medicina interna. A instancias del doctor Hernán Alessandri, la Sociedad Médica de Santiago (SMS) fue la más entusiasta para estrechar esta relación. El primer curso del ACP en Chile fue el año 1968. En 1982, bajo el liderazgo del doctor Enrique López Caffarena, se creó la primera región afiliada internacional del College, precisamente en Chile. Desde entonces ha existido una relación simbiótica entre el ACP y la Sociedad Médica de Santiago, donde la mayoría de sus miembros tienen doble militancia en ambas instituciones. Incluso los presidentes de la SMS solían ser gobernadores del capítulo chileno después de finalizar su período. Hoy en día existe una campaña por reclutar interesados en participar en las actividades del ACP, partiendo desde los estudiantes de medicina a los residentes de programas de especialización. Ellos pueden acceder a variados beneficios, como herramientas educacionales on line, asistir a los cursos anuales y recibir el Annals of Internal Medicine, una de las mejores revistas de medicina, que es editada por el ACP.

 - Ser distinguido como Fellow es considerado un alto reconocimiento dentro de la comunidad científica…

 La calidad de Fellow es un reconocimiento de los pares a quienes destacan dentro de la medicina interna por su formación continua, dedicación a la docencia e investigación. Designa a quienes se preocupan por ser cada vez mejor dentro de la profesión y por entregar una atención de salud de la más alta calidad. Esto se visibiliza a través de la sigla que acompaña al nombre: Dr. Michel Baró, FACP (Fellow of the American College of Physicians).

 - ¿Cómo recibe este nombramiento?

 Es sin duda un hito relevante dentro de mi carrera profesional. Por un lado me siento satisfecho por todo lo realizado hasta el momento, que sería largo de enumerar. En 25 años realmente se pueden llegar a hacer muchas cosas. Por otro lado, esto no un techo, es un nuevo punto de partida desde el cual es necesario proyectar qué más se pueda aportar en mi actividad profesional, la academia y el servicio público.

 - ¿Cómo se traduce todo esto a la práctica?

 No mucha gente entiende qué significa el FACP que se agrega en la firma. El Fellow tiene derecho a votar y ser elegido en las elecciones del ACP y puede patrocinar el ingreso de nuevos miembros o nuevos fellows. Los deberes son muchos, ya que la calidad de FACP supone que uno se constituye en un modelo a seguir por otros colegas más jóvenes, estudiantes de pre y postgrado, etcétera. No sólo en lo técnico o disciplinar, sino que en valores, comportamiento ético y preocupación por los pacientes, que merecen todo el cuidado, afecto y respeto que podemos brindarles.

- ¿Quién lo acompañó a la ceremonia?

 El total de la delegación chilena estuvo compuesta por aproximadamente una decena de personas. En la convocatoria participaron el gobernador saliente del capítulo chileno, doctor Guillermo Conte FACP; el gobernador electo, doctor Luis Noriega FACP; y el también nuevo Fellow, doctor Pedro Meneses, de Valparaíso. Otros chilenos recién nombrados no pudieron asistir en esta oportunidad, pero pueden hacerlo en los próximos dos años después de la designación. Entre ellos están mis compañeros de curso de la Universidad de Chile, doctores Marco Arrese y Alejandro Afani.

- Como Fellow y médico formador, ¿cuáles son los desafíos a futuro?

Tiene que ver con los deberes antes mencionados. Personalmente tengo un gran cariño por la medicina interna. Creo que un subespecialista, en mi caso gastroenterólogo, no debe dejar de ser internista y tener la capacidad de ofrecer una atención integral al paciente. Si a un enfermo mío de reflujo le diagnostico además  hipertensión, diabetes o depresión, se la trato en primera instancia yo mismo. Me parece que acotar demasiado el campo de acción de cada cual y que cada patología sea tratada por un especialista diferente, es de todo punto de vista contraproducente. Si de alguna forma logro transmitir este mismo punto de vista a las generaciones jóvenes, me parece sería un buen aporte. Lo mismo que la satisfacción por el trabajo bien hecho, la rigurosidad, el razonamiento lógico y la compasión aplicados a cada etapa del cuidado de los enfermos, desde que se lo recibe en urgencia hasta el control en el policlínico.

 - Si bien Puerto Montt ha crecido mucho durante los últimos años, siempre representa un desafío complejo ejercer la medicina lejos del gran polo de la salud nacional, representado por Santiago, ¿qué piensa al respecto?

Venir a ejercer a Puerto Montt ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida. El ejercicio en la ciudad ha sido siempre muy estimulante, ya que muchas cosas estaban por hacer. Me tocó colaborar en la puesta en marcha de la primera UTI pública y la primera UTI privada en la Clínica Los Andes. Dentro de la gastroenterología hice muchas “primeras veces”: primera colonoscopía, primera ligadura de várices, entre otras. Describí el primer caso conocido de infección por Hantavirus en Chile, creé el programa regional de SIDA, el primer comité de asistencia nutricional intensiva, sólo por mencionar algunas cosas. Probablemente si me hubiera quedado en Santiago habría sido uno más del montón. Cero aporte. El nivel de la medicina que se hace en Puerto Montt hoy en día no tiene nada que ver con lo que se hacía hace 25 años atrás. El nuevo hospital es una maravilla y quedan muy pocas cosas por hacer, como cirugía cardiovascular, trasplantes, oncología. Para eso sólo falta atraer o formar nuevos especialistas, ya que los recursos físicos ya están.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez